En el entorno de la iglesia, levantada junto a la muralla, se abrían una serie de callejuelas de trazado tortuoso que daban a la zona un cierto carácter medieval, casi laberíntico, en las cercanías de la Puerta de Zamora
En los aledaños de la parroquia dedicada a este santo evangelista, existían a mediados del siglo XIX una plazuela y una calle llamados de San Marcos.
En el entorno de la iglesia, levantada junto a la muralla, se abrían una serie de callejuelas de trazado tortuoso que daban a la zona un cierto carácter medieval, casi laberíntico, en las cercanías de la Puerta de Zamora.
La parroquia entonces no estaba exenta y en torno a ella se encontraban una serie de casas, patios y corrales que lindaban con la muralla.
Situada en la zona norte, es uno de los más bellos ejemplos de la arquitectura románico-gótica de la ciudad, cuya fundación de origen real se remonta según la tradición a los propios infantes repobladores, el conde don Raimundo de Borgoña y su esposa doña Urraca de Castilla.
Hasta 1907 el exterior del templo tenía una imagen diferente pues existía un porche del siglo XVI con columnas clásicas y una sacristía a la derecha de la entrada.
Hoy, tras las reforma de 1907 y posteriores, se ha modificado la calle y ha llevado a una nueva reordenación y ubicación de la plaza, dedicada a San Marcos, y donde en una última reforma se ha erigido un monumento a Tirso de Molina, escultura granítica realizada por Enrique Orejudo.
Fotografías:
Plaza de San Marcos durante unos trabajos de remodelación.
Iglesia de San Marcos en 1906.
Antigua plazuela de San Marcos.
Fuente: Callejero Histórico de Salamanca.