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Alicio Vicente Martín, de profesión sastre
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Alicio Vicente Martín, de profesión sastre

Actualizado 01/05/2020
Redacción

Cuando se cumple un año del fallecimiento de nuestro padre, queremos recordar parte de su historia profesional, de él y de buena parte de su familia

Cuando se cumple un año del fallecimiento de nuestro padre, queremos recordar parte de su historia profesional, de él y de buena parte de su familia. En estos momentos en los que no podemos juntarnos para recordarlo como quisiéramos, pensamos que ésta es una buena forma de hacerlo.

En la familia de Alicio, la profesión de sastre venía de antiguo. Su abuelo, Camilo Vicente, comenzó a ejercerla artesanalmente hacia 1875, en Peralejos de Arriba, de donde era oriundo. Después, su hijo Ricardo Vicente siguió con el oficio. El hecho de contraer matrimonio con Filomena Martín lo llevó a establecerse en Yecla de Yeltes, en 1924. Allí, sus cuatro hijos (Clara, Juan Antonio, Alicio y Donato) fueron aprendiendo de una u otra manera a coser y seguir con la tradición familiar.

En 1952, Alicio se trasladó a Salamanca para aprender en una de las sastrerías más prestigiosas de la capital, Satrería Fidel. Allí pasó una temporada observando el trabajo de confección. Cuando consiguió realizar una americana por su cuenta, regresó al pueblo para continuar con el trabajo de sastre, con nuevas ideas en la cabeza.

En 1957, tras contraer matrimonio con Petra López, se instaló por su cuenta en Vitigudino, en la calle de Santa Ana primero y a partir de 1975 en la calle El Moral, siempre con la ayuda de su hermano Donato.

La ilusión de seguir aprendiendo lo llevó en 1959 a viajar a Barcelona para realizar unos cursos profesionales en la Academia Rocosa y Camps. Y de nuevo, en 1969 regresó a la capital catalana para participar en la 2ª Semana Técnica Internacional de Sastrería, organizada por la Escuela Técnica Superior La Confianza, Textil Riba y el Ayuntamiento de Barcelona. Sus ganas de seguir aprendiendo no acababan nunca. También asistió a las conferencias y prácticas impartidas por el maestro francés Henry Gayolá en Valladolid y Salamanca y al Curso de corte impartido por el maestro italiano Anselmo Balzola. Toda su vida quiso seguir aprendiendo y trabajando, pues su profesión era realmente vocacional.

Cuando se cumplieron veinticinco años de profesión en Vitigudino, participó en el XXIV Certamen de Moda Masculina Mundial 82, celebrado en Madrid, al que presentó un traje de cuadros Príncipe de Gales del que se sentía muy orgulloso.

Tuvo clientes de toda la comarca y también de fuera que venían expresamente para que les hiciera sus trajes. Era muy querido por todos ellos, no solo por su profesionalidad también por su forma de ser. Se atrevió con capas charras, trajes camperos, vestidos y trajes de señora? Incluso arregló o hizo estandartes de cofradías, mantos de vírgenes y capas pluviales para los sacerdotes de la Parroquia.

Toda la familia disfrutamos siempre de la ropa a medida que nos hacía. Aunque de pequeños renegáramos un poco de tener que llevar pantalón de tergal, hemos tenido siempre la posibilidad de que nos hiciera chaquetas, abrigos y trajes a nuestro gusto. Porque si no sabía hacer alguna cosa, le daba vueltas y miraba en sus libros y revistas hasta que conseguía sacarlo.

Tras su jubilación, estuvo dando clase a las personas que quisieron aprender de todos los conocimientos acumulados a lo largo de su carrera profesional.

Una vida entera dedicada al oficio que le gustaba, aunque no fuera ni lo sea ahora muy habitual.

Incluso en el hospital, en sus últimos días, miraba los trajes de los enfermeros para ver cómo estaban cortados. Seguro que en el cielo también ha cosido ya alguno.

Hermanos Vicente López

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