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La memoria caliente de los 80
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Hojas taurinas de septiembre

La memoria caliente de los 80

Actualizado 13/09/2018
Toño Blázquez

Los años 80 fueron especialmente efervescentes en La Glorieta, esta hermosa plaza nuestra que cumple 125 años

Los años 80 fueron especialmente efervescentes en La Glorieta, esta hermosa plaza nuestra que cumple 125 años. Cada feria era una ristra de hasta nueve o diez festejos, entre unas cosas y otras. Yo viví tardes en las que El Cordobés petaba las bocanas de entrada a la plaza de personal incandescente, ansiosos por ver, por sentir, por emocionarse. Mis recuerdos de aquellos años son, quizá, los de una fiesta más deslumbrante y desbordada. Para un jovenzuelo como yo, aquel espectáculo era lo más y, cuando aquellos éxitos de los toreros de la época en el ruedo caliente saltaban como estrellas un día sí y otro también, me sentía casi yo mismo protagonista. En alguna ocasión, siendo chaval, me había tirado al ruedo con otro montón de desaforados aficionados, para acompañar las salidas a hombros de aquellos dioses vestidos de lentejuelas. De hecho, existe una fotografía en la que se me ve en tal menester; imagen que pude ver una vez para después perderla para siempre jamás.

Los años 80 fueron viscerales para la fiesta taurina contemporánea en Salamanca. Triunfos sonoros de gente como Dámaso Gonzáles, Manzanares (padre), Capea, Julio Robles, Ortega Cano, El Viti, El Soro, Victor Mendes, Morenito de Maracay (aquellos quiebros que levantaban a la gente de los asientos). La llegada de Paco Ojeda a Salamanca en el 83 fue espectacular y corroboró que aquel tipo había llegado para arrasar taquillas con su economía de espacios ante los toros. O el bofetón emocional de Espartaco con el toro 'Albahaca', del Conde de la Corte, con toda la plaza entusiasmada pidiendo el rabo.

Vivencias extraordinarias en una plaza orgullosa de acomodar uno de los abonos más importantes de la segunda parte de la temporada taurina.

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