OPINIóN
Actualizado 03/12/2015
Agustín Domingo Moratalla

Por fortuna, no todos los ayuntamientos que han cambiado de color político este año van a cambiar las tradiciones navideñas. En Valencia, a pesar del inicial ardor beligerantemente laicista, han mantenido la tradición del Belén y parece ser que las fiestas tendrán algo que ver con Jesús de Nazaret. En Madrid se producirá una minimización del tamaño de las figuras y las representaciones belenísticas y en otros ayuntamientos se aprovecharán estos días para celebrar el solsticio de invierno.

No es necesario recuperar las declaraciones de la alcaldesa de Barcelona porque basta con pinchar en la correspondiente página de su ayuntamiento para comprobar una fiesta post-cristiano. Recoge acontecimientos festivos trufados con una semántica de lo políticamente correcto para no mentar ni recordar el nacimiento o Natividad de Jesús de Nazaret, dato por el cual estas fechas reciben el "incómodo" nombre de Navidad.
 
Esta intencionada voluntad de prescindir del cristianismo en la vida pública de nuestro país expresa un analfabetismo histórico y religioso que no sólo es propio de la izquierda sino de la derecha y del centro político, es decir, de una nueva clase política culturalmente acomplejada e incapaz de afrontar con responsabilidad las tradiciones religiosas. En lugar de aprender cómo los judíos, musulmanes o cristianos organizan el tiempo y hacen
significativa o valiosa la vida, prefieren prescindir de las confesiones religiosas introduciendo la amorfa semántica del "buenismo" político. Se equivocan porque un político no gana credibilidad y confianza cuando alardea de una gris neutralidad que oculta su ignorancia, pereza y analfabetismo cultural.
 
Este fervorín de ignorancia cultural pide que se disfrute de las fiestas de una manera alternativa, es decir, sin potenciar los aspectos neoliberales, capitalistas e individualistas de la Navidad. Para que la festividad sea verdaderamente alternativa, las actividades tienen que estar relacionadas con el reciclaje, la sostenibilidad, el consumo responsable y los juegos participativos. Si a ello se añaden espectáculos de danza urbana y actuaciones centradas en la percusión, se completa el programa de lo políticamente correcto. No piden que se prescinda del consumo y se practique una política navideña solidaria o austera (la austeridad es un valor que los asociaría con Ángela Merkel), anuncian a los cuatro vientos la "Feria del consumo responsable".
 
Si fueran un poco más inteligentes y hubieran leído la encíclica "Laudato SI'" del papa Francisco se hubieran dado cuenta de que la responsabilidad en el consumo, la sensibilidad ante el medio ambiente, la promoción de la economía social y solidaria, la promoción de los Derechos Humanos y la defensa de valores como la paz o la justicia social se defienden mejor recordando el revolucionario nacimiento de Jesús de Nazaret.
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