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En respuesta a ‘Extensivo e intensivo’
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LA OPINIÓN DE MARÍA ESQUITÍN

En respuesta a ‘Extensivo e intensivo’

Actualizado 18/01/2022 18:03
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María Esquitín nos envía este artículo a modo de contestación del remitido el pasado sábado por Miguel Cid Cebrián

Comparar un debate de 1982 sobre ganadería intensiva o extensiva, con las macrogranjas de la actualidad es como decir que los problemas que había entonces de tráfico y contaminación de las ciudades, son los mismos que hay ahora: absolutamente nada que ver porque el parque móvil no es, ni por asomo, del mismo calibre en este momento.

Que la ganadería intensiva y extensiva tienen que coexistir es algo obvio, que sucede, que no es incompatible y que ha sucedido siempre. Algo bien distinto son las macrogranjas, al más puro estilo de U.S.A., que lejos de ser “granjas” son cadenas de producción: fábricas de carne donde la ética brilla por su ausencia.

La posición del señor Garzón, no es una posición electoralista, si no política; pero no populista, si no ética. Parece que aquí nos olvidamos para qué deben presentarse las personas a la política: para el bien del conjunto de la sociedad, para salvaguardar los derechos de la ciudadanía y velar por los intereses de un pueblo cada vez más denostado.

La primera reflexión que hay que hacer es la siguiente: en política ¿hay que buscar el populismo o mirar por el bien de la sociedad? Si se opta por lo primero es muy probable que lo segundo carezca de importancia y, por tanto, adolecerá de valores éticos y morales para dedicarse a la política del bien común (ya que lo hará en beneficio propio). Si alguien que está en un gobierno, sea este de la índole que sea, está por medrar a nivel personal y/o profesional, para hacer dinero o encontrar amistades beneficiosas es, sin lugar a dudas, una persona sinvergüenza que se aprovecha de la confianza del electorado que con su voto le ha puesto ahí, para luego mentir, engañar y no tener la posición ética que se espera de ella. Mentir está feo, hacer correr bulos, también.

Las macrogranjas son malas “per se” y, como he dicho anteriormente, no tienen nada que ver con la ganadería intensiva y extensiva, son un punto y aparte en esa dicotomía y hay que tener la mente abierta y haber leído para saber de qué se habla antes de mezclar churras con merinas; algo que los pastores (y las pastoras) que aún quedan, como los irreductibles de la aldea gala de Astérix y Obélix, sabrían identificar claramente… pero claro, para eso: hay que saber y, sobre todo, tener voluntad para hacer lo correcto y no mentir.

¿El mercado necesita las macrogranjas? No, rotundamente, no. Decir eso es una falacia, al igual que la de “...el aumento del nivel de vida ha hecho necesarias estas explotaciones intensivas o macrogranjas...Pero si queremos comer hamburguesas y filetes, la producción de carne tiene que aumentarse para afrontar las necesidades del creciente mercado tanto nacional como internacional…”

En primer lugar habría que especificar: ¿aumento del nivel de vida para quién? Y lo más importante, ¿a costa de qué? Y deberíamos responder a estas dos preguntas, no siendo que estemos viendo algo que creemos real y no sea más que un espejismo.

No es el aumento de nuestro nivel de vida el que ha propiciado la aparición de las macrogranjas, es el sistema capitalista y consumista que quiere rentabilizar al máximo cada céntimo a costa de lo que sea, aunque ello suponga la pérdida de biodiversidad, la contaminación y el fin de un sistema de vida sostenible que, lejos de únicamente mirar por el rendimiento económico, busca como mantener vivo un mundo rural que agoniza con iniciativas como las macrogranjas que impiden que los pequeños productores, las familias y la gente joven que quiere quedarse y/o volver al mundo rural, puedan vivir de ello. ¿Por qué eso no lo cuenta nadie?, ¿acaso creen que las explotaciones agropecuarias de Salamanca sobrevivirán si siguen aumentando esas fábricas de carne?, ¿no significará eso más pobreza y éxodo rural?

Mezclar la tauromaquia con las macrogranjas y hablar de contradicción, me parece, cuando menos, un argumento pueril que no hay ni por dónde cogerlo, pero, lo voy a intentar. Para empezar, los tiempos cambian y con ello en muchas ocasiones, por suerte, nos damos cuenta que actitudes de tiempos anteriores, que pasaban por normales, hoy, no lo son: por irrespetuosas, incívicas, violentas, o, simplemente, porque estaban basadas en costumbres ancestrales que más tenían que ver con la ignorancia y el miedo que con ciencia alguna.

Me alegra saber que se entiende que el señor Garzón, y “...los pertenecientes a su ideología…” son las personas inteligentes y formadas, los intelectuales, y por eso nombra a algunos que hacían bandera de los mismos valores que el ministro: Alberti, Picasso, Miguel Hernández o García Lorca, internacionalmente reconocidos por su valía; igual que el señor Garzón, al ser entrevistado por The Guardian . Esto, siempre pone a la gente en su lugar.

Es cierto que las ganaderías de lidia son extensivas: ¡qué belleza la de un toro en la dehesa!, es una imagen icónica, para mí, de las tierras de Salamanca. También es verdad que el Señor Garzón debería defenderla como ejemplo a seguir y así, en vez tener macrogranjas y corridas de toros, podremos comer hamburguesas de toro de lidia o un buen filete de un animal que haya vivido en el campo; así aprovecharemos lo que ya existe y solucionaremos dos problemas de un golpe… a mí, no me gusta matar pájaros a tiros: me gusta verlos y oírlos cantar, pero siguiendo los argumentarios ajenos, sería un buen modo de solucionar las dos cosas de un golpe.

Para finalizar quiero dejar bien claro que las macrogranjas son un atentado contra la tierra y la vida. Son la avanzadilla de la pobreza, aunque suenen a dinero, y son la antesala del hambre debido al monopolio que suponen y la pérdida de soberanía alimentaria en la que se traducen.

La gente del mundo rural no le importamos a quienes mienten, engañan y tergiversan palabras sobre las macrogranjas haciendo creer que son inocuas y necesarias cuando, en realidad, son un problema de salud pública. Los datos están ahí para quien quiera verlos:

De la mierda de las macrogranjas no se dice NI MU

El problema de las macrogranjas

“La contaminación provocada por las macrogranjas, a largo plazo, puede ser un grave problema de salud pública”

Las macrogranjas ponen en riesgo la via en los pueblos y agravan la despoblación

Las 'macrogranjas' destruyen la biodiversidad y el tejido social

“Las macrogranjas estan arruinando la riqueza natural de la España rural”

El coste oculto de una macrogranja: vertidos ilegales, moscas y malos olores

Por el bien del conjunto de la sociedad y del planeta: las macrogranjas deben cerrarse y prohibirse.