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Proyecto Hombre Salamanca: la ayuda a más de medio millar de personas en el último lustro
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Hablamos con Manuel Muiños, presidente de Proyecto Hombre Salamanca y Esperanza González, directora de la Comunidad Terapéutica de la organización no gubernamental en Salamanca

Proyecto Hombre Salamanca: la ayuda a más de medio millar de personas en el último lustro

Actualizado 13/12/2020
Jorge Holguera

El 2020 ha reavivado el compromiso de la ONG para con las personas y ha motivado un "apriete de tuercas" necesario que sin el coronavirus no habrían detectado

Este último lustro ha estado marcado en Proyecto Hombre Salamanca por "el crecimiento continuo, la mejora de los programas, desarrollo de la atención y optimización de recursos" y el año 2020 ha servido para "reavivar" el compromiso inicial de la ONG para con las personas.

Manuel Muiños y Esperanza González ofrecen hitos destacados de la evolución de un proyecto que hace viable la segunda oportunidad a personas que en algún momento de su vida se han visto vencidas por las adicciones. El primero es el presidente de Proyecto Hombre Salamanca, además de responsable del área de comunicación a nivel nacional y presidente de la revista de la Asociación Proyecto Hombre. La segunda es la directora de la Comunidad Terapéutica de la organización no gubernamental en Salamanca.

El crecimiento de la asociación ha ido en consonancia con las necesidades. Un ejemplo muy actual es el de la incorporación de la casa Mateo 24-35 destinada al acogimiento de hasta cuatro personas que deban incorporarse a la comunidad terapéutica y no disponen de otro lugar para hacer la cuarentena previa. Una vez superada la fase de entrevistas y coloquios pasan a la comunidad educativa y terapéutica. Hace aproximadamente cinco años, Proyecto Hombre abrió en un espacio cedido por los Capuchinos, una casa encuadrada en lo que denominan Programa Alba, destinada a facilitar la reinserción de personas que han superado el programa educativo y terapéutico en la comunidad, en lo que consiguen un trabajo y se hacen de nuevo con medios propios para salir adelante.

La Comunidad Terapéutica, con capacidad para entre 30 y 40 personas, también ha evolucionado en este tiempo. Esperanza González explica la reestructuración, que consistió en adaptarla a "dos líneas de trabajo, una para personas con patología dual y otra para sin ella". "Hemos ido integrando la comunidad, lo que separamos son las terapias para trabajarlas de una manera diferenciada porque no pueden ir al mismo ritmo", explica la directora de la Comunidad Terapéutica.

Estos últimos años, en esta entidad han reforzado la formación de los profesionales y han ampliado la formación continua. Otro espacio de Proyecto Hombre es el centro de día, donde llevan a cabo el programa ambulatorio al que acuden personas que conservan su estructura, social, familiar y laboral. Cuentan con horarios adaptados que permiten, a quienes van, compatibilizar su vida laboral y familiar con el seguimiento de la terapia. En estas instalaciones también realizan primeras entrevistas o coloquios y facilitan la reinserción.

Proyecto Hombre tiene otro programa de atención en Centro Penitenciario y otro de atención domiciliaria en el medio rural. La sociedad va cambiando. La realidad es diferente, tanto en los usuarios como en las familias y sociedad. Antes "era más fácil que entendieran o asumieran el método educativo y terapéutico", relatan, de forma que "hay una necesidad de reeducar desde muy abajo", "la desestructuración afectiva es mayor". El cambio de la sociedad hace que sea necesario "un sobresfuerzo mayor a la hora de trabajar ese planteamiento educativo de la persona en valores y sentimientos". Estas son algunas de las diferencias que denotan Muiños y González. Explican en palabras más sencillas que "antes había unos valores de fondo de la persona que se habían perdido y se tenían que descubrir de nuevo, ahora hay que inculcarlos porque no los han tenido nunca", algo que trasciende al ámbito familiar y social.

Las rehabilitaciones son tarea de todos, es decir, hace falta "generar un compromiso de corresponsabilidad", con por ejemplo "una sociedad más inclusiva", que favorezca una segunda oportunidad a quienes superan los programas terapéuticos.

Por un lado, la "sociedad es más superficial", porque "cada uno piensa en lo suyo", pero por el otro, se ha incrementado la implicación de voluntarios en la tarea de Proyecto Hombre, que ha superado los cien hasta antes de que el coronavirus obligara a cortar con este tipo de colaboración tan necesario.

Desde el 11 de marzo y durante todo el confinamiento, la Comunidad Terapéutica de Salamanca cerró sus puertas con las personas que siguen el proceso educativo y terapéutico y cinco terapeutas que no salieron de ella. La convivencia se intensificó y también las terapias. El objetivo era no detener el proceso terapéutico. Esta medida y las siguientes hacen que de momento nadie de esta Comunidad Terapéutica haya resultado positivo en coronavirus.

El desconfinamiento está siendo menos fácil porque "las salidas hay que hacerlas con más tiempo, porque quien sale de la comunidad para volver a entrar tienen que esperar un mínimo de 8 días para realizar las PCR". Ellos necesitan ver a sus familiares con una cercanía que hoy la situación no permite. Tampoco está siendo posible esas muestras de cariño que antes se podían procesar dentro de la comunidad para animarse por ejemplo con un simple abrazo, que hoy no es posible, en los momentos difíciles.

Pasando a los datos, en este lustro, la Comunidad Terapéutica de Proyecto Hombre ha atendido a 540 personas. La edad media de las personas que acuden a terapia es de 40 en hombres y de 42 en Mujeres. En cuanto a las adicciones principales de las personas que solicitan ayudan a Proyecto Hombre el cambio se ha visto en el perfil del consumo y el consumidor, manteniéndose las mismas sustancias. En los últimos cinco años se ha incrementado el consumo de alcohol en 11%, 2% el de cocaína y bajado al cannabis y heroína, aunque destaca el policonsumo.

Las estadísticas de personas atendidas dicen que la principal adición del 36% de los hombres es el alcohol; del 39%, la cocaína; del 17%, heroína y cocaína; del 15%, anfetaminas; del 2%, el juego. En mujeres, la adición principal del 40% que acuden a Proyecto Hombre es el alcohol; del 20%, la cocaína; del 20%, cocaína y heroína; del 7%, cannabis; del 7%, heroína; y del 6%, anfetaminas.

El 37,5% de las personas atendidas presentan un problema psiquiátrico añadido al de adición. Por ello, en el programa cuentan con un médico y dos psiquiatras, así como dos enfermeras de referencia que dan cobertura al centro de manera altruista. Proyecto Hombre Salamanca tiene un equipo formado por 15 profesionales, doce de los cuales son terapeutas.