El cambio climático ha hecho que Castilla y León albergue "terrenos muy favorables" para implantar alternativas agronómicas que sean económicamente rentables
El consejero de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, Jesús Julio Carnero, ha destacado la "importante progresión" al alza que ha registrado el pistacho en Castilla y León, donde cuenta ya con 1.700 hectáreas destinadas a este cultivo concentradas principalmente en Valladolid y Zamora, con un 70 por ciento de la superficie, frente a las 450 que había hace tres años.
El resto de los productores se localizan en la mitad norte de Salamanca, en el noroeste de Ávila y en la parte este de Soria, de modo que el cultivo del pistacho se sitúan principalmente en la zona suroeste de Castilla y León con inviernos fríos y las horas de calor necesarias para que pueda madurar el fruto.
Carnero, que ha augurado un "futuro prometedor" a este tipo de cultivos alternativos cuya producción y comercialización se suele realizar bajo la fórmula cooperativa, ha abogado además por hacer "de la necesidad virtud" ya que, según ha explicado, el cambio climático ha hecho que Castilla y León albergue "terrenos muy favorables" para implantar alternativas agronómicas que sean económicamente rentables.
El consejero ha trasladado este mensaje con motivo de la clausura este jueves en Valladolid de una jornada sobre el pistacho como cultivo alternativo organizada por las cooperativas Piñonsol y Acor donde ha presentado los resultados de los trabajos y colaboraciones llevados a cabo por el Itacyl sobre las condiciones del terreno requeridas para el pistachero y las zonas más favorables y más desfavorables para su implantación.
"Es un cultivo alternativo muy interesante por el importante déficit para el abastecimiento del consumo tanto en España como en la Unión Europea pero también por su alta rentabilidad ya que sus ingresos, una vez entrado en producción, se sitúan entre 6.000 y 8.000 euros por hectárea", ha explicado el consejero que ha precisado que en el cálculo de esos ingresos no se han tenido en cuenta otros procesos de transformación que podría duplicar los ingresos.
Según ha informado el consejero, desde el año 2017 se está llevando a cabo el proyecto 'Adaptación y desarrollo de nuevas especies y variedades de frutos secos: pistacho, almendro y nogal en Castilla y León' con el que se pretende asentar y profundizar conocimientos en la adaptación y el comportamiento de distintas variedades en diferentes zonas de cultivo de Valladolid, Ávila y Zamora e, incluso, el centro-norte de Palencia.
Carnero ha explicado que el "intenso y novedoso" trabajo del Itacyl ha llevado a identificar hasta 36 cultivos diferentes como "alternativa seria" al cereal en Castilla y León, entre ellos siete leñosos como son el pistacho, el almendro, el olivo, el nogal, el avellano, la trufa y otros frutales, y once cultivos arbustivos, como la lavandín y la lavanda, la salvia, la mejorana, el romero, la genciana, el arándano, la frambuesa y otros frutos rojos, el hinojo, el ciprés y otras aromáticas y medicinales.
A esto se suman otros 18 cultivos herbáceos como son la quinoa, la camelia, la adormidera, el trigo sarraceno, el trigo fuerza, la estevia, el teff, el azafrán, el cannabis de uso medicinal, el maíz dulce de mesa y de palomitas, el alpiste, el lúpulo, el sorgo, el kale, la espelta, el mijo, la calabaza de cabello de ángel y los espárragos.
Según ha precisado, en cultivos leñosos se buscan, además de las variedades de mayor interés, marcos de cultivo, orientación de la plantación, situación de las plantas polinizadoras, injertos más adecuados, sistemas de podas más apropiados así como las características de calidad a través de análisis organolépticos y análisis sensoriales.
Carnero ha destacado también que el equipo dispone de un "técnico altamente especializado" en este cultivo que ha impartido en los últimos tres años doce ponencias y cuatro cursos anuales sobre frutos secos tanto dentro como fuera de Castilla y León.