OPINIóN
Actualizado 30/03/2019
Manuel Lamas

Discurrimos entre fuerzas contrarias: lo bueno y lo malo condicionan nuestros actos; sonrisas y llantos gobiernan nuestro ánimo; la juventud nos fortalece, pero la vejez nos arrebata las fuerzas. Aun así, somos demasiado importantes para permanecer indefinidamente sobre las cosas. Aunque llevamos la eternidad en el alma, discurrimos como arroyos que tuercen su curso en cada recodo del camino. Fugaces, como las luces del atardecer, salvamos la última etapa de nuestra vida sin saber en qué se convertirá nuestra esencia.

Manuel Lamas

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