Las asociaciones Adecasal, Asdecoba y Escuelas Campesinas de Salamanca vienen desarrollando una experiencia de cuidados pionera en el mundo rural, la cual se sostiene gracias al trabajo en red y al compromiso comunitario
Días atrás se reunían en el Espacio Comunitario del Mayor un grupo de personas que, desde las asociaciones Adecasal, Asdecoba y Escuelas Campesinas de Salamanca, vienen desarrollando una experiencia de cuidados pionera en el mundo rural, la cual se sostiene gracias al trabajo en red y al compromiso comunitario que intenta dar respuesta a las necesidades de las personas mayores del entorno del Bajo Tormes.
Este modelo se basa en respetar el deseo de las personas mayores de permanecer en su casa y en su entorno con las atenciones, servicios y cuidados que aseguren su bienestar y calidad de vida, y que contempla tres ámbitos de intervención: los cuidados individuales en casa (ej: la comida servida en el domicilio), en primer lugar; los servicios socio-comunitarios que ofrecen espacios de participación o socio-sanitarios que inciden en la prevención, en segundo lugar, y, por último, las pequeñas residencias o casas asistidas que brindan una atención permanente cuando la dependencia se agrava.
Frente al olvido y el abandono que sufre el mundo rural por parte de la sociedad actual urbano-consumista, donde solo interesa lo que es rentable y produce beneficios, y desde la percepción de que el mundo rural tiene la capacidad de generar esperanza ante una realidad que invita al pesimismo, como lugar de oportunidades para el cambio social, “pretendemos desarrollar otra mirada que ponga en el centro a las personas, en especial a las más vulnerables, en cercanía y con actitud de servicio, desde el convencimiento de que solo desde la implicación comunitaria es posible transformar la realidad desde dentro”, señalan los impulsores de esta iniciativa.
Desde esa mirada cobra sentido esta acción social, la cual busca la interrelación de tres elementos clave:
-La dinámica del cuidado, que ha constituido una seña de identidad en la cultura de nuestros pueblos.
-La importancia de la comunidad, que nos compromete a buscar alternativas comunitarias en lugar de soluciones individualistas a las necesidades y problemas detectados.
-El enraizamiento en un territorio, en una historia, en un contexto cultural, en una comunidad.
“En esa perspectiva se sitúan nuestras experiencias y proyectos para el cuidado de las personas mayores, y desde esas claves intentamos afrontar las dificultades que en estos momentos ponen en riesgo su sostenibilidad”, añaden.
Por ello, de cara al próximo año, se plantean dos objetivos esenciales:
-El primero, poner el acento en visibilizar y dar a conocer a la población, tanto local como de fuera, las iniciativas que están posibilitando en la zona, que en conjunto suponen la validación de uno de los proyectos más innovadores para el cuidado de las personas que existen en el medio rural. Es importante saber valorar y cuidar lo que hemos conseguido con tanto esfuerzo.
-El segundo, hacer ver a las administraciones, muchas veces desconocedoras de la realidad rural, que este es el modelo que hay que sostener, apoyando desde las instituciones públicas las estructuras comunitarias desde las que procuramos dar respuesta a las necesidades de las personas, porque, en las antípodas de la mercantilización de servicios en auge, es un modelo que cuida el alma y la vida de la gente.