Manos Unidas reparte casi 300 bocadillos en su novedosa Operación Bocata a domicilio
Los bocatas fueron preparados a lo largo de la mañana por 22 voluntarios en los salones de la Parroquia de San Andrés
Tras no poderla llevar a cabo en 2020 (debía haber tenido lugar el día antes de la jornada en que se declaró el estado de alarma), la Delegación Diocesana de Manos Unidas ha retomado este primer domingo del mes de marzo su tradicional Operación Bocata, aunque de una forma muy diferente a lo habitual: ante la imposibilidad de realizar por culpa de la pandemia un reparto masivo de bocadillos en la Plazuela del Buen Alcalde (donde aprovechan para comérselo la mayoría de los apuntados), la Delegación ha optado por un reparto a domicilio.
En este sentido, todos aquellos que han querido se han podido apuntar durante estas semanas previas, pagando 3?, para que a la hora de comer del domingo les fuera llevado a casa un bocadillo, que fueron preparados a lo largo de esa misma mañana en los salones de la Parroquia de San Andrés. En las tareas de preparación participaron un total de 22 personas, entre integrantes de Manos Unidas, miembros de la Delegación de Familia y jóvenes de la Parroquia de San Andrés.
Al ser un número amplio de voluntarios, se prepararon a muy buen ritmo los bocadillos, que a la hora prevista (en torno a las 13.00 horas) empezaron a ser repartidos por los domicilios por los mismos voluntarios (empleando 10 coches). En total, se distribuyeron 290 bocadillos, de embutido, queso, fiambre y sardinas, echándose de menos este año los clásicos bocatas de tortilla, que se han descartado por cuestiones sanitarias (ya que son aportadas por personas que las hacen en sus casas).
La totalidad de bocadillos fueron repartidos en Ciudad Rodrigo, excepto unas cuantas unidades que fueron llevadas hasta Fuentes de Oñoro por una persona que previamente participó en las tareas de reparto en Miróbriga. Como señala una de las integrantes de la Delegación de Manos Unidas, Pilar Corchete, el número de bocadillos de este año no tiene nada que ver con los de años anteriores (donde acudían muchos escolares), pero consideran que "ha salido bastante bien para ser la primera vez que se hace así".
Como explica asimismo Pilar Corchete, han decidido hacer realizar la Operación Bocata este año, aunque sea a domicilio, "para que por lo menos no se pierda la costumbre", confiando en que "el año que viene volvemos a tenerla como siempre". En esta misma línea, la delegada diocesana, Ana Isabel Lucas, señala que están "contentas, porque nos da visibilidad, y se sabe que estamos ahí, aunque no hayamos podido disfrutar por la situación en que estamos". Como ocurre cuando se hace de forma presencial, junto a cada bocadillo se entregó una botella de agua.
Para rematar esta jornada de celebración de la Operación Bocata, a las 17.00 horas se ofrecerá por el canal de YouTube de la Diócesis de Ciudad Rodrigo una intervención para explicar el proyecto al que irá todo el dinero que recaude Manos Unidas este año en la Diócesis: la promoción de medios de vida para chicas refugiadas en situación de riesgo en los barrios marginales de la capital de Kenya, Nairobi, donde están asentados 75.000 refugiados urbanos (provenientes de los conflictos y guerras de la región de los grandes lagos: Burundi, Congo, Rwanda, Somalia, Etiopía y Sudán del Sur).
De ellos, están en situación especialmente crítica las madres solteras y chicas en riesgo de exclusión social, ya que, además de tener menores a su cargo, "no tienen ninguna posibilidad de entrar en el mercado laboral por carecer de los mínimos conocimientos profesionales y de inglés". De este modo, el proyecto, con un importe de 18.595?, quiere beneficiar a 61 mujeres de entre 14 y 25 años, de las cuales 38 son madres solteras, con 52 hijos menores de 5 años.