CIUDAD RODRIGO | La celebración fue presidida por el Administrador Apostólico, Francisco Gil Hellín
La Catedral de Santa María de Ciudad Rodrigo fue escenario en la tarde del domingo de la Ordenación Sacerdotal del joven Miguel Ángel García Miguel, quién culminó su largo camino hacia el presbiterio acompañado por varios cientos de personas, entre ellas su familia, amigos, la Comunidad Educativa del Seminario San Cayetano, la del Teologado de Ávila, y fieles de las parroquias por las que ha pasado, como las de San Cristóbal, San Andrés, y las del Arciprestazgo de La Ribera donde está ejerciendo en la actualidad como colaborador.
Eso hizo que la Catedral se quedase pequeña para una larga celebración, de casi 2 horas de duración, que hacía casi 4 años que no se producía en la Diócesis, desde que Anselmo Matilla fue ordenado sacerdote el Día de Reyes del año 2015.
Como principal diferencia entre aquella ceremonia y la actual, la de la tarde del domingo fue presidida por el Administrador Apostólico de la Diócesis, Francisco Gil Hellín, ante el retiro temporal del Obispo Raúl Berzosa, quién había presidido todos los anteriores pasos hacia el sacerdocio que había ido dando Miguel Ángel García Miguel.
La parte inicial de la celebración de la tarde del domingo ?a la que asistieron la práctica totalidad de los sacerdotes diocesanos- transcurrió como cualquier otra misa. El primer momento del rito de la Ordenación tuvo lugar justo después de la lectura del Evangelio, cuando fue presentado Miguel Ángel García Miguel.
Francisco Gil Hellín pronunció a continuación su homilía, tras la cual llegaron las promesas del todavía diácono (en forma de respuestas a un 'cuestionario'), para seguir con la invocación a los santos en el rezo de las Letanías, durante el cual Miguel Ángel García Miguel estuvo postrado en el suelo. A su conclusión, el Administrador Apostólico y el resto de sacerdotes presentes le impusieron las manos, para proceder a continuación a la plegaria de ordenación.
El rito de Ordenación continuó con la imposición de la estola y la casulla, algo de lo que se encargaron el rector del Seminario, Juan Carlos Sánchez, y el anterior último miembro de la Diócesis que había sido ordenado presbítero, Anselmo Matilla. Tras ello, Francisco Gil Hellín le ungió las manos, y le entregó el pan y el vino, que habían acercado al altar sus padres. Como cierre del rito, llegó la hora del denominado 'Beso de la Paz', en el cual el nuevo sacerdote recibió el abrazo del Administrador Apostólico y del resto de miembros del presbiterio.
A partir de ahí, la misa continuó con normalidad, siendo la única diferencia que antes de la bendición final Miguel Ángel García Miguel tomó la palabra para realizar una intervención llena de agradecimientos al Obispo Raúl Berzosa, al Administrador Apostólico, a su familia, al Seminario Diocesano, al Teologado de Ávila, al Colegio Miróbriga, a la Universidad Pontificia de Salamanca, a sus amigos, a las Parroquias de San Cristóbal y San Andrés, a Rafael Caño, a las parroquias de Salamanca donde colaboró pastoralmente hace 3 años, al Arciprestazgo de Águeda, y a las parroquias donde ejerce ahora como colaborador en La Ribera.
Concluida la celebración, todos los sacerdotes saludaron de nuevo a Miguel Ángel García Miguel, para hacerlo posteriormente los fieles. De igual modo, todos los que quisieron pudieron acercarse a continuación al Seminario Diocesano a disfrutar de un convite preparado por la familia del nuevo sacerdote y por el Seminario. Miguel Ángel García Miguel presidirá su primera misa el próximo sábado 6 en la Parroquia de San Cristóbal.