Ni perdón ni olvido

Para muchas personas el nombre de Joep Lange resultará ser el de un perfecto desconocido, incluso para los miles de personas que sin saberlo, le deben la vida, pero seguro que no es así para todos aquellos que llevan ya décadas en la investigación sobre el VIH/Sida y en la defensa de un acceso universal al tratamiento de esta, todavía, mortal enfermedad que cada año causa millones de muertes en todo el mundo a pesar de los innegables avances que se viene experimentado.

Médico holandés de 59 años, Joep Lange fue un destacado investigador en el tratamiento del VIH/Sida y un hombre comprometido en la lucha contra la pandemia desde sus comienzos en los años 80, siendo pionero en defender los beneficios de utilizar varios fármacos combinados en el tratamiento de las personas con VIH y que centro gran parte de su intenso trabajo en el desarrollo de métodos para evitar la transmisión del virus de las madres seropositivas a sus hijos. Jefe de Investigación Clínica y Desarrollo de fármacos en el programa sobre sida de la Organización Mundial de la Salud (OMS), miembro del Comité Asesor Externo para estudios sobre la vacuna para el VIH. Fue, también, uno de los fundadores de PharmAccess, una fundación que ha permitido crear una red de seguro médico en África que garantiza tratamientos de calidad a muchas personas. Sin duda, el trabajo de este infatigable y admirable científico y ser humano, ha contribuido a salvar miles de vidas.

Joep Lange, continúo trabajando por todo aquello en lo que firmemente creía hasta el mismo día de su trágica muerte cuando, mientras se trasladaba a Melbourne, en Australia, con el fin de participar en la XX Conferencia Internacional sobre sida, un misil impacto en el avión de Malaysia Airlines al sobrevolar Ucrania en el marco de otro absurdo conflicto independentista que la Comunidad Internacional ni quiere ver, ni quiere oír, ni se atreve a hablar, por los muchos intereses económicos que están en juego.

Junto a él perdieron la vida 298 personas, víctimas inocentes que nunca pudieron imaginar que aquel fuera su último viaje. Victimas de revanchismos ideológicos, de intereses estratégicos, económicos y políticos. ¿Quiénes fueron los infames autores de la masacre? Todos gobiernos se afanan en gritar a los cuatro vientos que tenemos derecho a conocer la verdad, mientras se culpan mutuamente y exigen investigaciones a fondo de los hechos. Pero, no nos engañemos, sólo sabremos aquello que los poderes involucrados en los hechos quieran que sea conocido, porque las comisiones que se han constituido darán vueltas y vueltas a informes y más informes oficiales o extraoficiales, hasta que todo se olvide o cualquier otra salvajada similar relegue la noticia a páginas interiores o pequeñas reseñas. ¡Contra la injusticia y la impunidad! Ni perdón ni olvido. Esa conocida sentencia del influyente poeta y dramaturgo alemán Bertolt Brecht, es lo primero que me viene a la cabeza.

Cuando una persona como Joep Lange desaparece la comunidad científica pierde un valioso activo, los afectados por el VIH/Sida un activista comprometido y destacado, y la Humanidad un ser humano que, tal vez hubiera podido, sumando su trabajo al de otros muchos, cambiar el mundo.

Como Presidente de la Fundación Salud por Derecho y en nombre de todos los que formamos parte de ella, nuestras más sinceras condolencias a todos porque, sin duda, todos perdemos, incluso sus asesinos. Pero, si como dice Gabriel García Márquez la muerte sólo es el olvido, Joep Lange seguirá vivo durante muchos años ya que millones de personas continuaran, continuaremos, admirándole y recordándole.