CIUDAD RODRIGO | Ángel López Manzano manifestó que le hubiera gustado vivir los encierros "a la antigua usanza"
(> El pregón íntegro de Ángel López Manzano se puede leer aquí: http://salamancartvaldia.es/not/141197/pregon-integro-angel-lopez-manzano-para-asociacion/).
El presidente de la Asociación Charra del Caballo, Ángel López Manzano, fue el encargado en la noche del jueves de abrir el ciclo de pregones que tiene como escenario el Teatro Nuevo Fernando Arrabal pronunciando el pregón de la Asociación Cultural Carnavaldeltoro.es, que por segundo año consecutivo hizo entrega en el mismo acto de su 'Reloj Suelto', un galardón que fue a parar a Conrado, el eterno maletilla, que también hizo un minipregón a la hora de agradecer el premio.
Después de dar la bienvenida Iván Ramajo, de Carnavaldeltoro.es, comenzó la larga intervención (68 minutos, y a buen ritmo) de Ángel López Manzano, llena de historia y de nostalgia.
Tras alabar en el tramo inicial (pidiendo un aplauso al público para ellos) el trabajo en pro del Carnaval con el Toro del Antruejo o el Campanazo que está realizando la Asociación, y explicar que Ciudad Rodrigo, pese a estar "en una 'mala racha'", es "un lugar ideal para ir pasando y disfrutando de la vida", el pregonero dedicó la primera parte de su intervención a establecer una "unión" entre Ciudad Rodrigo, sus moradores y las fiestas con toros.
El "ADN Carnavalero"
En este sentido, recordó que la cultura del toro "no es una modernidad, sino una tradición popular muy arraigada y relacionada con Ciudad Rodrigo, desde hace siglos", realizando un repaso a momentos de la historia de la ciudad y de la expansión del toreo caballeresco por la península. Como momento clave en torno a "la afición de los mirobrigenses a celebrar fiestas con toros", mencionó el año 1418, a partir de un documento conservado en el Archivo Histórico Municipal, en el que se habla de la colocación de talanqueras.
En este repaso histórico, hizo un alto para hablar de los enfrentamientos entre taurinos y antitaurinos, indicando que entiende y respeta que haya personas que estén en contra de las fiestas con toros, "pero lo que nunca podré llegar a comprender es que pidan y se alegren de la muerte de un ser humano".
Tras mencionar que hay una discrepancia sobre en qué momento histórico se inició el Carnaval (en el siglo XVI o en el XVIII), apuntó que "lo que sí parece coincidir todo el mundo es en la seguridad de que, desde entonces, no han dejado de celebrarse nunca", aunque fuese con otro nombre, por lo que "a nadie debe de extrañar que los farinatos llevemos en nuestro ADN el ser carnavaleros".
Desde su punto de vista, el Carnaval es "la obra de todo un pueblo que a lo largo de los siglos ha sabido crearlo, conservarlo, vivirlo y disfrutarlo para que futuras generaciones, con ese mismo ADN, aprendan a amarlo y conservarlo".
La gran nostalgia de la niñez
Posteriormente, pasó a recordar cómo era la sociedad en el momento en que él era niño: "tiempos completamente diferentes", evocando algunos recuerdos personales, como las matanzas familiares, o la espera hasta el Carnaval, que "tengo la sensación que se disfrutaba de una manera más intensa que ahora", repasando por ejemplo las fiestas religiosas de principios de año.
Por ejemplo, en torno a la festividad de San Sebastián, dijo que "no está sabiendo enganchar a nuestros jóvenes y no tan jóvenes que prefieren cambiarla por las tradicionales rebajas en la capital charra". Desde su punto de vista, "ha llegado el momento de adaptarse a los nuevos tiempos", dotándola de alguna actividad "que la haga más atractiva".
A la hora de llegar el momento de hablar del Carnaval, se centró en los recuerdos de la niñez, como por ejemplo los maletillas que entrenaban en el foso, o el inicio del Bolsín Taurino, con coplillas incluidas. En torno a los maletillas, dijo que le cuesta "un poco entender lo tremendamente injustos que hemos sido con este personaje", cuando años atrás "silbábamos y los abroncábamos desde los 'tablaos'".
En este punto tuvo una mención especial para el otro protagonista de la noche en el Teatro, el "MAESTRO Conrado" reflexionando que "durante décadas hubiera sido impensable una capea en nuestra Plaza sin la presencia de Conrado", para quién pidió un aplauso.
Recuerdo a todos los que han aportado al Carnaval
Para Ángel López Manzano, "nuestras fiestas son únicas y diferentes a cualquier otra fiesta de Carnaval gracias al toro y a esa combinación de máscaras y disfraces con el protagonista de la fiesta", y gracias también "a la aportación de todos los mirobrigenses en general y de algunos en particular", sobre todo aquellos que "con su sentido del humor, socarronería y participación en el Antruejo han conseguido que fuera un Carnaval universal".
Además de ello, se quiso acordar de los "lígrimos labradores y ganaderos de la socampana, grandes jinetes y expertos caballistas en las faenas del campo con el ganado, que con su altruismo y buen hacer, pusieron los encierros de Ciudad Rodrigo en lo más alto del panorama taurino de las fiestas populares".
Tras recordar las ordenanzas reguladoras del Carnaval o la importancia del Café Moderno (propuso que el Ayuntamiento lo comprase para instalar un museo permanente del Carnaval), fue turno para relatar cómo eran los "encierros a la antigua usanza", en los que le hubiera gustado participar, según confesó.
Posteriormente recordó la nueva época a partir de 1984, apuntando que "los que somos caballistas y además aficionados al mundo del toro, nunca podremos agradecer lo suficiente, a todas las personas que hicieron lo posible o tuvieron algo que ver en la recuperación del encierro a caballo tradicional". Tras varios recuerdos más de su vida carnavalera, lamentó que se hubiera perdido el traslado de los toros en el jueves de Casetas.
Como cierre, indicó que "está muy bien conservar las raíces de nuestras fiestas" pero "quizá tan importante o más sea saberlo mejorar, saber adaptarlo a los tiempos".
Conrado expresa su agradecimiento a los mirobrigenses
Responsables de Carnavaldeltoro.es le impusieron a Ángel López Manzano el pañuelo de su Asociación, al igual que a Conrado, como símbolo del premio 'Reloj Suelto'. El propio Conrado acabó por hacer una especie de mini-pregón, indicando para empezar que "merece la pena luchar en la vida por un momento como éste".
Durante esos minutos, recordó algunos de sus momentos en Ciudad Rodrigo, "que se entregó como ningún otro pueblo", reconociendo que "los mejores aplausos" en Carnavales eran para él. En la actualidad, se muestra agradecido con el cariño que recibe todavía por las calles. Según resumió, "ese cariño y esos aplausos no los olvidaré".
Asimismo, desveló incluso un 'pecado', cuando robó de un tenderete un tapete rojo "para tener con lo que torear". Finalizadas las intervenciones, fue turno para realizar las clásicas fotos de familia sobre las tablas del Teatro Nuevo.