OPINIóN
Actualizado 24/02/2020
Alfredo Pérez Alencart

Lilliam Moro leyendo en el Teatro Liceo de Salamanca, ante Elías, Salas, Fernández Labrador, Pérez y Barrera (Foto de José Amador Martín)

Magnífica poeta y mejor persona, si cabe, impregnada de un magma de generosidad extrema. Llilliam Moro vivió cuarenta años en España y ahora, desde hace dos lustros, lo hace en Miami. Hace unos 10 días le transmití el afecto de muchos poetas españoles y americanos, sabedores de su delicada salud.

Los poetas y escritores cubanos residentes en Miami y en otras ciudades de Estados Unidos, prepararon una tertulia para celebrar su obra poética y narrativa. Estaba prevista su presencia, pero la enfermedad le impidió estar con tanta gente que le quería demostrar su afecto y admiración. El acto se celebró el pasado viernes 21 de febrero en los salones del Miami Hispanic Cultural Arts Center, conducido por el periodista y escritor Luis de la Paz. En ella intervinieron varios de sus buenos amigos o comentaristas de los libros de poesía y novela que ha publicado. También se anunciaron las obras inéditas que están en proceso de publicación: la novela LAS REENCARNACIONES DE MAMÁ INÉS y el poemario ESE OLOR A DESPUÉS, bajo el sello de la recién inaugurada Ediciones Furtivas, establecida en Miami.

Aquí un video y una crónica del mismo:

https://m.youtube.com/watch?feature=share&v=uSpPpKU98W4

http://www.ellugareno.com/2020/02/lilliam-moro-poeta-total-por-wilfredo.html?m=1&fbclid=IwAR29yaPQ3AkF-qsS89pHKIAKpskuDsdyOsOOnGPV1esekkidy7PgUuBKe9A

Llilliam Moro obtuvo el Premio Internacional de Poesía 'Pilar Fernández Labrador' y estuvo por aquí en 2017 para recoger dicho galardón y el pomario 'Contracorriente', editado por la Diputación de Salamanca.

Les dejo con un poema-radiografía que bien podemos adoptarlo todos. Está en su libro TABLA DE SALVACIÓN, editado en Madrid por Felipe Lázaro, su amigo, paisano y editor:

LOS CORAZONES DESBOCADOS

Hemos andado por la vida

comiéndonos el mundo,

haciendo fuego de los días

y fogatas con el calendario.

Nada teníamos, nada podíamos perder.

Sólo contaba el hoy.

Demasiado aspaviento.

El futuro llegó sin avisar,

y aquellas llamaradas

hoy son patéticos rescoldos volviéndose cenizas.

Las pocas certidumbres

se convirtieron en grandes ignorancias.

Sólo nos han quedado

montones de papeles, cartas amarillentas,

algún remordimiento

y muchas fotos en una caja de cartón.

Lilliam Moro, Alfredo Pérez Alencart y Jacqueline Alencar, en Ávila (foto de José Pulido)

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