SOCIEDAD
Actualizado 30/09/2016
Fran Domínguez (CULTORO)

CIUDAD RODRIGO | El alcalde ofreció un discurso desde el primer anillo de almenas del Parador

> Dentro de la inauguración de la 1ª Feria Medieval de Ciudad Rodrigo, el alcalde Juan Tomás Muñoz ofreció un discurso desde el primer anillo de almenas del Parador de Turismo de Enrique II de Trastámara, que está engalanado de forma acorde a la Feria que se celebra a sus pies durante todo el fin de semana.

Aquí, en este entorno presidido por el alcázar de Enrique II, el bastardo, un rey mancillado como borde por los mirobrigenses díscolos en un principio, fue escenario de un sinnúmero de acontecimientos que marcaron ciertamente el devenir de nuestra ciudad. Aquí donde ahora nos encontramos estaba uno de los primeros templos que tuvo nuestra ciudad, advocado a San Benito, y que era referencial en el culto local, por cuanto en su festividad era normativa una procesión de las canonjías civitatenses desde la Catedral, una costumbre que se mantuvo hasta que el templo fue arruinado en torno al siglo XVII. Sus restos, sin embargo, pudieron observarse hasta bien entrado el siglo XX, después que desde sus galerías soterradas, sus dependencias ocultas utilizadas como ocasional polvorín ?como también lo era el alcázar-, se produjera una deflagración que hizo volar por los aires las testimoniales estructuras de una iglesia que dio nombre a una de las cuatro colaciones en que se dividió el recinto amurallado por mandato del rey Juan II de Castilla.

Por eso, con esos antecedentes y a sabiendas de que este campo fue escenario y protagonista de un sinfín de justas o juegos de cañas, me parece muy adecuada la elección de este espacio para centralizar la programación de la primera edición de la Feria Medieval, un trasunto del pretérito mercado medieval y que, a propuesta de organizadores y colaboradores, ha trocado en lo que ahora estamos viendo, con el cambio también de fecha para favorecer su desarrollo. Mi agradecimiento a cuantos han hecho posible este acontecimiento, especialmente a la asociación Rodericus, sin menoscabo del resto de entidades colaboradoras y, por supuesto, a los responsables de la Feria Medieval de Penedono que han querido sumarse y apoyar con su presencia la gestación y desarrollo de esta I Feria Medieval de Ciudad Rodrigo que lleva como referente, como gancho, un episodio legendario mirobrigense, la que se ha denominado como Conjura de Ciudad Rodrigo, a la que posteriormente me referiré, aunque antes quiero reconocer el trabajo y esfuerzo de la delegación municipal de Ferias, tanto de su responsable, Azahara Martín, como del equipo técnico municipal que hace posible lo que ahora estamos contemplando.

La Conjura de Ciudad Rodrigo es el eje central de esta I Feria Medieval. Aquellos sucesos acontecidos antes de la primera mitad del siglo XIV marcan esta primera edición de la Feria Medieval en nuestra ciudad. Tendremos la oportunidad de contemplar su dramatización, un arduo trabajo dirigido por Pablo Moreno y que cuenta con un elenco que, sin duda, hará disfrutar al público. En resumen, y antes de pormenorizar algunos elementos esenciales en su proyección, siguiendo a la letra al historiador local Mateo Hernández Vegas ?de quien voy a tomar buena parte de la disertación-, "la leyenda, despojada de adornos y accesorios, es la siguiente: Un caballero mirobrigense, don Sancho Pérez, fue muerto con malas artes, o por lo menos, en circunstancias poco nobles y caballerescas, por otros cinco caballeros, también mirobrigenses, del linaje de los Garci-López. La viuda de aquel, doña María Adán, señora de Cerralbo, se vistió de jerga, ciñó su cintura con cinco vueltas de áspera soga y, no teniendo en su familia quien la vengase, mandó publicar por toda la comarca un bando en el cual ofrecía en matrimonio su única hija, Inés Pérez, juntamente con todos sus bienes, al caballero que la hiciese vengada de sus enemigos. A la demanda salió un caballero portugués llamado Esteban Pacheco recién llegado a esta ciudad, el cual retó públicamente a los cinco Garci-López, y obtenida licencia de los jueces, peleó en el campo señalado junto al convento de San Francisco con los dos que se presentaron, venciéndolos sucesivamente. Pasado el plazo sin que acudieran los tres restantes (por haber quedado heridos, dicen, en la refriega en que don Sancho Pérez perdió la vida) fue declarado vencedor, y recibió con la mano de Inés Pérez, la villa de Cerralbo y toda la hacienda de la madre, no sin jurar antes que había de sustentar toda la vida el reto contra los Garci-López. La orgullosa dama quitó dos vueltas de la soga con que se ceñía, pero no volvió a comer pan a manteles ni a peinarse el cabello ni a vestir otra cosa que tosca jerga".

Hernández Vegas publicó una serie de artículos en el semanario local Miróbriga en 1922 que referían y documentaban la que ahora se ha bautizado como la Conjura de Ciudad Rodrigo. Es un texto denso, crítico a veces, pero que nos clarifica lo que de verdad y ficción tuvo ese episodio ciertamente legendario, protagonizado por una dama mirobrigense, María Adán, de la que no hay duda histórica de que realmente existió. Y, para demostrarlo, nada mejor que las palabras del canónigo civitatense.

Afirma don Mateo que "no ignoramos que hay quien pone en duda o niega rotundamente la existencia de esta nuestra legendaria heroína. Eso, no: doña María Adán es un personaje histórico de cuya existencia tenemos en Ciudad Rodrigo pruebas irrecusables. Sin contar entre ellas la constante tradición local, argumento no despreciable en esta materia, pues si bien es verdad que fácilmente confunde fechas, personas y sucesos, también lo es que no suele inventarlos: tenemos las siguientes, de valor histórico por nadie puesto en duda:

"Primeramente, la piedra sepulcral que todavía se conserva y puede verse en la iglesia del derruido convento de la Caridad. En ella no cabe tergiversación alguna, pues tenemos datos suficientes para identificarla y conocer su primitivo destino. Los libros del Convento nos dicen que María Adán fue sepultada en la Caridad; [Sánchez] Cabañas [historiador mirobrigense y prebendado de la Catedral], vio su sepulcro en el crucero junto a la capilla de Ntra. Sra. de la Caridad, y en la piedra de encima esculpida su figura ceñida con tres vueltas de soga; en 31 de marzo de 1664, se dieron, dice el cronista del convento, diez reales a dos canteros por pasar el sepulcro de Maridama desde junto a la capilla de Ntra. Sra. donde estaba, a la puerta de la iglesia; a fines del siglo XVIII no existía ya el sepulcro, pero sí la lápida superior con su figura en la forma referida; en este año de 1800, termina el cronista, está de pie a la mano izquierda en el quartito dónde caen las pesas del relox, enfrente del bautisterio. Y allí está hoy, añadimos nosotros, con su figura en la forma referida.

"Tenemos, en segundo lugar, como prueba nada sospechosa ?continúa don Mateo-, el nombre de Maridama (corrupción de María Adán) que siempre se ha dado a la viña de la Caridad que, efectivamente, como veremos enseguida, perteneció a dicha señora y por ella fue donada al convento. Aquí los datos son todavía más precisos y, si se quiere, verdaderamente nimios: consta en los papeles del convento el nombre de la donante: María Adán, vulgarmente llamada Maridama; consta el nombre de la viña cuando fue donada: Viña Vieja, y el que llevó después, tomado del de su ilustre poseedora: Maridama; constan su situación, en el Valle de la Caridad, y su cabida de cuatro avanzadas al tiempo de la donación, y para que nada falte, hasta nos dicen que posteriormente fue agrandada por sus cuatro partes, quedando la viña primitiva de Maridama en medio de la... Viña que es agora en la Vega de la Caridad.

"El más exigente en puntos históricos no pediría tanto.

"Y por último, como prueba inconcusa que las abarca todas y que supliría, si no las hubiera, la falta de todas las demás, tenemos la partida de defunción de María Adán, que nos ha conservado el libro Becerro de la Caridad, el cual, a su vez, la copia de los obituarios antiguos del Convento, libros que merecen tanta fe como el más escrupuloso registro parroquial o judicial moderno. Muchos años hace que la leímos, pero tenemos la seguridad de transcribirla íntegra y literalmente. Dice así, [traducida del latín al castellano]: "Falleció María Adán, familiar que fue de esta Iglesia, por cuya alma tenemos obligación de hacer aniversario, y debemos ganar dos áureos (sueldos o maravedíes de oro) de pitanza por la viña que nos donó en el valle de la Caridad".

"Existió, pues, doña María Adán, que fue familiar del convento de la Caridad, es decir, que vistió el hábito premonstratense, aunque viviendo en el sigilo, como hoy se llevan el del Carmen, San Francisco, etc., y como tal, fue enterrada en la iglesia del convento junto a la capilla de Nuestra Señora de la Caridad; poseía la Viña de la Vega de la Caridad, que de su nombre se llamó Maridama, la cual, se dice en dichos papeles, era muy grande y así debía de ser, aunque no tanto como ahora, para producir a cada fraile canónigo el día del aniversario la pingüe distribución coral de dos sueldos de oro; de ella hizo donación al convento con la carga (que se cumplió siempre religiosamente) de celebrar todos los años el aniversario de su muerte consistente, se dice en otro lugar, en misa cantada el día de la defunción y responso cantado en el día anterior".

Pero, ¿qué hay de verdad en esta famosa leyenda? Nos dice Hernández Vegas que "de históricamente disparatada hemos calificado la leyenda de doña María Adán en la parte que se refiere a la intervención en ella de Esteban Pacheco [?hay una confusión con el nombre y la procedencia-], primer Señor de Cerralbo. ¿Quiere esto decir que toda la leyenda lo sea?

"No. En ella hay sin duda un fondo histórico exornado, en el transcurso de los siglos, con poéticos accesorios, o más bien, quizá la forman varios hechos históricos refundidos en uno solo. Veamos, pues, si es posible distinguir en ella lo verdadero y lo probable de lo dudoso y de lo falso.

"1.° Es rigurosamente histórica, lo hemos demostrado, la existencia de doña María Adán.

"2.° Es también cierto, aunque no con igual grado de certeza, que la noble dama fue protagonista de extrañas aventuras caballerescas que le dieron celebridad aún en aquellos siglos de continuas y variadas aventuras: la constante tradición local, que, como hemos dicho, podrá confundir fechas y exagerar sucesos, pero no inventarlos; el testimonio de Cabañas, aunque no mucho de fiar en punto a detalles por su excesiva credulidad; y, sobre todo, la rara y extraña forma en que la legendaria heroína está representada en la ya citada piedra sepulcral de la Caridad, no permiten dudar que doña María Adán fue objeto o sujeto de algún hecho extraordinario digno del drama o de la novela.

"Cuál fuera, concreta o determinadamente, esta hazaña, no es fácil precisarlo históricamente. Desde fuego parece cierto que hubo un duelo en el que uno o varios caballeros mirobrigenses perdieron la vida. Esa es sin duda la significación de la cruz de piedra que, según Cabañas, se mandó colocar en el lugar del desafío, junto a San Francisco, la cual, añade, «duró muchos años, y habiéndose arruinado, la hizo renovar don Rodrigo Pacheco, marqués de Cerralbo». Por otra parte, lo que narra la leyenda, tal corno ha llegado hasta nosotros, es tan propio de aquellos tiempos caballerescos y aventureros, cuadra tan bien en aquella época en que se acababa de instituir la Orden de la Banda cuyo reglamento parece escrito para el Ingenioso Hidalgo de la Mancha; está tan en el carácter de los caballeros de aquel tiempo tomar las armas en defensa de tus damas y aún de toda huérfana o viuda menesterosa, que no hallamos dificultad en creer que algo muy parecido a la legendaria narración debió de ocurrir en este caso.

"3.° Es muy probable que en el lance chocaron caballeros de los dos ilustres linajes de Pacheco y Garci-López. Algo de esto significa ya el hecho de que el primer marqués de Cerralbo, don Rodrigo, mandase en el siglo XVI restaurar la cruz puesta en el lugar del duelo, con lo cual indicaba bien claramente que la consideraba como un recuerdo de familia; pero, aparte de esto, tenemos una prueba más decisiva en la enemistad tradicional, mejor diríamos, en el odio a muerte, que durante más de doscientos años dividió a las dos ilustres y poderosas casas, ocasionando a diario violentos choques, que ensangrentaron más de una vez las calles de nuestra ciudad".

Podríamos seguir dilucidando sobre el contenido de este episodio legendario de Ciudad Rodrigo. Don Mateo lo hizo y les invito a que le sigan en sus argumentos. No quiero extenderme más. Solo invitarles a que vean, analicen y disfruten de la Conjura de Ciudad Rodrigo, a sabiendas de que la realidad supera en este caso a la ficción. A que disfruten también de cada una de las actividades programadas en los distintos espacios escénicos definidos. Y ya tan solo me resta agradecer su colaboración a la Cámara Municipal de Penedono, a sus representantes aquí presentes y a los vecinos de esa villa portuguesa que nos acompañan y apoyan con su experiencia en la organización de esta I Feria Medieval de Ciudad Rodrigo que a partir de hoy está hermanada con la de Penedono. Por eso ruego al representante de la Cámara Municipal de Penedono que se acerque para recibir un pequeño recuerdo de este singular hermanamiento. Muchas gracias por su atención y que disfruten de la programación, animándoles a que sean parte activa de la misma.

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