Viernes, 19 de abril de 2024
Volver Salamanca RTV al Día
El sueño cumplido de Pablo de la Peña
X
retorno a la imagen analógica

El sueño cumplido de Pablo de la Peña

Actualizado 16/01/2023 13:43
Charo Alonso

El fotógrafo salmantino expone en la Cafetería del Casino una muestra de fotografía no analógica

El lienzo de piedra de la Cafetería del Casino de Salamanca se ha convertido en la muestra de fotografía más viva, original y atrevida de una ciudad que precisa de salas de exposición y que debería darle una importancia mayor a la fotografía. Porque es la fotografía ese arte de la luz que siempre, en Salamanca, ha tenido artistas grandiosos dispuestos a seguir no solo atreviéndose a innovar, sino a aprender otras técnicas y a emprender otros proyectos. En el caso del fotógrafo Pablo de la Peña, curtido en las lides del periodismo gráfico en diversos medios de la ciudad y siempre sorprendente en sus muestras expositivas, la originalidad, “el sueño cumplido” ha sido regresar al laboratorio de los milagros después de seguir dos cursos con Claudio de la Cal y Leonor Benito de la Lastra. Tradición nuestra que compartimos y disfrutamos, como cuando me dice el fotógrafo de la luz, José Amador Martín ¿Has visto la última muestra de Pablo de la Peña? Ve a verla.

Retornar a la magia del revelado, a la espera, paciencia y pericia del positivado frente a la rapidez de lo digital ha sido para Pablo de la Peña, un sueño cumplido. De ahí que nombre así su exposición y que se detenga en las minucias milagrosas de una técnica fascinante. Porque es el cuarto oscuro el que ha hecho las delicias de un fotógrafo hecho a los largos, demorados proyectos que los espectadores tenemos la suerte de ver convertidos en exposiciones que, inmediatamente, identificamos cuando el blanco y negro se detiene en la geometría de la ciudad y en la soledad del edificio.

Pablo de la Peña traza con escuadra y cartabón las líneas de la ciudad. Una ciudad que es y no es Salamanca, porque nadie identifica como tal al paisaje urbanita de sombras y líneas que no la casualidad dibuja para el ojo avizor, paciente y sosegado del fotógrafo, la modernidad solitaria. Edificios que aguardan la mirada sobria de un matemático de la paciencia cuyo estilo conocemos y que ahora, se ha metido en el laboratorio para darle ese toque profundo a un positivado que nos recuerda tiempos pasados. Tiempos de cubeta, pinzas y mirada descubriendo la intensidad de un blanco y negro poderoso en sus matices.

La fotografía de Pablo de la Peña ha experimentado con el color, con el detalle convertido en bodegón de pura belleza, con el retrato y el primer plano de la pared devenida lienzo entre muchos proyectos. Paciente y sobrio, muestra la ciudad y su geometría con líneas escuetas y sin embargo, no frías, porque es su mirada la que hace habitables los ángulos, las rectas, las arquitecturas modernas. Pieza a pieza, las trece fotografías nos devuelven el gusto por identificar a un artista que conocemos y que seguimos muestra a muestra. Y entonces, por un momento, nos olvidamos de la prisa ante un café o un vino, ante una fotografía que evoca los tiempos del laboratorio de los milagros, a la luz roja del revelado… y nos recreamos en el gusto de ver buena fotografía, como la hemos tenido siempre en esta ciudad dispuesta a la cámara.

Charo Alonso.

Fotografía: José Amador Martín.