Muere Adrián Hinojosa, el niño con cáncer que soñaba con ser torero
Se ha derrumbado la fe, los días y los sueños. Esta vez, sí, las palabras han roto contra todo negándome a pensar que fuera verdad. Te has ido, Adrián. A tus padres se le ha congelado el corazón, un suspiro en el pecho, seguro, y habrán agarrado fuerte tu mano honrando tu lección de vida, tu coraje, y la felicidad que les has dado. Que nos has dado.
Hemos vivido tu lucha entre oraciones en silencio y deseos de cura. A estas horas, el cielo ya ha abierto la Puerta Grande para recibirte. He leído a Raquel Sanz, viuda de Víctor Barrio, y por unos segundos me ha faltado hasta el aire. "Mis 2 ángeles ya están juntos. El grande hará del pequeño un gran torero allá arriba y le dará la alternativa", ha dicho. Así sea. La impotencia quema mientras nos empeñamos en pensar que ahí arriba conseguirás tu sueño.
La sociedad que aquí nos ha dejado vive en el odio y en el rechazo al más común de los sentidos. Tú lo sabes porque ya padeciste su ignorancia extrema y palabras vomitivas. Probablemente hoy volverán hacerlo, pero debes saber que con sólo 8 años les has ganado en valores, en dignidad y en grandeza humana.
Asco de mundo, injusto destino que no ha dejado que te veamos crecer. El mundo del toro ya está rendido a tus pies. Se te escapó la vida; no tus sueños. Vuela Adrián, ya eres eterno.