Primero había que enjuagar, luego jabonar, otra vez enjuagar, y siempre restregar; el sol secaba la ropa sobre la hierba o tendida en un cordel
No cabe duda que la lavadora fue un gran invento, pero no siempre se ha vivido tan cómodamente como sucede en nuestros tiempos, y para valorarlo hay que mirar al pasado preguntando a los mayores del lugar. En este caso, acerca de las tareas domésticas, todas ellas realizadas por las mujeres.
Una de las más duras era el lavado a mano, antiguamente en lugares donde no había suficientes recursos, tenían que lavar la ropa en el río. Para ello iban con canastas o barreños de ropa y arrodilladas en el suelo hacían su colada.
Primero había que enjuagar, luego jabonar, otra vez enjuagar, y siempre restregar. El sol secaba la ropa sobre la hierba o tendida en un cordel. En muchos lugares no sólo se lavaba la ropa, también la loza como muestra una de las fotos en la que una joven lava los cacharros en el río Tormes. Ya quedan pocos lavaderos y lavanderas, y menos a orillas de los ríos.
La técnica ayudó a cuidar las manos, las lavadoras mecánicas y luego las eléctricas liberaron a las lavanderas de este duro trabajo.
Las fotos adjuntas muestran la dura tarea que suponía en otros tiempos el lavado a mano.
PRIMERA
Vista de Salamanca con lavanderas.
Pelayo Más (1927).
SEGUNDA
Lavando a mano en el río (La Sagrada).
Fuente: Pueblos de España.
TERCERA
Una joven lavando la loza en el Tormes.
Foto: Felipe Torres.
CUARTA
Lavanderas tendiendo la ropa en las cuerdas.
Felipe Torres.