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¿Y el toro?
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LA CRÓNICA DE MARÍA FUENTES , 3ª DE ABONO

¿Y el toro?

Actualizado 14/09/2018
María Fuentes

Todo raza y querer de un Juan del Álamo que se llevó el mejor lote de una corrida falta de raza de Vellosino que imposibilita el triunfo de Morante y Manzanares

Rozaban ya las ocho de la tarde y allí prácticamente sólo había oído suspiros. La gente resoplaba, bostezaba y algún otro, se enfrentaba a los del ruedo con gritos desde el tendido. Y no es para menos. A mí me duele ver a La Glorieta luciendo ese buen aspecto y a dos figuras del toreo apostando por traernos a Salamanca una corrida descastada, sin fondo y rajada de Vellosino, a excepción de 3º y 6º, los dos de Del Álamo.

Volvió a sus manos el mejor lote. La suerte para el de casa, y Juan es de los que siempre cumple. Es de los que entrega el alma en cada lance porque su vida es el toreo y son ya demasiadas puertas las que le han cerrado. Es Juan de los que le pueden las prisas y su baza siempre es la raza, junto con la verdad y la entrega, aunque eso lleve implícito sacrificar por momentos la pulcritud y la colocación que exige un toro que humilla con clase y mete la cara. Porque 'Tinajero' fue bravo y respondió cuando el salmantino mecía los vuelos a la verónica, porque empujó en el peto y porque se desplazaba con brío cuando Juan se atornilló en los medios, citó de lejos y le dio la diestra para escuchar cómo se arrancaban las palmas de su gente que hoy estaba con él, más cuando sintieron que iba con galope alegre el vellosino y que este sí iba a ser. Uno, dos, tres y el de pecho. Quiso templar al natural, pero no llegó arriba. Mucha prisa y mucha raza. Una raza que se duplicó por mil en el sexto. En un alarde de fe, porque sabía Juan que tenía que ser, se decantó hasta por poner banderillas resultando cogido de forma muy brusca contra el burladero. La ilusión atropelló la razón. El corazón pudo más que la cabeza, y volvió Del Álamo a ser todo querer, intentando aquí sí templar más a otro noble de Vellosino que tuvo mucha clase. Hay hambre de contratos, y salir en volandas en su tierra sabe a gloria. Hoy le sirve, mañana ya veremos.

Lo demás, todo motivos para suspirar. El ser humano suele hacerlo cuando se siente frustrado por no conseguir algo, cuando la situación que vive es soporífera o cuando se siente humillado o decepcionado, y hoy en Salamanca hubo un poco de todo eso. "¿Y el toro?", gritaba un aficionado. No lo tuvo Morante con 'Barbudo', su primero, abanto ya de salida. Dócil y obediente a los toques pero falto de emoción en todo. Con el recorrido escaso demasiado pronto, el freno de mano echado y sólo detalles carentes de emoción porque si no hay toro, insisto, no hay emoción. Hay suspiros, y bostezos, y pitos, como lo que le cayeron después tras pasaportar a 'Paticorto' arrítmico y cambiante en la embestida con el que el de La Puebla apostó por unos ayudados por alto y seguir con series por la diestra exprimiendo al toraco carente de todo.

De todo lo bueno careció un José María Manzanares que desplegó verónicas con clase a su primero pero que fue incapaz de acoplarse después cuando se empeñó en sostener aquella ruina ambulante, y a veces lo conseguía sin lucimiento alguno como tampoco lo logró después cuando 'Nochemala', quinto, ni humillaba, ni galopaba, ni tenía ningún atisbo de clase. Y entonces resoplaba, porque este también se le rejaba, y el señor que desde el tendido le gritaba que era "cómplice de todo esto" tenía más razón que un santo.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de La Glorieta, Salamanca. Tercera de abono. Corrida de toros. Tres cuartos de entrada.

Toros de Vellosino. El tercero, aplaudido en el arrastre. Cuarto y quinto, pitados. Se desmonteró Jarocho en el tercero.

Morante de la Puebla: saludos tras aviso y bronca

José María Manzanares: silencio y silencio

Juan del Álamo: oreja y oreja

Fotografías: Miguel Hernández

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