CIUDAD RODRIGO | Intervinieron Lidia Gutiérrez, Virginia Caballero y David Aparicio
La cuarta jornada de las Conversaciones en La Colada organizada por Cáritas Diocesana se abrió con la intervención de María Ángeles Hernández, técnico de la Asociación para el Desarrollo de la comarca de Ciudad Rodrigo, quién en primer lugar hizo una radiografía de la situación de la comarca, hablando de la población o de la estructura socioeconómica.
A continuación, explicó la estrategia de Adecocir, cuyo objetivo es "la fijación de la población, no queremos que nuestros pueblos desaparezcan". Para ello está la ayuda de los Fondos Feader que se traduce en el Programa de Desarrollo Rural de la comarca con varias líneas de acción: aprovechamiento de los recursos forestales y de los enclaves ecológicos, integración y valorización del patrimonio cultural y arqueológico, o fortalecimiento del tejido empresarial, todo ello intentando crecer "desde los cimientos".
En su intervención, también mencionó las alternativas logísticas y la cohesión territorial de la Raya y las acciones de cohesión social, mencionando los programas de formación y empleo en materia de atención socio-sanitaria y aprovechamiento forestal. Además, habló del proyecto de Wifi Universal que quiere implementar Adecocir en los municipios de la comarca.
Lidia Gutiérrez, 3ª generación en el Bazar Satur
Tras el habitual descanso, el segundo bloque de la tarde del jueves fue protagonizado por varios jóvenes que han decidido quedarse a vivir en esta tierra, algo que están intentando hacer con proyectos variados. Por un lado, intervino Lidia Gutiérrez, actual responsable del Bazar Satur, quién decidió quedarse con el negocio familiar porque "no me quería ir fuera, me busqué la vida para quedarme y se me presentó la oportunidad".
Según explicó, tras estudiar y trabajar fuera varios años, se quedó en paro, regresando a Ciudad Rodrigo, donde surgió la oportunidad de ser la 3ª generación del negocio familiar. Aunque todos los inicios son complicados, y más en el caso de ser autónomos -"que te llevas el trabajo a casa"- en su caso tuvo la "suerte" de no tener que empezar un negocio de 0 y de poder llamar a su padre para cualquier cuestión.
Una vez ya le cogió el "tranquillo", ya empezó a hacer algunas pequeñas reformas en la tienda y a incorporar novedades como el scrap. Asimismo, se ha ido adaptando a las necesidades ("hace falta evolucionar para sobrevivir"), y por ejemplo, ahora abre los domingos para aprovechar las visitas turísticas.
Para ella, el quedarse en Ciudad Rodrigo tiene "muchas ventajas", como por ejemplo "conocer a la gente, conversar con los clientes, dar un paseo con el perro antes de ir a trabajar, estar en mi pueblo, con mis amigos,?". Desde su punto de vista, "la calidad de vida es muchísimo mejor y es donde están mis raíces".
La complicada aventura del Kiosco de Madera
La segunda persona en intervenir fue Virginia Caballero, responsable del Kiosco de Madera junto a su hermano Carlos. En su caso, "hemos trabajado en otros sitios, pero siempre queríamos vivir en Ciudad Rodrigo, el sitio que nos ha visto nacer", por lo decidieron presentarse al proceso de licitación para la construcción de un nuevo kiosco en el parking del Mercado de Abastos aunque "no teníamos ni idea, ni había tradición familiar" en este sector.
Virginia Caballero centró su intervención en las numerosas dificultades que han encontrado en su andadura, especialmente en el inicio, tardando 7 meses más de lo previsto en arrancar. Aunque han encontrado "más gente buena que mala, pero la mala te hace tanta puñeta?". En este sentido, apuntaron los problemas que han tenido con la burocracia, con la política, o con las fianzas que les han ido pidiendo. Asimismo añadió que "desde el minuto 0 es perder dinero".
Tras año y medio, el kiosco de momento "no da para vivir de él", por lo que están "trabajando en otro sitios para poder seguir viviendo en Ciudad Rodrigo". En su aventura como kiosqueros, eso sí, han decidido "ir un poco más allá", ofreciendo regalos para bodas, botes personalizados o algunos souvenirs,? Como aspectos más positivos de su aventura se queda con que "nos han hecho muchas cosas de forma desinteresada". Virginia Caballero explica que "el presente lo vemos muy oscuro, pero depende de nosotros, de la gente que quiere quedarse en Ciudad Rodrigo".
El creciente negocio de Paellas Gigantes David
El turno de intervenciones ?guiadas por Fernando Domínguez- se cerró con la intervención de David Aparicio, de Paellas Gigantes David, quién explicó su largo periplo vital hasta su ocupación actual. En este sentido, relató que dejó pronto de estudiar, empezando a trabajar sembrando bellotas y posteriormente en una empresa de recogida de basuras.
En 2008, tras casarse, decidió venirse a vivir a Ciudad Rodrigo y montar un restaurante, cuya aventura no fue bien, cerrando en 2011. El quedarse sin ocupación tras 16 años trabajando le dejó hecho "ploof" hasta que de repente un día le llamó una amiga para ver si hacía una paella para la Mancomunidad del Abadengo: "8-10 amigos nos envalentonamos y fuimos", realizando una paella para nada más y nada menos que 800 personas.
Como salió bien, les llamaron de otros pueblos, decidiendo empezar a formarse y ver cómo podía ir desarrollando el negocio. El proyecto ha ido evolucionando muy bien, de tal modo que ahora trabajan prácticamente durante todo el año, no sólo en fiestas de pueblos, sino también por ejemplo en monterías de caza en invierno o en primeras comuniones. Estos días, se están encargando del catering de la película Red de Libertad, sirviendo durante el pasado fin de semana en Burgos a 300 personas con carpas que ya son suyas.
Como aspecto importante de su negocio, David Aparicio explicó que todo lo que necesitan "lo compramos en Ciudad Rodrigo, aunque sea en el Mercadona, porque hay también 25-30 familias de Ciudad Rodrigo que trabajan ahí". En lo que se refiere a congelados, indicó que todo se lo compran "a Congelados Saluda, porque siempre nos puso facilidades y nos echó una mano cuando nos hacía falta". En esta misma línea, se mantienen también fieles por ejemplo a las fiestas que organiza el pueblo de Martillán, "son los primeros que estuvieron y por eso seguimos yendo", aunque ese día "se pierda dinero".
Los problemas para autónomos y para contratar
En el coloquio final se habló de lo difíciles que están las cosas para llegar a emprender, con trabas a autónomos ("en España no está bien visto", según Lidia Gutiérrez) o para la contratación, apuntando David Aparicio que "los costes de la contratación son elevadísimos".
Eso le lleva a decir que "no creo en las instituciones; creo en estas dos manos desde que me levantó hasta que me acuesto", por lo que no quiere ni oír hablar de subvenciones. Asimismo indica que "cada vez me cuesta más encontrar gente para trabajar" además de los problemas que luego supone la contratación por lo que ha llegado a renunciar a eventos.
Fernando Domínguez expuso en el tramo final que estos tres emprendedores "son bastante representativos de la imaginación para quedarse en casa".