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Esteban Beltrán, poesía y activismo, palabra valiente
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DIRECTOR NACIONAL DE AMNISTÍA INTERNACIONAL

Esteban Beltrán, poesía y activismo, palabra valiente

Actualizado 31/05/2018
Radio Guijuelo

El director de Amnistía Internacional en España, activista, articulista, ensayista y profesor universitario presentó en Letras Corsarias un poemario lleno de fuerza

La labor de Esteban Beltrán Verdes, activista, luchador por los derechos humanos, viajero y defensor de todas las causas es sobradamente conocida a lo largo del mundo, sin embargo, su faceta de poeta es menos conocida? aunque solo sea porque publica un libro de poesía cada treinta años, como afirma irónicamente.

Por eso, la presentación de La jodida intensidad de vivir en Salamanca se convierte en todo un acontecimiento. Y lo es no solo por la trayectoria de su autor, sino por la originalidad de su planteamiento así como el cuidado con el que la editorial Vaso Roto plantea sus publicaciones. Se trata de un libro estructurado como una novela, con planteamiento, nudo y desenlace, que alterna el verso con la prosa y que, en palabras del periodista Antonio Marcos es un libro atravesado por el paso del tiempo, un tiempo que debía ser aliado y sin embargo, no cura las heridas. Antonio Marcos, presentador del acto, alabó el constante flujo que recorre el libro con un ritmo determinado que adentra al lector en la historia. Una historia marcada por el tiempo (Los hijos muchas veces llegan tarde a los padres), por la muerte, los momentos de soledad y esa depuración de las palabras cuya crudeza no esconde un atisbo de esperanza, amor y compasión.

En una presentación exquisita, Antonio Marcos aludió a ese viaje al propio corazón de las tinieblas, a los pliegues de la desolación y a esa voz propia que todo autor busca y que Esteban Beltrán ha encontrado en la originalidad de su discurso. Un discurso, que para el poeta y activista, supuso casi una imposición, puesto que el libro partió de tensiones inesperadas en su vida y se impuso.

Autor de un primer libro de poemas que publicó el poeta Félix Grande, Esteban Beltrán sintió que la poesía regresó, impulsada por la vida, por la muerte de un amigo suyo, por la agonía de alguien muy cercano a él y por el amor con una mujer. Y fue en ese intento de manejar el caos, de donde partió la escritura de este libro, un libro que no funcionó como terapia ni fue placentero, pero que le descubrió al poeta la belleza de lo que tenía dentro.

Espectador de grandes desgracias, Beltrán comenta que una amiga suya consignó las veces en las que aparecía en el libro la palabra "muerte", y recordó como su escritura es una búsqueda de la autenticidad que desea la unión de lo ordinario y de lo extraordinario. Consciente de que escribe "jugándose la vida", recuerda al fallecido autor Philip Roth, quien afirmaba que cada mañana se metía dentro de sí mismo como quien baja a una mina, y se siente cercano a su novela de la experiencia no solo personal, sino política y social.

Preguntado por Antonio Marcos acerca de su trabajo como activista, el poeta siente que sí, que su trabajo y su poesía se alimentan de una contradicción, la de un hombre optimista al que le gusta la poesía pesimista y que confía en que la esperanza sea una constante. Un poeta que defiende la idea de que la literatura es un acto de libertad extraordinario que no se puede acallar con leyes mordaza que buscan acabar con la libre expresión provocadora y molesta para el poder. De ahí su libertad, su lenguaje descarnado, su cercanía con la vida, desnuda, cruel, verdadera, plena de amor y de derrotas. Y sin embargo, este hombre que lee sus poemas en el riguroso silencio de quienes admiran su trabajo, afirma ser, esencialmente, optimista. Y la intensidad de la tarde tiene una quietud que espera.

Texto: Charo Alonso

Fotos: Alberto Martín

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