El que fuera ministro con Adolfo Suárez, y mil cosas más, antes y después, el leonés Rodolfo Martín Villa, quiso, allá en la preautonomía, que Castilla y León fuera una mancomunidad de diputaciones porque sabía que aquí la provincia tiene mucho tirón. Tanto, que 30 años después del Estatuto de Autonomía, seguimos sin vertebrarnos, o cosiéndonos, que diría el que fuera presidente de la cosa Juan José Lucas Giménez. A pesar de tantos procuradores, tanto edificio mastodóntico y tanto esfuerzo por concienciarnos como "castellanoleoneses", en lugar de ir hacia adelante caminamos para
Cada
Sencillamente el problema surge porque Valladolid es la sede del Gobierno regional y de las Cortes, con lo que eso conlleva de funcionariado y otras cuestiones positivas para el cotidiano vivir en Valladolid. Es mucho el dinero que entra vía nóminas, y eso repercute en el desarrollo de la ciudad a todos los niveles. No es extraño, por tanto, que mientras el resto de las provincias han perdido población Valladolid lo haya ganado desde
O sea, que hay que dejar las cosas claras: Valladolid no tiene la culpa de sus mejoras, y además le contempla el derecho a mirar por lo suyo, como es lógico, pero lo cierto y verdad es que las otras ocho provincias van de mal en peor. Se salva algo Burgos, por su industria y por las inversiones que ha hecho allí un hijo suyo muy destacado, el presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera Campo. Inversiones de gran calado que, en cambio, no siempre le han servido para
Sólo faltaba la gran crisis que padecemos para
Con este panorama de potas populares, como antaño en Argentina, insisto que los políticos no acaban de enterarse. Cierto es que se preocupan, pero sobre todo de lo suyo, vamos, de lo de ellos, porque muy pocos están padeciendo la situación: se bajaron algo el sueldo, pero resulta que incluso hay más funcionarios en algunos sitios, como en Salamanca, que antes de la crisis. Serápara
Ahí es donde hay que darle, no a Valladolid como Valladolid, que por ese camino no se va a ninguna parte. Que lo de los cuatro aeropuertos es una locura, pues claro, pero la culpa no la tiene Valladolid, por supuesto, ni Salamanca, ni León ni Burgos. La tienen las mentes que han invertido sin ton ni son, sin pensar, sinhacer
En definitiva. Hay que saber quién es el culpable de nuestros males (aparte de nosotros mismos), pero