Pocos rincones de la ciudad charra tienen tanta belleza y tanta historia como esta modesta vía, que parece no tener salida
Al acercarnos a esta vía por primera vez desde la Catedral, produce la impresión de no tener salida. Se viene desde un original rincón formado por la torre de las Catedrales, un entrante a la izquierda antes de la calle Calderón con la escultura del obispo Cámara y la bonita plaza Juan XIII, tan irregular como interesante.
Lindando con la capilla universitaria encontramos la fachada de la Casa Museo Unamuno, con sus balcones de hierro y la parra, cantada por don Miguel en La parra de mi balcón, que en pleno verano se descuelga con sus racimos como si quisiera llegar a la calle. Detalles universitarios en una calle que, llegando a la de Libreros es plenamente universitaria.
En este falso rincón se encuentra la fachada moderna del rectorado, aparentemente sin interés, con el solo detalle de haber pintado en sus muros una inscripción típica salmantina, y que con sus bermejos trazos nos recuerda que allí vivió nada menos que Nebrija desde 1479. Pocos rincones salmantinos tienen tanta belleza y tanta historia como esta calle.
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