En su día fue también depósito de la sal, de ahí el nombre de 'Salina'. Actualmente acoge la sede de la Diputación Provincial de Salamanca
Fue edificado cómo mansión señorial. En el patio hay una galería sostenida por personajes atormentados, con una gran expresión y realismo.
Cuenta la leyenda que el Arzobispo Alonso de Fonseca, que fue un poderoso e influyente personaje de la época, viajó a Salamanca a un concilio Diocesano y pidió a las familias nobles de la ciudad que lo acogieran en sus casas. Éstas se negaron porque el Arzobispo iba acompañado de su amante, Juana Pimentel. Según la historia, Alonso de Fonseca se enfadó tanto, que para vengarse, mandó construir el Palacio y lo decoró con las grotescas figuras que representan a los nobles que no quisieron alojarse.
A pesar de que es cierto que el Arzobispo tuvo una amante llamada Juana Pimentel, no fue el quien mandó construir el Palacio de la Salina. La leyenda posiblemente se debe al gran parecido de los nombres entre el verdadero propietario del Palacio y el clérigo.
En su día fue también depósito de la sal, de ahí el nombre de 'Salina'. Actualmente acoge la sede de la Diputación Provincial.
Fotografías
Detalle y patio de la Casa de Salinas
(Antonio Passaporte. Archivo Loty)
Esperanza Vicente Macías