El cereal, en situación aceptable, aunque con retraso en el crecimiento. Fotos: Alberto Martín
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CAMPO
Actualizado 05/02/2018
Redacción

Mejora la situación del trigo, cebada, avena y centeno más tardíos, mientras numerosas parcelas de colza, perdidas por las heladas, se aran para sembrar otro cultivo

Moderadamente optimistas "porque en la agricultura nunca se sabe qué va a ocurrir". Así se encuentran los productores de cereales. Las últimas precipitaciones han sido un alivio tras una última campaña desastrosa por la sequía. Trigo, cebada, avena y centeno siguen su crecimiento en unas parcelas que han recibido el agua caída como auténtico maná. A la espera de cómo evolucione el crecimiento, los agricultores confían en que no hiele, o al menos sin excesiva dureza, para que la campaña sea normal en producción, tras un año, 2017, catastrófico.

"De momento el cereal va bien". Optimista, pero cauto, se muestra el productor José Miguel Sánchez, productor de Valdecarros y miembro de la Sectorial de Cereales de Asaja Salamanca. Asegura que, tanto la nieve como el agua, han resultado "fundamentales" para la buena evolución, aunque lamenta el retraso en el crecimiento porque se sembró tarde, pero, de momento, "los cultivos están estables". A partir de ahora, que no hiele muy fuerte y que en abril y mayo llueva con temperaturas moderadas. José Miguel Sánchez reconoce que, a la mala cosecha pasada, se suman unos elevados costes de producción que ha llevado a algunos productores a sembrar menos hectáreas de las previstas.

Mención aparte merece la situación de la colza. Un cultivo por el que han apostado los productores en los últimos años, con unas 4.000 hectáreas. Puede librarse la de regadío, afirma, pero la de secano en un 90% se resembrará de girasol o de cebada, en función del herbicida utilizado, porque las heladas han dado al traste con la sembrada tardíamente y en otros casos, no ha nacido.

Otro productor, de Castellanos de Villiquera, también lamenta la situación de la colza, helada, "por lo que hemos tenido que arar y resembrar". Con la siembra del trigo bastante tarde "y más la cebada", hay unanimidad en reconocer que el campo, con las últimas lluvias y la nieve "se ha puesto guapo".

En la misma línea, Carlos José Sánchez, técnico de UPA, manifiesta que aunque el agua ha mejorado la situación del cereal, sobre todo en las parcelas sembradas más tarde, en otras el cereal ha nacido mal y lamenta que el crecimiento "va con mucho retraso".

Dependiendo de lo que depare la climatología, recurre al refrán "Abril y mayo componen el año", para aplicar a lo que será la cosecha de trigo, cebada y centeno en función de la lluvia, las heladas, el calor o el granizo que aparezca, o no, en esos dos meses claves para determinar la producción.

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