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El jabalí hace de prólogo ante la apertura de la caza menor el 24 de octubre
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El jabalí hace de prólogo ante la apertura de la caza menor el 24 de octubre

Actualizado 12/10/2021
Miguel Corral

Monterías, ganchos y en mano son las modalidades cinegéticas para intentar abatir a este suido

Monterías, ganchos y en mano o al salto. Todas las modalidades están abiertas en la caza del jabalí, especie que desde el pasado 26 de septiembre viene centrando la atención de los aficionados salmantinos a la cinegética, práctica que verá su momento más esperado el 24 de octubre, fecha en la que tendrá lugar la apertura de la temporada de caza menor.

Hasta entonces, el jabalí es el protagonista de las jornadas de caza, por lo que conviene recordar algunas de las medidas de seguridad que exigen su caza, pues cabe señalar que el empleo de rifles y balas para escopeta hace que su caza resulte mucho más peligrosa para quienes la practican, especialmente en cacerías colectivas como monterías y ganchos.

Esta lucha sin cuartel contra el jabalí, debido a los daños que provoca, ha tenido como consecuencia un descenso importante de sus poblaciones, pero aún todavía muy lejos de llegar a los niveles deseados por agricultores y aficionados a la caza menor, los dos sectores especialmente damnificados por la explosión demográfica experimentada por este suido en los últimos años como consecuencia del abandono del campo, principalmente.

Este hecho ha provocado que en muchos lugares se haya decidido autorizar su caza en mano en detrimento de cacerías colectivas como monterías y ganchos, pues esta técnica de caza permite seleccionar la zona de caza, en función de la aparición de rastros que delaten la presencia de este omnívoro, sin que sea necesaria la comunicación previa de la zona a batir.

En cuanto a las medidas de seguridad obligatorias, la más destacada por su novedad es la obligación en monterías y ganchos, para todos sus participantes, de llevar puesta exteriormente una prenda de alta visibilidad que cubra el tronco (chaleco, chaqueta o similar), norma que anteriormente solo afectaba a rehaleros o perreros, pues para los cazadores en sus puestos era suficiente con llevar una gorra o un simple brazalete reflectante.

El resto de normas continúan igual que con anterioridad a la nueva Ley de Caza, aunque conviene recordar algunas como la obligación de permanecer en el puesto salvo autorización del organizador de la cacería o el postor; en todo caso el cazador no podrá portar armas listas para su uso en todos los desplazamientos que realice fuera del puesto, salvo una vez finalizada la cacería para rematar una pieza herida.

Asimismo, no se puede disparar en dirección a la zona que se esté batiendo, salvo que los batidores y perreros se encuentren desenfilados por el terreno, ni hacia los visos. Los puestos se colocarán de forma que estén desenfilados o protegidos de los disparos de los demás cazadores. Cuando ello no fuera posible, cada cazador deberá establecer contacto visual y acuerdo verbal con los más próximos para señalar su posición.

Estas normas, aunque no son obligatorias en la caza en mano, tampoco está de más su aplicación en los casos que correspondan como el uso de prendas reflectantes. Hay que recordar que por caza en mano se entiende, en el caso de la caza mayor, "modalidad practicada por un conjunto de dos a seis cazadores, auxiliados o no por un máximo de diez perros, quienes a pie y formando una cuadrilla, buscan y siguen coordinada y activamente a las piezas de caza mayor en un determinado terreno con el fin de capturarlas".

La caza en números

De acuerdo con los datos ofrecidos por la Junta de Castilla y León, la provincia de Salamanca está a la cabeza en el ranking de jabalíes abatidos en la Comunidad en la temporada 2019-2020 con 11.495 ejemplares, casi 1.500 cochinos más que la temporada anterior, cuando se registraron 9.831, todo lo contrario de lo que sucede en la caza menor.

En el caso de la perdiz roja, la provincia de Salamanca ha pasado de ser la peor en cuanto a número de perdices abatidas en la temporada 2018-2019, a una de las mejores en la temporada 2019-2020 con 34.370 ejemplares cobrados, solo por debajo de Burgos, donde se abatieron 66.458 perdices.

Y si la perdiz ha demostrado constantes dientes de sierra en el gráfico de su cría, no sucede lo mismo con el conejo, especie a la que las enfermedades no le permiten recuperar las poblaciones de hace cuatro décadas. En la temporada 2019-2020 se abatieron en los cotos salmantinos 16.180 conejos, 201 menos que la temporada anterior, y solo más que en Soria, donde se colgaron 10.067 rabones. Cabe destacar los más de 143.000 cazados en Valladolid o los más de 80.000 de Burgos.

Sin embargo, en cuanto al número de zorros abatidos en la comunidad, la provincia salmantina se sitúa a la cabeza con 10.349, 500 más que la temporada anterior, por los 1.546 que se abatieron en Valladolid o los 3.441 de Burgos.

La nueva Ley de Caza se estrena en una temporada llena de incertidumbre

El jabalí hace de prólogo ante la apertura de la caza menor el 24 de octubre | Imagen 1

Aunque se han visto buenas polladas, hay que esperar a noviembre / M. C.

El 24 de octubre arranca en Castilla y León una nueva temporada cinegética, más de 115.000 aficionados con licencia en esta comunidad, entre los que se encuentran unos 14.000 salmantinos, saldrán entonces tras perdices, conejos y liebres. La veda general levanta el telón con la incertidumbre de qué esconden los campos. En principio, lo que es seguro es que cada cazador deberá llevar un conteo de las piezas abatidas, como establece la nueva Ley de Caza, principal novedad en lo que respecta a la caza menor y que afecta al cazador.

En cuanto a lo que se ha podido ver durante la media veda, cabe señalar una buena cría de perdiz, aunque en las últimas semanas de septiembre se ha apreciado una reducción importante de los bandos de pollos que se habían visto en agosto. El conejo también apunta maneras, siempre que no le afecten las enfermedades tras las lluvias de septiembre. Y la liebre continúa por buen camino. Buena caza.