El Movimiento Europeo organizó en Valencia el pasado miércoles un seminario que llevaba por título Un nuevo comienzo para Europa: la agenda de la nueva legislatura de la Unión Europea. Como responsable de este Movimiento en España, el diputado Eugenio Nasarre enmarcó la nueva agenda diseñada por Juncker con tres ideas fuerzas: reconstruir puentes en Europa, recuperar la confianza de los ciudadanos y reforzar la legitimidad democrática. Probablemente son ideas genéricas que han diseñado los tecnócratas de Bruselas y que dejan indiferentes a muchos ciudadanos. Ahora bien, si los ciudadanos supieran que el futuro de sus hipotecas, pensiones o salarios depende de estas ideas entonces pasaríamos de la indiferencia al compromiso.
El dinero empleado en sanidad, educación, menores desamparados, discapacitados, parados o pensiones nunca debería conceptuarse como gasto. Europa no avanzará mientras sus tecno-estados clasifiquen como "gasto social" el presupuesto con el que atender estos ámbitos de ciudadanía. Un avance que no se producirá sin evaluar los criterios y fórmulas de distribución aplicadas en las últimas décadas, más perfiladas por tiempos electorales cortoplacistas que por tiempos cívicos de necesidades. Esperemos que algún día la jerga utilitarista financiera corrija este error conceptual donde se usa despectivamente el término, como si se aplicara a grupos de ciudadanos marginales, improductivos, inútiles y carentes de valor.