Las faltas de los demócratas

Los Diputados, en nombre todos los españoles, tienen entre su obligaciones fiscalizar las actuaciones del Gobierno, y lo pueden hacer, entre otros medios, a través de preguntas en las Sesiones de Control sobre cualquier asunto que constituya una responsabilidad de la Administración Pública. Se supone que los intereses de los señores diputados deben centrarse en cuestiones serias para el buen desarrollo de las vidas de los ciudadanos.

Pero desde hace ya algunos años estas importantes sesiones han tomado preocupantes derroteros como hemos podido ver, sin ir más lejos, en la última celebrada hace un par de días. En la actualidad las preguntas sólo son excusas para la crítica sin argumentación, los pregones partidistas, las amenazas veladas o sin velo alguno y el intercambio de improperios e insultos, todo ello muestra de una creciente mala educación y de un progresivo desprecio de los ciudadanos. Aldous Huxley escritor y filósofo británico, afirmaba que: Cuanto más siniestros son los deseos de un político, más pomposa, en general, se vuelve la nobleza de su lenguaje.

La oposición actual encabezada, de manera muy poco eficaz y nada brillante, por los señores Casado y Abascal, no está ejerciendo las funciones que la ley marca. Ellos y sus correligionarios se limitan a repetir machaconamente y a coro, en todas sus intervenciones públicas, acusaciones que apestan a rancio y a resentimiento como: Ocupa, traidor, gobierno ilegal, separatistas, enemigos de España, asesinos, padilla de golpistas; y algunas otras lindezas, sin caer en la cuenta de que una mentira por mucho que se repita nunca llegará a ser verdad. Es mentira que un bulo repetido merezca ser verdad, que diría Sabina. Esto pone de manifiesto que su oposición no es una oposición seria sino un acoso y derribo permanente. Ya lo señaló el que fuera Presidente de los Estados Unidos EUU, Abraham Lincoln: Se puede engañar a parte del pueblo parte del tiempo, pero no se puede engañar a todo el pueblo todo el tiempo.

Mi interés no es de ningún modo defender al gobierno de turno sino mostrar que hacer una oposición como la que hacen estos partidos de derecha o ultraderecha no es bueno para los ciudadanos, no es bueno para el país, no es bueno para la democracia.

Afirmar, como dijo el señor Casado, que los abucheos e insultos de los que fue objeto el Presidente del Gobierno y con él todos aquellos que nos sentimos representados en su persona (a unos les gustará más y a otros menos) representan el sentir de la calle implica que son compartirlos por su partido, pero siendo esto grave, lo es más que dichos improperios son falsos. No puede ser un 'ocupa' aquel que ocupa un lugar que ha obtenido mediante un proceso de votaciones democráticas y tras un proceso de investidura que ganó legítimamente, por lo que su gobierno tampoco es ilegal. Tampoco es un asesino, eso es evidente, ni tiene interés en romper España, porque negociar y consensuar con todos y sobre cualquier tema son los pilares sobre los que se sustenta la política en un país democrático, y eso somos aunque a algunos les gustaría que no fuera así.

Que todo un señor Premio Nobel como Vargas Llosa diga que no se trata de votar en democracia sino de votar bien o que la Presidenta de la Comunidad de Madrid afirme que Madrid es España. Madrid es España dentro de España o que al Presidente de VOX no se le caiga la cara de vergüenza al reconocer que es partidario de la discriminación o que se debería prohibir todo tipo de ayuda social a la inmigración, no contribuyen a crean un adecuado y favorable sentir democrático. Albert Camus, el novelista, dramaturgo y filósofo francés lo dejó claro con estas palabras: La tiranía totalitaria no se edifica sobre las virtudes de los totalitarios sino sobre las faltas de los demócratas. Amén.