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Daniel Martín, lienzos y muros
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Daniel Martín, lienzos y muros

Actualizado 26/10/2021
Charo Alonso / Carmen Borrego

El artista que llenó de color las calles de Santa Marta y de murales los pueblos salmantinos, muestra su trabajo más personal en la soledad de su estudio

Es diáfano, ordenado, lineal, como trazado con una escuadra, el estudio de Daniel Martín y frente a sus lienzos abigarrados de color, estallido de pincelada, el artista tiene una calma profunda y quieta, el brazo tatuado con una de sus señas de identidad. Abstracción que sorprende viniendo de uno de los mejores representantes del arte urbano que cubre las paredes de nuestros pueblos y que ha revolucionado de color los muros de Santa Marta.

Daniel Martín: Me defino como artista porque soy pintor, estudié escultura en la escuela de arte y ahora la he retomado. Sobre el arte urbano, soy del barrio Garrido y hacía mis pinitos en el parque de Würzburg, que era donde se podía "entre comillas" pintar murales cuando yo empecé.

Charo Alonso: ¿Cómo se gestó tu proyecto en Santa Marta?

D.M.: Partió de una iniciativa del equipo del Ayuntamiento y del empeño de su alcalde, David Mingo. Fue un proyecto interesante para dar un enfoque artístico al municipio. Eso es lo que me transmitieron desde el principio y nos entendimos enseguida. La idea era crear un proyecto global en varios espacios, que la gente pudiera pasear entre diferentes escenas que tuvieran una relación. Y ahí estuvimos, viendo dónde se podía hacer y dónde no, porque no es fácil una localización repartida por todo un municipio.

Ch.A.: ¿Y cuál era la idea del proyecto?

D.M.: Es bastante diferente a todo lo que he hecho porque yo suelo trabajar en pueblos con temas rurales. Al ser un tema más urbano lo enfoqué en el momento en que a mí, como artista, me surgió la creatividad, quizás a los catorce o quince años, un momento en el que a través de los libros, los videojuegos, la televisión, las imágenes? se despierta esa creatividad más juvenil. Está dirigido también a los mayores, para que sea como un recuerdo de esa etapa y sobre todo, a los jóvenes del municipio, que hay muchos, para que se animen a ser activos y a ver el día a día desde un punto de vista creativo. Si os fijáis, en el proyecto de Santa Marta, que se llama "La llegada del color" pinto siempre un rincón abstracto, estas formas que yo hago y que para mí significan no solo que llega el color, sino también el arte. En el mural de los globos es como si tirara estas formas sobre el pueblo.

Carmen Borrego: ¿Cómo es el proceso de hacer un mural tan grande?

D.M.: Hay que pensar primero en el emplazamiento y después, en el diseño en el ordenador a partir de la fotografía del edificio. Hago el boceto como si fuera sobre un folio en blanco, presento la idea al Ayuntamiento y si se aprueba, el reto es tener un folio delante y una pared de 15 metros al lado.

Daniel Martín, lienzos y muros | Imagen 1C.B.: Una pared de la que no te puedes bajar para ver cómo va?

D.M.: La primera parte de encajar la obra es complicada porque con la grúa hay que bajar y subir muchas veces. Hago una marquita, bajo, veo si está, subo? luego cuando está enmarcada es más fácil porque ya sabes que no te vas a desviar del boceto. La experiencia te va enseñando.

Ch.A.: Ya estamos familiarizados con este arte y lo pedimos.

D.M.: Parece que sí, cuando hace 15 o 17 años iba por mi barrio a ofrecerles pintura mural a los negocios parecía raro. Ahora es más normal a raíz del barrio de Oeste, hay otra visión del arte urbano y más oportunidades. En los pueblos, en Castellanos de Villiquera, en La Armuña, y ahora en la Sierra, intento ofrecer una estética con la que el pueblo se identifique y que ayude a todo este tema de la despoblación, que sea un aliciente turístico para la gente.

Ch.A.: ¿Y se paga bien?

D.M.: Bueno, se paga lo que uno pueda conseguir, todo el mundo sabe lo que vale una ventana o una puerta, pero cuando hablas de arte ¿Cuánto vale? Yo quiero vivir del arte y siempre digo que mi trabajo en el estudio está enfocado a otras cosas. Lo que hago en la calle cuesta lo que se pueda asumir, hay que encontrar un equilibro que cuadre.

Ch.A.: ¿Prefieres trabajar en tu obra aquí solo, libremente, o en la calle a la vista de todos, respondiendo a un proyecto?

D.M.: Estoy viendo que me aportan las dos partes. Mi trabajo figurativo en los murales alimenta la parte en el estudio, más abstracta. Me gustan las dos, me gusta salir a pintar en público y me gusta trabajar solo, tranquilo, en el estudio. Me gusta mucho conocer gente, conocer pueblos? y me gusta trabajar aquí, libremente.

Ch.A.: Mi sobrino Lucas, que vive en Santa Marta, está feliz con tu mural de los globos. Es un admirador de casi cuatro años.

D.M.: Es un poco el espíritu de los murales de Santa Marta. Dar ilusión a un sitio que parecía un poco gris, de ladrillo. Mirad, yo lo que hago es adaptarme a lo que necesita cada proyecto. Aquí en el estudio hago lo que me da la gana, y si sale bien, bien y si sale mal, no pasa nada. Pero cuando salgo a la calle se trata de hacer a la gente feliz. No imponer mi idea, sino saber que esa obra va a quedar ahí y que la gente va a convivir con ella. Por eso hay que pensar en quién va a pasar por ahí todos los días? Yo me imagino a familias con niños y cuando yo era niño, recuerdo como algo inspirador la visita a un museo. No sabes cómo le van a afectar las cosas a la gente cuando sea mayor.

Ch.A.: Por ahora te aseguro que Lucas está feliz viendo ese mural.

D.M.: Eso es lo bonito. Yo recuerdo cosas que he visto de niño y me han inspirado ya de mayor. Lo que están viendo estos niños ahora puede que les lleve a ser luego dibujantes de comic, ilustradores. Yo aquí en Carbajosa he pintado muros en los tres colegios, incluido el de mis hijos, que están encantados y trato que las obras inspiren. Hicimos un concurso y pusimos, en el mural mío, los dibujos de los niños que habían ganado. Ves el mural mío y los dibujos de los niños tal cual. Los niños lo disfrutan mucho pero en los pueblos también lo disfruta la gente mayor. Me gusta pintar a la gente mayor, pintar los recuerdos de un tiempo pasado. Trabajo con fotos antiguas y eso le hace mucha ilusión a la gente y es muy gratificante. Luego está la parte mía más extraña, más personal, que está aquí. Eso sí, una cosa alimenta a la otra.

C.B.: ¿Qué te inspira? En tu pintura, no en los murales.

D.M.: Varias cosas, lo que busco en la abstracción es que el cuadro no tenga ninguna referencia. En el lienzo en blanco busco esa parte subconsciente mía sin ninguna referencia, aunque las referencias están, como pasa con Kandisky, que está ahí. Como está en mi obra el graffitti, por ejemplo en cómo se componen las letras una con otra, en el spray, ese es un lenguaje mío.

C.B.: ¿Mezclas el óleo con el spray?

D.M.: Pinto con todo, acrílico, óleo, spray, lo mezclo, llevo un proceso? cuando pinto no tengo la pretensión directa de vender ahora o no, sino de experimentar, de expresarme y va llegando el momento de mostrarlo como hago ahora en la galería "La Casa Blanca". Me gustaría exponer mezclando cuadros con trozos de mural, hacer una historia con las luces para interactuar con la obra como he hecho en la galería? experimentar.

Ch.A.: Vuelvo a los murales ¿Alguien puede negarse a que pinten su pared?

D.M.: No, es verdad que hay sitios en el centro de Salamanca que no se prestan a ello, pero normalmente a la gente le gusta la idea porque da un toque de alegría. Si lo propones de forma concreta y con calidad, la gente acepta. Quizás si se trata de un artista personal, con una temática que asuste un poco? pero no, porque no se trata de eso. El arte urbano es muy accesible y muy para todos.

Ch.A.: ¿Cómo va a ser tu trabajo en la Sierra?

D.M.: En la Sierra he pintado ya en San Miguel de Robledo, en Monsagro, y ahora en Sotoserrano tenemos un proyecto acerca de la figura de la mujer rural, se trata de ponerla en valor a ella y a la tradición, a través de escenas que recuerdan la forma particular de cultivar en bancales, la vendimia... Los visitantes, que ya los tiene, no solo se encontrarán lo natural, que es obvio, sino la historia del pueblo desde otro enfoque.

Ch.A.: ¿No os da miedo la saturación de tanto arte mural?

D.M.: No, saturación puede haber si se hace en exceso y mal. Pero el arte mural no es solo muro, si algún día hay saturación a lo mejor nos inventamos otra cosa como festivales de pintura al aire libre, por ejemplo. Yo hago muchas cosas a la vez y si viera que la pintura mural se saturara, cambiaría? pero todavía falta mucho para eso porque hay muchas zonas, por ejemplo, en la zona de Ciudad Rodrigo, donde trabajarse el arte rural.

Ch.A.: ¿Arte rural?

D.M.: Yo llamo arte rural al que se dedica a labores del campo. En la Armuña hay mucho porque les gusta, buscan que la gente haga un recorrido largo, vaya a ver estos murales que generan algo grande cuando hay pueblos que parecen no tener un gran interés turístico.

Ch.A.: ¿Y Santa Marta? Ha sido una decisión valiente.

D.M.: Podía pensarse que es arriesgado, pero ¿Qué opción tienes, dejarlo como está y no hacer nada? Al final es un recurso que, si se enfoca bien, no es tan caro como hacer infraestructuras y da un resultado visual muy vistoso y que a la gente le gusta. Por desgracia, las ciudades ya están saturadas de cosas feas. El arte urbano es para todos y muy popular, pero ¿Qué pasa con lo que es muy popular? que corre el peligro de perder calidad para que guste a todo el mundo. Hay que apostar por la calidad, contratando a profesionales, exigiendo un nivel de bocetos al artista. Si hacemos cosas muy coloridas pero sin calidad, nos saturamos.

C.B.: Háblanos de tus esculturas ¡Esta me recuerda la obra de Venancio Blanco!

D.M.: Estudié escultura y me hace ilusión ir a la escuela de arte a hablarles a los alumnos de esta salida profesional del muralismo, a decirles que todo lo que se aprende, vuelve. Nunca sabes cuándo vas a necesitar un recurso. Esta escultura tiene que ver con el graffitti, es más orgánica y la otra es una impresión en 3 D. Me gusta mucho la obra de Venancio Blanco y está ahí.

Ch.A.: Estás exponiendo ahora, pintas murales ¿Qué te dispones a hacer?

D.M.: No me gusta mirar hacia atrás, soy exigente, pienso que me hace falta mucho, que tengo que hacer algo con la obra, salir a ferias de arte, moverme, mostrar mi trabajo. Que hablen de mí las obras, eso busco ahora mismo.

Y de él hablan sus cuadros vivos, palpitantes de letras, color, formas que se retuercen en ese brazo fuerte que pinta muros, muros que nos acompañan al paso de los días. Es el triunfo del color, la fuerza de una pintura para todos que vuelve las calles y paredes en el museo de los días y la vida, la vida en arte convertida.