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Alicia Barco, la costurera prodigiosa
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Alicia Barco, la costurera prodigiosa

Actualizado 06/12/2021
Charo Alonso / Carmen Borrego

El empeño de su amor por la moda, su seriedad, su creatividad, Alicia Barco, finalista de la Pasarela de Jóvenes Diseñadores de Castilla y León

Tiene veintidós años y se crio entre los patrones de su abuela la modista, la música de la vieja Alfa de pedal y el respeto por el legado de otros tiempos que le inculcó su tía, la etnógrafa Rosa Lorenzo. Una herencia de arte cotidiano, de artesanía vivida, de esfuerzo puntada a puntada que le ha permitido hilvanar su carrera de Derecho y las clases en Béjar, madrugones de hielo, carretera y manta para estudiar Moda con tenacidad de bordadora minuciosa. Finalista en el Concurso de jóvenes diseñadores de Castilla y León, la salmantina Alicia Barco cose el pasado y el futuro, herencia nuestra, asomada a la modernidad de su creativo talento.

Charo Alonso: Estamos en un Museo, el DA2 ¿Crees que la moda es una forma de arte?

Alicia Barco: Históricamente sí podemos hablar de la moda como arte, como una especie de "escultura" o "arquitectura" basada en patrones y tejidos. Y si pensamos en piezas de diseñadores como Balenciaga, Galliano o Schiaparelli, es fácil entender que la moda también es arte. El problema es que el propio término de "moda" se ha desvirtuado mucho con el paso de los años y ahora pensamos que la moda es conjuntar unos vaqueros con una americana de un color un poco llamativo y un bolso con muchos logos; y nada más lejos de la realidad.

Ch.A.: ¿Arte o artesanía?

A.B.: Para mí, la moda sería arte como "disciplina", podríamos decir. Sin embargo, los componentes del "arte del vestido" como pueden ser encajes, puntillas, bordados, ciertos tejidos? sí que serían obras de artesanía.

Ch.A.: Aunque tú hayas visto coser a las mujeres de tu familia y aprendieras de ellas, elegiste seguir los cursos del Ciclo Formativo en Béjar. ¿Cómo se une el aprendizaje de la técnica y la parte creativa?

A.B.: Esto depende mucho del propio aprendizaje del diseñador, aunque sea generalizando. Quien haya estudiado Diseño de Moda o similar, normalmente le va a dar mucha más importancia a la parte creativa, al concepto y al significado de lo que hace; y ya después se va a fijar en la viabilidad real de esa idea. Sin embargo, alguien que se haya formado en Patronaje, como es mi caso, le da mucha más importancia a la parte técnica, para que todo siente bien y se potencie el resultado final.

Ch.A.: Te presentaste al certamen con vestidos de novia ¿Por qué?

A.B.: Desde que me di cuenta que me gustaba este mundo y que me quería dedicar a ello, supe que quería hacer novias. No tengo un motivo concreto como tal, pero sí me parece algo más especial, quizá porque un vestido de novia no es simplemente un vestido. Cada uno puede tener algo especial que lo haga diferente: la forma del vestido, el tejido o algún detalle, pero lo fundamental es que sea la novia la que se sienta especial, que ella se vea y tenga claro que tiene que ser ese vestido en concreto y no otro.

Ch.A.: ¿Y qué tienen de especial los tuyos?

A.B.: Quizás el propio concepto desde el que partió toda la colección, que era huir de los excesos de los vestidos de novia tradicionales, dándole una vuelta de tuerca a la idea preconcebida que tenemos de novia. Sin desmerecer el trabajo de nadie, me aburren las novias clásicas, así que hice algo para novias a las que, como a mí, les guste la moda y ese día quieran ser ellas mismas y no verse disfrazadas.

Ch.A.: Mi padre, que seguramente montó algunas de las máquinas en las que has aprendido en Béjar, decía que más no se podía hacer, que una manga siempre era una manga ¿Lo hemos visto todo en moda?

A.B.: Probablemente a nivel visual sí lo hayamos visto casi todo. Siempre te vas a inspirar en aquellos diseñadores a quienes consideres referentes, pero siempre también se puede ir un poquito más allá o darle una vuelta para que no resulte monótono y no sea una copia.

Ch.A.: ¿Qué podemos aportar de nuevo?

A.B.: Creo que lo que podemos y, de hecho, deberíamos aportar pasa por poner en el punto de mira la sostenibilidad de las piezas. Cada vez somos más conscientes del problema que supone el cambio climático en nuestro día a día, y la moda es la segunda industria más contaminante del planeta. Por eso hemos de centrarnos en los materiales que utilizamos, primando los que sean orgánicos o reciclados, fomentando la investigación en el ámbito textil. Además, creo que cada vez somos más los que nos damos cuenta del problema que supone el nivel de consumismo actual e intentamos ponerle freno y crear conciencia en nuestro entorno. Todo esto, por supuesto, sin olvidarnos de que, al hablar de sostenibilidad, también hablamos de que los trabajadores textiles de los países en vías de desarrollo tienen que tener derechos laborales dignos y nuestras conductas de compra influyen enormemente en este aspecto.

Ch.A.: Ese es el discurso de Stella McCartney, Alicia, pero dime cómo convencemos a la gente que no tiene dinero o que le guste mucho la ropa para que compre con conciencia.

A.B.: Yo antes no salía de Zara y ahora creo que hay que ir reeducando a la gente. Comprar moda rápida se nos va de las manos porque tienes ropa que no te pones, y sí, hay un cambio de tendencia incluso en las grandes corporaciones que sacan líneas limitadas, una estrategia que contempla este cambio de mentalidad. Es cierto que hay gente que solo puede comprar ropa muy barata, pero también es cierto que la compramos barata para tener más aunque nos dure poco. Aquí no han ayudado las redes sociales, porque lo importante es hacer la foto con un modelo diferente. Y no solo se trata de comprar menos, sino de usar telas de stock que salen de las fábricas de Inditex, por ejemplo, como las que usé yo, reutilizando restos, retales. Todo es una forma de general menos residuos: reutilizar, reformar la ropa, usarla de segunda mano?

Carmen Borrego: ¿Cuál es tu estilo?

A.B.: No lo sé, me gusta mucho la moda escandinava, esos colores muy sólidos, el patronaje limpio y favorecedor con pocos adornos. Los de mis trajes de novia fueron de ultimísima hora. Mi estilo sale del arte, de los museos?. De lo que he vivido en mi casa, con mi madre, mi abuela, mis tías?

Ch.A.: ¿Por qué nos importa tanto la ropa?

A.B.: Esto es algo que depende muchísimo de la persona. Hay quien ve la ropa como un mero trámite por el que hay que pasar todos los días para salir a la calle y listo. Pero para quienes nos gusta la moda vemos mucho más allá de simples prendas; disfrutamos vistiéndonos, contando historias con nuestra ropa y nos resulta imposible optar por un solo estilo porque nos limitaría muchísimo a la hora de expresarnos.

Ch.A.: Antes te pregunté por el arte? ¿Vemos la moda como una forma de belleza?

A.B.: Sí, porque nosotros mismos hemos querido darle a la moda ese halo de belleza. Todo lo que gira en torno a la moda "tiene" que ser bonito. Las modelos son guapas, tienen unos cuerpos de escándalo, las luces están pensadas para resaltar sus virtudes y disimular los pocos defectos que puedan tener, los zapatos ayudan a verlas aún más esbeltas, y estilistas, maquilladores? todos contribuyen a que lo que se vea, ya sea en pasarela o en editorial, sea agradable de ver.

C. B.: ¡Y fotógrafos! ¿Cuáles son ahora tus objetivos?

A.B.: A corto plazo, descansar, porque los dos últimos años han sido realmente frenéticos, acabo de presentar mi trabajo de fin de grado que trata sobre la moda y el derecho y luego debo seguir formándome porque, en este mundo, o te actualizas o te quedas desfasado antes de darte cuenta. También sigo diseñando y confeccionando prendas y prototipos para futuras colecciones. A la larga me gustaría tener mi propio atelier para atender a novias reales, aunque tampoco descarto la docencia, porque realmente me apasiona lo que hago y creo que es algo que hace mucha falta en nuestro sistema educativo: profesores con pasión por lo que enseñan.

Ch.A.: Vives muy de cerca el trabajo de tu tía, Rosa Lorenzo ¿Crees que el traje charro puede inspirar, actualizarse?

A.B.: Puedes inspirarte en alguno de los detalles, inspirarte por ejemplo, en el manteo, en los materiales. El traje charro tiene un montón de posibilidades.

Ch.A: Había una tradición que hemos perdido en Béjar y un trabajo que solo vemos vivo y maravilloso en Fely Campo. ¿Cómo recuperar ese territorio?

A.B.: Tenemos que empezar a valorar lo que tenemos al lado de casa en vez de mirar siempre hacia fuera. El tejido industrial de Béjar era espectacular para la época y lo hemos perdido por no saber cuidarlo y optar por materiales baratos de importación. Espero que con esto mismo que comentaba antes de la sostenibilidad empecemos a poner en valor las materias primas de calidad de las que disponemos en la provincia, anteponiendo esto a la cantidad. Fely Campo ha sabido posicionarse bien y sacar su negocio adelante sin necesidad de trasladarlo a Madrid y, sin duda, quienes queremos dedicarnos a esto en Castilla y León, pero, sobre todo, en Salamanca, le debemos mucho.

Ch.A.: ¿Se puede hablar de un apoyo de las instituciones a la moda castellano y leonesa?

A.B.: Podemos hablar de apoyo de las instituciones, como con la Pasarela? Organismos como Texmocyl, ANDE o la propia EASD de Burgos y diferentes centros de FP se esfuerzan por organizar este tipo de concursos de jóvenes diseñadores o las Skills, para darnos la oportunidad a los jóvenes. Eso sí, creo que falta difusión, porque quiénes estamos interesados en el tema buscamos y encontramos estas oportunidades, pero para el público, en general, es menos accesible y es una pena, porque en esta comunidad tenemos muchísimo talento que lo único que necesita es que le den un empujoncito.

C. B.: ¿Y tú, qué planes tienes ahora, Alicia?

A.B.: Yo estoy intentando hacer una marca mía y eso supone hacer cuentas, que es lo primero que me han enseñado en Béjar. Y en mi casa, que mi padre es cocinero y lo primero que hace antes de nada es hacer cuentas: cuánto te cuestan los ingredientes, cuánto vale tu trabajo? Cuánto valen la tela, el hilo, los botones, el trabajo? La moda rápida es muy rentable, pero no olvidemos que tras el derrumbe de aquella fábrica en Bangladesh tenemos que tomar conciencia de que hay otra forma de hacer y consumir moda.