OPINIóN
Actualizado 21/08/2017
Redacción

Quisiera descreer, pero no puedo echar de mí el sol que reverbera como un pantano al atardecer. Si Dios me habita no puedo expulsarlo y echarlo fuera. Como el que no ve, quisiera ser ateo; más no puedo: dentro de mí hay tanta eternidad aún no alcanzada, que no vivo, a veces, en esta vida efímera y desierta, sino en la otra, la que pocos ven y a veces viene a mí con tanta fuerza, con tanta claridad y tanta espuma como la ola de un océano en vuelo, o el resplandor de un sol que se despide y estrella su hálito sobre una pared.

Leer comentarios
  1. >SALAMANCArtv AL DÍA - Noticias de Salamanca
  2. >Opinión
  3. >Parábola del creyente