Réplica a ANTONIO MATILLA

Leo en su página web un artículo de un sacerdote que indica que "hay mujeres inteligentes, sin escrúpulos, con capacidad de manipulación emocional y conocedoras de los resquicios de la ley, que se emplean a fondo contra el varón con ánimo de obtener beneficios personales". Tengo el placer de indicarle a Antonio Matilla que yo sí sé cuántas mujeres de ese tipo hay en España: 32 exactamente. Sí, porque en 2012 fueron 32 mujeres en toda España las que denunciaron falsamente a sus parejas frente a las 128,543 mujeres que denunciaron por violencia de género a sus maltratadores. Estos datos son los últimos que nos ofrece el Consejo General del Poder Judicial, por otro lado institución poco sospechosa de ser feminista. Es decir, en España, el porcentaje de denuncia falsa por violencia de género es de 0.0038%, es decir, estadísticamente insignificante.

Sin embargo, es curioso como hay quien toma la palabra sobre este aspecto y no para denunciar el asesinato de una mujer cada cinco días en nuestro país o los recortes que se producen en la asistencia a la

s víctimas y a sus hijas e hijos, por ejemplo. Por tanto, mientras unos se encargan de difundir mentiras, y sin datos, sobre ley integral de violencia de género, 327 mujeres denuncian diariamente a sus maltratadores. Y teniendo en cuenta que las personas que nos dedicamos en cuerpo y alma a parar este terrorismo sabemos que todavía hoy son minoría las mujeres que se atreven a denunciar. Porque uno de los obstáculos con los que se encuentran las víctimas para contar su situación es, además la culpa y la vergüenza, el miedo a no ser creídas. Por tanto, difundir mitos y falsedades en referencia a los datos de denuncias falsas en España no ayuda a que las víctimas rompan la soga que les une a su maltratador, sino todo lo contrario.

Como decía, es bueno para la sociedad no escribir sobre lo que uno desconoce, especialmente cuando lo que se difunde es una idea que puede poner en peligro la vida de muchas mujeres. Y, claro, también para no hacer el ridículo.

Cristina Hernández

Socióloga experta en Violencia de Género

Ciudad Rodrigo