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Diosas III. Sejmet
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Diosas III. Sejmet

Actualizado 02/07/2021
Manuel Rodríguez Fraile

Diosas III. Sejmet | Imagen 1Hija primogénita del supremo dios del sol, Ra. Su hermana Maat es la protectora de la justicia y la verdad, y la pequeña, Hathor, la guardiana de la belleza y el amor, pero a nuestra protagonista de hoy le corresponde encarna la parte oscura de la triada de hijas del Sol. Se la conoce como Sejmet (o Sekhment), la señora de la guerra, la destructora, la causante del terror, ella es la que cada día debe vencer, en eterna lucha, a la inmortal y gigantesca serpiente Apofis evitando así que devore a su padre y así pueda producirse un nuevo amanecer. Su esposo es Ptah, el señor de la magia.

Se la representaba como mujer con cabeza de leona, siempre portando el Anj[1] y vestida de color rojo, símbolo de sangre. Era la acompañante y protectora de los faraones a los que aconsejaba en asuntos de guerra. Además era guía y defensora de los justos frente a los peligros que suponía el viaje al Mundo de los muertos.

Sejmet es despiadada con sus enemigos, su sed de sangre, cuando se dejaba llevar por la ira, resulta insaciable. Podía mandar enfermedades a los hombres y plagas a las ciudades. Los egipcios creían que su ardiente aliento dio origen al desierto, pero al tiempo, poseía el don de la curación y por eso era considerada protectoras de los médicos, pues cuando estaba en calma su cabeza de león se transformaba en la de una cariñosa gata a la que se conocía como Bastet.

Cuenta la leyenda que en cierto tiempo, el dios Ra se dio cuenta de que su reinado sobre la Tierra de los hombres, a los que había creado con sus propias lágrimas, estaba en peligro pues eran numerosas las revueltas contra su autoridad. Para acabar con la rebelión, mando a su hija Sejmet, con la orden de poner fin a la vida de todos los conspiradores. Así lo hizo la diosa leona, pero cuando terminó con ellos, nadie podía frenar su sed de sangre y continúo arrebatando la vida de todo aquel que se encontraba a su paso.

Los egipcios invocaron la clemencia de Ra y este, temiendo que su encolerizada hija arrasara con toda la raza humana, ideo una trampa para calmarla. Mientras Sejmet dormía, mandó recoger ocre rojizo y mezclarlo con 7.000 jarras de cerveza, de manera que esta adquiriera el aspecto de un gran charco de sangre fresca. Al despertarse, la diosa estaba hambrienta y sin dudarlo se lo bebió todo. Cuando acabó, estaba tan borracha que su desmedida furia asesina se calmó y regreso al palacio convertida en Bastet, la apacible diosa de la armonía y el amor.

Desde entonces anualmente, en recuerdo de aquel hecho que salvo a los egipcios de su extinción, se celebra la Fiesta de la Embriaguez, para calamar a la diosa y evitar una nueva cólera divina. Durante la fiesta todos bailan y beben gran cantidad de cerveza roja, coincidiendo con la época en la que el Nilo tiñe sus aguas de ese mismo color. Los arqueólogos han encontrado en el templo Lúxor salas de la embriaguez construidas por la reina-faraón Hatshepshut.

Los sumerios, una de las civilizaciones más antiguas que habitó en el sur del actual Irak también adoraban a una diosa de la guerra, Ishtar la cortesana de los dioses, que siempre viajaba rodeada de leones y acompañaba a los ejércitos en el combate.

La relación entre diosas y heroínas con los felinos tiene referencias en multitud de culturas. La diosa vikinga Freya, era conocida como La diosa de los Gatos y tiraban de su carro 2 grandes felinos. También la fenicia Astarté y la de los cartagineses Tanit, están representadas junto a leones y son diosas de la guerra.

La romana Libertas, viste una gran túnica blanca y sus atributos son un cetro, un yugo roto y un gato, por ser este un animal que nunca acepta un dueño y símbolo de la libertad. Además, como señora de la guerra, acompañaba a las legiones cuando luchan contra la injusticia y la opresión. La Estatua de la Libertad, situada en la isla de Manhattan, frente a Nueva York, representa a esta antigua diosa.

Hoy en día Catwoman, Cheetah, Cheshire personajes creados por DC Comics, o Tigra, y Hellcat (la gata infernal) de Marvel, son las heroína, en algún caso las villanas, que se encargan de perpetuar en la memoria colectiva a las semidiosas felinas. Y es que, como afirmó el escritor estadounidense Mark Twain: De todas las criaturas de Dios, solo hay una que no se puede esclavizar con la correa. El gato. También tiene razón Garfield, el gato gordo anaranjado, con rayas negras, cuando dice: Tigres, leones, panteras, elefantes, osos, perros, focas, delfines, caballos, camellos, chimpancés, gorilas, conejos, pulgas? ¡Todos han pasado por ello! Los únicos que nunca hemos hecho el imbécil en el circo? ¡somos los gatos!. Por algo será.


[1] El anj es un jeroglífico egipcio que significa "vida". También se denomina cruz ansada (cruz con la parte inferior y la superior en forma de óvalo, lazo o ansa), se la conoce también como "llave de la vida" o "cruz egipcia".

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