El peso del campo en la ciudad siempre fue indudable y la crisis del sector llevó a muchos salmantinos a la emigración
El ferrocarril fue un fenómeno decisivo en la industrialización y modernidad de la sociedad española del siglo XIX, y también para Salamanca como ciudad y su entorno provincial.
Salamanca seguía siendo una ciudad universitaria, pero ante todo una provincia de ganaderos y agricultores que en esa época se ve sometida a una crisis permanente de fondos. Los problemas afectan de forma diferente a pequeños agricultores y jornaleros, que a los grandes terratenientes.
Algunos no ven salida al problema y optan por la emigración, iniciando un trasiego migratorio que alcanza a importantes grupos de campesinos y jornaleros del campo y ciudad, y que resultará intenso durante todo el primer tercio del siglo XX. Era la única manera de salir del paro; hambre, mendicidad, usura, ruina real de ellos y de muchos pequeños propietarios también.
Los terratenientes afectados buscan salidas distintas a sus problemas. Una de ellas y en la que Salamanca va a tener un protagonismo indudable en la historia, sería la celebración del Congreso Agrícola en las ferias de Septiembre de 1887.