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Teresa llena de luz la iglesia de Gomecello
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ACTUACIÓN 229

Teresa llena de luz la iglesia de Gomecello

Actualizado 28/08/2018
Redacción

El grupo de Teatro 'Lazarillo de Tormes' representó su obra 'Teresa, la jardinera de la luz' dentro del conjunto de actuaciones organizadas por la Diputación de Salamanca

Si habitaran este siglo, las monjas carmelitas hermanas de Teresa de Jesús hubieran llegado a Gomecello desde Dios sabe qué lugar, quizá Palencia o Valladolid, incluso Medina del Campo; ¿tal vez Salamanca? Porque este pueblo de lentejas y garbanzos, de cereales y vastas llanuras, tiene la fortuna de contar con una línea de ferrocarril que le comunica incluso con la frontera portuguesa de Fuentes de Oñoro. Un sencillo medio de transporte que desde que existe tantas rutas ha unido. Pero nuestras monjas vienen del siglo XVI, y lo más que hubieran hecho al llegar a Gomecello es aprovechar su potro de madera de herrar, para calzar adecuadamente a sus cansadas mulas. En la Plaza Mayor del Pueblo, una iglesia, antigua, medieval pero con muchas huellas de cambios de siglos, abre sus puertas. Tiene la advocación del patrono de caminantes, Santiago Apóstol, y en su interior se venera a la Virgen de la Esperanza que acaba de celebrar sus fiestas de agosto. Pero algo sucede cuando desde dentro se oyen las notas de un órgano y unas firmes y rápidas pisadas que se encaminan al altar.

'Teresa, la jardinera de la luz' comienza y con ella los espectadores de Gomecello, abandonan su época, su pueblo, incluso su parroquia donde expectantes, esperan ver una obra de teatro. Pero de repente el ambiente cambia, y la iglesia del convento de Alba de Tormes sustituye a la de Santiago y los vecinos de este pueblo armuñés pasan de ser espectadores a testigos de un juicio que tiene lugar en torno a la madre Teresa, y en el que sus hermanas carmelitas salen irrefrenables en su defensa frente al padre dominico que envía la Inquisición

Son mujeres sencillas, distintas, pero entregadas a la vida que con su maestra han aprendido a vivir en libertad. Gomecello se empapa de una situación en la que la austera escenografía, parece la más apropiada para los acontecimientos vividos por todos los presentes. Desde el primer momento en que se inicia la puesta en escena, el grupo de teatro 'Lazarillo de Tormes' desaparece de la misma para dar lugar a unos personajes, tan vívidos y creíbles, que no dejan lugar a la duda de que otra realidad ha llenado el espacio. Como los variados estilos que esta parroquia encierra, como los siete retablos que la adornan, las siete hermanas de Teresa, construyen párrafo a párrafo, frase a frase, palabra a palabra, el firme edificio que es su madre Teresa, para ponerla ante el reverendo como un ejemplo vivo de humanidad y espíritu preclaro, tanto, que la luz acaba llenando la escena, y la verdad se abre paso para público, actores y personajes, en una simbiosis perfecta que no deja de seguir admirando.

Nada parece anacrónico. Ni los rudos hábitos de estameña, que dan calor al mismo verano, ni las doctrinales palabras de un hombre de iglesia que necesita un púlpito para ejercer su autoridad. Y mucho menos la música renacentista que acompaña todo el conjunto como si saliera desde el altavoz de los siglos para adecuarse al nuestro con total normalidad. Se produce de nuevo el milagro de la atemporalidad que tiene lugar cuando a nuestro mundo se acerca alguien que tuvo que pisarlo mucho para llegar donde quería. Y como bien saben las gentes de Gomecello, ¿quién puede hacer pan sin sembrar campos de trigo? Hombres y mujeres son los mismos en sus cotidianas tareas, sean manuales, mentales, físicas o espirituales. Todo el mundo llega a "Teresa, la jardinera de la luz" con la misma naturalidad con la que los actores que la representan consiguen hacer universal la vida, textos y palabras de una mujer que ahora se puede mirar de frente, desde otra perspectiva.

Gomecello aplaude a Teresa, a 'Lazarillo de Tormes', y a su "jardinera de luz", que tanto parece estar haciendo por nuestra internacional santa, escritora y sobre todo mujer adelantada a su tiempo, con su peculiar forma de entender la libertad y la moda. Desde el camino de regreso a casa, un grupo de cansados pero satisfechos actores, ven a lo lejos los dos enormes silos donde Gomecello siempre ha guardado su grano, en señal de agradecimiento y despedida, de una tarde más, pero como todas, única, como lo serán todas las que la Diputación de Salamanca espera que "Teresa, la jardinera de la luz" siga proporcionando a todos los pueblos de la provincia que así lo deseen.

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