OPINIóN
Actualizado 08/05/2018
Alfredo Pérez Alencart

Lectura del poeta y editor Beppe Costa

En Mantua, y dentro del Festival internacional de Poesía Virgilio, estoy convocado para leer mis versos junto a Beppe Costa y a otros destacados poetas italianos. Aquí les hago conocer cuatro poemas suyos, traducidos al castellano por la poeta y profesora italiana Stefania Di Leo, hispanista vinculada con los Encuentros de Poetas Iberoamericanos de Salamanca. Ella es directora del Círculo Literario napolitano, entidad convocante del Premio Internacional Francisco de Aldana de Poesía en Lengua Castellana, de cuyo jurado forma parte el poeta, traductor y editor Beppe Costa (Catania, 1941). Sus libros publicados son, entre otros: Una poltrona cómoda (1970); Un po' d'amore (1975); Metamorfosi di un concetto astratto in due tempi con accompagnamento di ottavino (1982); Canto d'amore (1986); Fatto d'amore (1987); Impaginato per affetto (1989); Il male felice (1992); Due o tre cose che so di lei (1995); Poesie per chi non sa fare altro (2002); Anche ora che la luna (2010); Rosso, poesie d'amore e di rivolta (2012); La terra (non è) il cielo! (2014). A lo largo de su trayectoria ha recibido numerosos premios, entre los que están: Premio Ragusa (1984); Premio Alfonso Gatto (1990); Premio Ciudad de Ascoli (1992); Premio Internacional de Poesía "Il Delfino d'Argento" (1992) o el Premio Internacional Ciudad de Ostia (2012).

Antonino Caponnetto, Fernando Arrabal y Beppe Costa

Las pinturas son obra del artista y escritor

Enrico Ratti (Mantua, 1952)

Rosse de Maggio


ROJO

Del rojo abundante en las carreteras que mueren
del rojo de corazones que no ven el sol
del rojo de soles que no ven corazones
de corazones en la masacre.
Roja la sangre de los incendios,
rojos los juegos de la sangre de la vida
que nace
de rojo, rojo de la madre que muere.

Rojo ennegrecido por las minas y por los sudores

rojo del vino que venció la vida

roja la etapa de noche y balanceo

rojo del amor a veces por su lado

roja la puesta de sol de color

rojo el intercambio de mis días

la vida diaria que me lleva de nuevo a ti,

la luz roja de pinturas originales

llama roja de la chimenea que calienta

la solidaridad de la Cruz Roja cuando

de rojo quema, pero trae calor

rojo de una flor para recortar el fracaso

roja la lava de las entrañas

roja la tierra que se lava

rojo el resplandor de no ver

rojas las túnicas de la modestia cuando se desviste

rojos los labios que abren los labios

herida roja en el abdomen

para que mi vida comience.

  AMPARO  así me había parecido ver el mar iba hacia él sin zapatos no recordando que no sabía nadar tal vez hubiese podido caminar encima alguien antes que yo lo había hecho  tengo que confiar en una historia antigua de un barco no hay que fiarse yo ya sabía que la ola me hubiese por amor llevado sin dudar estaba casi seguro que caminando sobre el agua  no encontraría valles o rifles y ninguna frontera me hubiese detenido 

LA POESÍA

La poesía no es tan elegante

no tiene espacios luminosos

ni amplias respiraciones

está inmersa en el dolor

inmenso de una humanidad

constantemente herida.

La poesía no tiene cómplices

no hay masas que la animan

ni intenciones amorosas

encerradas en otros corazones

a menudo devastados y decepcionados

con sus cuerpos agotados.

La poesía busca seguidores y amantes

de una palabra olvidada

a menudo muda y sorda

escrita con la sangre derramada,

y con unas palabras inciertas

a menudo invisibles.

TENDRÍA GANAS DE TIERRA

Tendría ganas de tierra,

del olor de hojas y de hormigas,

de la hierba,

quisiera sentarme y mirar mi cuerpo

cubierto de insectos.

Tendría ganas de mar,

de dejarme inundar por el agua,

de ir hacia abajo, hacia el fondo,

de descubrir y de apagar la luz poco a poco

y de morir como un pez fuera del agua.

Tendría ganas de cielo

pasar entre las nubes

que por fin sin miedo empezarían a picotear

volviendo atrás sin corazón.

Tendría ganas de sentir latir el corazón

ampliarse hasta reventar.

Tendría ganas de pensar en mis años todos juntos

ser desafiado y empezar de nuevo.

Tendría ganas de beber mucho vino

enloquecer, emborracharme, sin más ojos para contar.

Tendría ganas de correr al infinito

y verme llegar antes que yo.

Tendría ganas de cortarme bien el pulso,

beber mi sangre y volver otra vez niño.

Y de lo que tendría muchas ganas

es de ti.

Stefania Di Leo

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