La fragmentación de la realidad

Me he permitido esta licencia, para señalar algo que me viene preocupando desde hace tiempo: ¿por qué la mayoría de los fotógrafos seleccionamos nuestro entorno hasta llegar lo más cerca posible del ideal de belleza, cuando la realidad que nos rodea es, la mayoría de las veces, de una sordidez que tira para atrás?

Muchas las fotografías que se exponemos, publicamos, montamos, o tomamos en video o cine (unas 24 imágenes por segundo) intentan recrear un mundo de idílica belleza que sólo tiene explicación en lo más profundo de nuestra experiencia como captadores de una realidad que intentamos resumir en una toma. Muchas veces he querido hacer fotografías que reflejaran esa parte de fealdad que tiene la realidad que nos rodea, si se puede llamar así a lo que no nos gusta. La especulación del suelo, la violencia, la suciedad, los malos modos y hasta la muerte, pueden convertirse en imágenes de extrema dureza, pero también de cierta belleza. El mundo del arte está lleno de imágenes así, Saturno devorando a su hijo, ya sea de Rubens o de Goya (sobre todo el de este último), el Guernica de Picasso, El Grito de Munch o cualquiera de las fotografías de Gervasio Sánchez, Sebastião Salgado o Lefteris Pitarakis son ejemplos claros de ello.

Con lo fácil ?o difícil, según se mire- que sería recoger tal cual los rostros de quienes sufren las consecuencias de los acontecimientos diarios ocurridos en los últimos tiempos llenos de políticos y especuladores que nos han hecho trizas el llamado estado del bien-ser-estar, de asesinatos fruto de la violencia de género, de desahucios por la avaricia del Capital, de los que defienden a los desahuciados y son señalados como terroristas y detenidos a las tantas de la madrugada como en los mejores años del franquismo, de engaños electorales como el ocurrido en España en los últimos años, de indeseables organizados que campan a sus anchas por los pueblos de nuestra (su) España maltratando y/o matando animales de otros o de nadie, sin que ninguna autoridad, ni civil ni de uniforme, se digne en desenmascararlos y sumidos en una especie de mafia organizada intocable al igual que ocurre en las novatadas de los colegios universitarios en las que algunos "inocentes" ven mancillada su dignidad como personas por veteranos que un día serán los dirigentes, abogados, médicos, jueces, ingenieros? de este país en una macabra parodia de la parodia misma que representó tantas veces el inefable Gila con aquello de "si no sabes aguantar una broma, márchate del pueblo" frase lapidaria dirigida a la enfadada mujer del boticario después pillarle la cabeza con un cepo de cazar lobos cuando vendía un fármaco a unos jovenzuelos.

Estas deplorables situaciones y rostros si hubieran sido registrarlos con mi cámara en las múltiples oportunidades que hetenido, debieran haber sido suficientes para mostrar la otra faz de la moneda de la belleza, pero me resisto, consciente o inconscientemente, a ello y no dejo de hacer paisajes helados, nieblas envolventes, bodegones que resultan atractivos, o rostros que aunque reflejen una realidad cruda pueden ser tremendamente bellos y/o expresivos, el por qué de la resistencia no lo sé, pero sí sé que necesito hacerlo así para que la realidad no me coma, aunque sea fragmentada.