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“Este verano está perdido. Cuando aumentan las restricciones la gente coge más miedo, y las...
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ISABEL JIMÉNEZ, GERENTE DE MESÓN EN PEÑARANDA

“Este verano está perdido. Cuando aumentan las restricciones la gente coge más miedo, y las...

Actualizado 27/07/2021
Redacción

Asegura que los hábitos entre los clientes han cambiado, potenciándose los pedidos para llevar, mientras resalta la clientela fiel como principal motor del día a día

La Hostelería, tras la barra y ante la mesa y el buen yantar, es un oficio de vocación y entrega, al que ahora se añade la resistencia, algo que se hace aún mayor en los pequeños negocios. Un trabajo y unos establecimientos golpeados por la pandemia, que viven un verano extraño, conjugando la menor fluidez de clientes en general con el cuadrar las cuentas mes a mes.
Se presentaba como el verano de la recuperación, de la vuelta a la vida con la vacunación masiva, pero Isabel Jiménez, responsable del Mesón el Candil en Peñaranda, parece tenerlo claro. "Este verano está perdido. Cada vez que aumentan las medidas restrictivas la gente coge más miedo? si lo comparamos con 2019 no tiene nada que ver. Hoy tenemos más un 50% en pérdidas con respecto a aquel verano de antes de la pandemia?creo que la recuperación no está aquí ni de cerca".
Un establecimiento, situado dentro de un entorno de barrio, que tampoco escapa a los cambios en los hábitos de la gente. "Lo noto en los clientes. Ahora tenemos muchos más pedidos para llevar, nada que ver con lo de antes, que mayoritariamente se consumían en el comedor o el bar".
Pero Isabel también pone el acento en algo que, tal y como apunta, ha sido crucial para continuar levantando la persiana cada mañana: sus clientes. "Son fieles, t

enemos también visitantes, pero principalmente vivimos de nuestra clientela de aquí. Gracias a la gente de Peñaranda hemos podido salir adelante" aunque también añade que "se ha notado un aumento de clientes que, antes se movían en zonas con mayor afluencia en la ciudad y ahora vienen y están más tiempo, el bar de barrio en este caso sí que parece ser más atractivo".

Sobre los miedos que aún nota entre clientes y vecinos, Isabel es rotunda. "La gente puede tener la garantía de que en el establecimiento están totalmente seguros, además ellos mismos lo pueden comprobar, ya que ven como limpiamos y que se mantienen las medidas de seguridad?ven como trabajas y te dicen "vemos como lo hacéis, luego nos sentamos en un banco en la plaza y nadie lo limpia, aquí es continua limpieza".
Una situación que también está marcada por las políticas de prevención, sobre las que Isabel asegura que "creo que no hay ninguna decisión política tomada en la pandemia que se haga con lógica?los bares a cerrar pero ¿y los botellones, y las peñas y la venta de alcohol libre? Estamos todos acojonados hoy?ahora me hablan de las fiestas y me pregunto ¿son necesarias? Si por cinco días ahora nos pueden cerrar en septiembre no lo entiendo?Creo que ha faltado y falta mucho sentido común a la hora de tomar decisiones políticas".