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La osadía del Palafox y el Cafetal
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8 DE MARZO

La osadía del Palafox y el Cafetal

Actualizado 08/03/2020
Jorge García

En los años setenta, sin el beneplácito federativo, unas cuantas mujeres desafiaron todas las dificultades y se convirtieron en las primeras futbolistas salmantinas, llegando alguna de ellas a ser convocada con la clandestina selección nacional. Medio s

Salamanca, septiembre de 1971, en los cines Taramona se estrena No desearas al vecino del quinto y por las calles, sorteando el paso de los modernos Simca 1100 y Seat 124, la mayoría de las jóvenes de la ciudad se dejan caer por la hamburguesería El Trébol o por el Teatro Chino de Manolita Chen. No todas lo hacen, no todas siguen la moda de vestir pantalones de campana. Unas pocas, siguiendo los pasos de Huerta, el eterno capitán de la UDS, se acercan al viejo estadio de El Calvario para entrenar con el esférico. Desde hace un año han decidido que no quieren ser como las demás, que no quieren practicar los mismos deportes que las jóvenes de su tiempo.

Esas chiquillas, que ahora visten con shorts y camisetas bien ceñidas, no quieren divertirse como la atleta Rosa Colorado ni como Margarita Vicente, jugadora del CREFF e integrante de la selección española de balonmano. Esas mozas tienen entre quince y veinte años, y quieren hacerlo jugando al balompié: un deporte que en esos momentos no tiene el amparo de las federaciones. Ni de la española, ni de la europea (UEFA) ni de la mundial (FIFA). No importa. Con la ayuda de diversos negocios de la ciudad, las jóvenes salmantinas lo han conseguido. Porque, aunque les cueste dinero, les encanta. Y ahí estará el ayuntamiento charro, para organizar durante las fiestas patronales el primer trofeo femeninode fútbol.

Aunque antes de llegar a ese torneo, el lector deberá saber cómo se incorporaron las mujeres españolas a la práctica del fútbol. Un acceso lleno de dificultades desde los distintos entes públicos.

A finales de los años sesenta, el balompié no era nuevo para las féminas de nuestro país. Ya en los años veinte y treinta, centenares de mujeres lo habían practicado con cierta habilidad y repercusión mediática.Sin embargo, tras el estallido de la guerra, pasaron más de tres décadas para volver a ver un partido oficial entre mujeres. No es que ellas no lo siguieran practicando, pues es bien sabido que muchas niñas compartían afición con sus compañeros de pandilla, pero sí que es cierto que había cierto recato a realizarlo públicamente. Ni el régimen franquista, ni la machista sociedad ?incluidas algunas teorías médicas?, ayudaban a que la mujer española retomara esa afición.

Pero algo cambió a finales de los años sesenta. En Europa, la mujer buscó nuevos metas que conquistar en su búsqueda por la igualdad y la emancipación. Y el fútbol, cuya visibilidad y repercusión estaba fuera de dudas, se convirtió en el principal método para conseguirlo.Esa valentía también llegó a España, y con cierto pudor comenzaron a celebrarse encuentros por todo el país. Entre el miedo y la vergüenza, diversos promotores se lanzaron por los barrios en busca de jóvenes que quisieran dar el salto al mundo futbolístico. En Vizcaya, por ejemplo, comenzaron a formarse equipos en 1967.

Por aquellos años, a pesar del no reconocimiento de la UEFA, ya se había disputado el primer torneo internacional y algunas jugadoras europeas habían sido fichadas para jugar en Italia. El fútbol quería que las mujeres fueran profesionales, y aquel país instó a la FIFA para gestionar la participación legal de las mujeres. Esas mismas autoridades, sabiendo del crecimiento en España, propusieron que se jugara en nuestro país el mundial oficioso de 1971; algo que sorprendió a la prensa y a los federativos españoles, puesto que por aquellas fechas no había equipos legalmente reconocidos.

Con todo ello, el año 1970 ?el de la llegada de la música disco? arrancó en España con ganas de cambio. En Cataluña comenzaron a realizarse gestiones por parte de una socia del F.C. Barcelona para crear un equipo femenino de fútbol. Una iniciativa que, por miedo a las represalias federativas, acabó derivando en la creación de la Peña Femenina Barcelonista, uno de los primeros conjuntos del país.

El papel de la mujer en el fútbol, como hemos visto con los equipos vizcaínos y catalanes ?y también otros de Murcia y Andalucía?, no era nuevo al llegar esa década. En Madrid existieron varios casos sin precedentes, como la creación de varios equipos en Villaverde: el Sizam y el Mercacredit ?rebautizado poco después como Olímpico?. Unos conjuntos que hicieron historia el 8 de diciembre de 1970, en el estadio de Boetticher, cuando disputaron el primer encuentro oficial en la capital ante casi diez mil personas. Un encuentro seguido por el diario Marca que lanzaría a la fama al conjunto de Rafael Ruiz Muga ?el gran impulsor del fútbol femenino? y a sus jugadoras estrella, Victoria Hernández y Concepción Sánchez Freire, apodada desde entonces Conchi Amancio por su habilidad.

Eran los años del fútbol embarrado, los años de la numeración antigua ?del 1 al 11, según la demarcación del jugador?, los años de Cruyff, de Beckenbauer, de Pelé, los años del graderío en pie, y en apenas unos meses, con la creación de equipos en Castellón, Burgos, Asturias o Galicia, se convirtieron en los años del despegue del fútbol femenino. Y lo lograron a pesar de la negativa de la Sección Femenina de Falange, entidad contraria a dicha práctica alegando que el fútbol no era un deporte recomendado para la mujer.

De hecho, a raíz del partido de Villaverde, el furor también llegó a Salamanca. Y a finales de 1970, varios jóvenes de la ciudad tuvieron la iniciativa que germinaría en el origen del fútbol femenino charro. Aquellos hombres eran Paco Tello, por entonces aspirante a inspector de policía, Bartolo Benito, dueño de la cafetería Palafox; así como Miguel y Julián, propietarios del Cafetal. Fue allí, en los pubssalmantinos, donde se ideó la creación delos primeros equipos charros. Estos amantes del deporte reunieron a muchas de sus clientas ?las cuales tan solo se conocían de vista? y las convencieron para realizar unos entrenamientos que las llevaran a conocer lo básico del deporte. Algunas no habían jugado nunca, y ni siquiera tenían botas de cuero y tacos, pero se animaron igualmente a participar en la aventura. Al fin y al cabo, era la primera vez que jóvenes de Salamanca se juntaban para practicar fútbol.

Poco después, se jugaron los primeros partidos de la capital. Se realizaron en la primavera de 1971, en el campo de la Organización Sindical de Educación y Descanso ?actual complejo Rosa Colorado?. Aquellos encuentros enfrentaron continuamente a los dos conjuntos pioneros, el Cafetal y el Estudiantes, formado por estudiantes de bachiller.

Al correr de los meses, y superando los gritos machistas de numerosa gente que acudía a los estadios, las futbolistas españolasya habían disputado su primer torneo nacional ?de forma oficiosa? y disponían de una selección nacional ?con partidos disputados ante Portugal, Francia e Italia, aunque sin la posibilidad de llevar el escudo federativo y escuchar el himno?.

Gracias al apoyo financiero de las empresas, el éxito y el despegue de las mujeres en el fútbol fue imparable. Sobre todo tras el fichaje de Paquita, capitán del Español, que se marchó a la Peña Femenina Barcelonista a razón de cuatro mil pesetas mensuales. En ese momento, con la UEFA sopesando la incorporación de las mujeres, comenzaron a surgir nuevos equipos y trofeos por todas las provincias. A pesar de la clandestinidad, las noticias sobre fútbol femenino no hacían más que fluir en los medios de comunicación y los partidos, gracias a los casi cuatrocientos equipos repartidos por el país,se convirtieron en semanales. Así, llegado el verano de 1971 y después de la creación de un Consejo Nacional del Fútbol Femenino, el Palafox salmantino por fin disputó sus primeros minutos de juego tras muchos meses de esfuerzo y dedicación.

En dichos encuentros, sin la aceptación de la Federación Española de Fútbol, las jugadoras salmantinas demostraron su habilidad con el balónderrotando a los recién creados equipos de Peñaranda,Aldeadávila, Masueco (3-0) y Cafetal Pop ?conjunto que al igual que el Estudiantes, liderado por las hermanas Hernando, jugó sus primeros partidos a principios de año?.

Por esas fechas, las jóvenes del Palafox ?la cafetería situada al comienzo de la calle Zamora, junto a la Plaza Mayor?, eran dependientas del comercio o trabajadoras de la sanidad, y no dudaron en acatar las órdenes que les imprimía Paco Tello, el mítico presidente de la Plaza de Toros de la Glorieta, quien fue secundado en el apartado técnico por el gran utillero Manolo, apodado "El Cordobés". Hoy, medio siglo después, algunas de aquellas mujeres todavía recuerdan con orgullo los entrenamientos realizadosun par de veces a la semana. Como buenas amateur, sin seguro deportivo y costeándose los desplazamientos, acudían a la citaa las siete de la mañana, realizando carreras y ejercicios antes de llegar a sus trabajos y obligaciones.

Cuando surgió la pionera idea, algunas ya habían jugado de manera mixta en la calle y en el colegio, pero otras accedieron a la práctica sin experiencia. Y tuvieron que enfrentarse a la novedad en los dos campos deportivos que podían utilizar: la Sindical, y el viejo estadio de El Calvario, donde disputaron sus encuentros más importantes vistiendo con su ajustado y llamativo traje. Una vestimenta compuesta por medias de lana amarilla ?con ribetes azules?, pantalón azul de tergal y camiseta amarilla de algodón

Desde su origen hasta su desaparición, en el verano de 1973, el Palafox siempre se caracterizó por su calidad técnica y su disciplinada formalidad, llegando a contar no solo con todo tipo de prendas oficiales ?como chándales, banderines, logotipos ocartelería? sino también con una amplia plantilla, con fichajes de otros conjuntos de la ciudad ?como Manoli o Bela?. Estas mujeres se tomaron muy en serio su afición deportiva, lo que permitió en algunas ocasiones poder ceder jugadoras para disputar partidos amistosos con otros conjuntos de la capital charra, los cuales no llegaban a completar las once necesarias.

Después de la creación del Palafox y el Cafetal, surgieron otros equipos en la capital salmantina. Y fruto de ese crecimiento, el Ayuntamiento de la ciudad organizó el primer torneo femenino de fútbol durante las fiestas de 1971. Una competición que comenzó el 12 de septiembre.

Aquel domingo, a pesar del horario matinal, en el viejo estadio de El Calvario se congregaron numerosos espectadores para contemplar las primeras semifinales del I Torneo de Ferias. En el primer partido, seguido con curiosidad y morbo por más de mil personas, venció el conjunto de la Cafetería Palafox por siete goles a cero. Lo hizo ante el equipo de La Feria Almacenes Siro Gay, que estaba patrocinado por dichas tiendas de ropa y menaje situadas en la céntrica calle Prior. Ese día el Palafox no tuvo rival y confirmó las buenas sensaciones que había dejado semanas atrás, tras haber vencido en los tres encuentros previos.

En la otra semifinal del torneo, ante un campo repleto de curiosos e incrédulos, se impusieron las jugadoras del Cafetal Pop al equipo de La Bodega ?el cuarto equipo fundado en la ciudad charra?. Por aquellas fechas, el veterano conjunto del Cafetal ?pub ubicado en Gran Capitán? estaba formado, entre otras, por Pilar Tavera, Azucena Rodríguez, Pilar Pedraza ?"la bólido", hermana del jugador de la UDS?, Maribel Esteban "Bela", Manuela Castaño, Rosi, Yeya, Rosa y Ana Fraile. Ese conjunto, que vestía de camiseta blanca y pantalón rojo, estaba entrenado por Vicente Cuellar y José Manuel Manzano. Y se había formado, gracias a la implicación de los dueños del pub, con jóvenes de quince años que residían en Las Salesas. Aunque a pesar de su edad, ya llevaban muchos partidos disputados. Como el de Santa María de Sando, donde tuvo que acudir la Benemérita para apaciguar los ánimos de la contienda.

Según algunas de las deportistas que estuvieron en aquellos partidos, el mayor problema que tuvieron para la práctica del balompié no procedió de los noviazgos y del férreo hogar familiar, sino de los comentarios propinados en ese y en otros campos de la provincia. De hecho, todavía recuerdan momentos tensos cuando saltaron al campo con ropa corta.

Corrían los años del aperturismo en Salamanca, los años de la discoteca Barrabás y el pub Sargento Peepers ?fundador del primer equipo de rugby?, pero todavía quedaban muchos energúmenos que se dedicaban a boicotear el progreso femenino. Por eso algunos de ellos acudían a los campos deportivos para vocear comentarios bastante aberrantes, aunque las jóvenes charras los soportaron de forma estoica y lo suplieron con amor propio, esfuerzo y mucha ilusión.

Un par de semanas más tarde, y anunciado con profusión en prensa, se jugaron las finales del primer trofeo femenino organizado en Salamanca. Fue el domingo 26 de septiembre, también en el estadio de El Calvario, y aquella jornada arrancó con la disputa por el tercer puesto, enfrentando a las jugadoras de La Feria y La Bodega. Quedando para las doce de la mañana la gran final entre los dos mejores conjuntos de la provincia: el Palafox y el Cafetal Pop.

En dicho partido decisivo, con la grada repleta de jugadores de la Unión Deportiva Salamanca, se impuso el conjunto del Club de Fútbol Femenino Palafox. Lo hizo por tres goles a dos, abriéndose paso en la ciudad y demostrando porqué sus jugadoras, a partir de esa fecha,serían las más cotizadas de la provincia. Aquel día, con dos goles, Elena Hernando ?exjugadora del Estudiantes?se convirtió en la gran protagonista del fútbol salmantino.

A pesar de ello, la prensa citó en tono irónico que gran parte de los aficionados charros no habían acudido hasta el viejo estadio para ver fútbol precisamente. Argumentó que muchos de ellos lo hicieron para ver en pantalones cortos y en camisetas ceñidas ?toda una revolución para la época? a las esculturales mujeres deportistas. Acto que se materializó al finalizar el torneo, cuando la organización designó a Mari Carmen Casado como Miss Fútbol Femenino.

Cincuenta años después,algunas jugadoras salmantinas todavía recuerdan las rimas que escucharon esa jornada en la repleta grada de El Calvario.

A las chicas del Palafox,

de tanto futbolear

se le van a poner las piernas

como a Salazar.

Después de ese y de otros torneos provinciales ?incluido un partido entre las selecciones universitarias de Valladolid y Salamanca?, el fútbol femenino tomaba una postura seria en España. Lo hacía con pasos de plomo, porque a pesar del desarrollo seguían disputándose partidos benéficos entre las folclóricas y las finolis. Encuentros, con lapresencia de Carmen Flores y Encarnita Polo, que desprestigiaban y obstruían el progreso femenino. Partidos que, poco después, dieron pie al rodaje de diversas películas sobre el papel de la mujer en el fútbol. Planos, cristalizados en Las Ibéricas Fútbol Club y La liga no es cosa de hombres, que sirvieron para burlarse de las féminas y de sus pequeñas conquistas.El primer film, estrenado en 1971, hizo mucho daño entre las jugadoras españolas. Según ellas, querían que se las tomara en serio. Pero la aparición de las actrices en la gran pantalla fue un palo tremendo para su lucha y para el verdadero desarrollo del fútbol, pues las actrices apenas sabían jugar y su puesta en escena fue lamentable.

Por suerte, la selección española volvió a reunirse para disputar un nuevo encuentro internacional. A su vez, intentando dar el golpe definitivo, la Asociación de Fútbol Femenino comenzó a preparar el primer campeonato de Castilla sin la autorización de la Federación Española. Solo gracias a los patrocinadores, principales promotores, el fútbol femenino se consolidó en nuestro país.

A finales de 1971, para conmemorar el primer aniversario del Olímpico ?heredero del Mercacredit?, se disputó en Villaverde, en el mítico campo del Boetticher, el trofeo Gestoría del Arco entre el equipo local y el Palafox de Salamanca.

Hasta ese momento, el conjunto charro estaba invicto ?había vuelto a imponerse al Cafetal (2-0)? y venía de proclamarse campeón del Trofeo de Ferias. El partido se jugó el 19 de diciembre, con mucha niebla y media entrada de público; contando con la presencia de Dory Alonso, miss Castilla, que hizo el saque de honor.

En el aspecto técnico, el conjunto salmantino se adelantó en el marcador a los cinco minutos gracias a las buenas acciones de Elena y Paquita. Sin embargo, las madrileñas remontaron de forma convincente para lograr una victoria por siete goles a dos. A pesar de ello, la portera charra Geli fue de las mejores.

Ese día, para enfrentarse a las profesionales e internacionales jugadoras de la capital, las salmantinas del Palafox saltaron al campo con Geli, Tere, Maika, Hernando, Carola, Maribel, Piki, Conchi, Merche, Elena y Paquita Hernández Antúnez 'Garrincha' .No fue una derrota dura, pues en aquel momento el Olímpico llevaba cincuenta partidos disputados y había utilizado a más de cuarenta jugadoras. Tenían más experiencia y de eso se empapó el conjunto charro, que acudió a la cita para valorar la calidad de sus jugadoras.

El año 1972 arrancó con nuevos partidos.El novedoso deporte atraía cada vez más gente a los estadios, y los grandes equipos ?como el Fuengirola o los conjuntos de Villaverde? hicieron diversas giras por los pueblos y las provincias para promocionar el fútbol femenino.En aquellos partidos, además de la repercusión económica, las mujeres españolas defendían su derecho a jugar. Al fin y al cabo, era lo que más les gustaba hacer. Y lo hicieron a pesar del incomodo ambiente machista de la época. En esos días, mientras la Federación ninguneaba a las jugadoras, algunas jugadoras ?como Conchi o Victoria Hernández? ya firmaban contratos profesionales.

Uno de aquellos partidos de la gira nacional se disputó en Salamanca, puesto que por esas fechas el Palafox era uno de los clubes femeninosmás serios y preparados de Castilla ?sobre todo a nivel económico?. Era uno de los que más partidos disputaba, y eso permitió que el Olímpico le devolviera su visita el 23 de enero.

Ese domingo, a las doce de la mañana, El Calvario se engalanó como nunca para recibir a las jugadoras de Villaverde y para apoyar a las deportistas salmantinas. Hasta el viejo estadio del barrio San Bernardo, en sus Citroën 2 CV, llegaron miles de almas para animar a las futbolistas de la céntrica cafetería. Y no todos lo hicieron desde la grada, pues muchos de ellos siguieron el partido en el propio césped, de pie, junto a las líneas de cal, provocando la presencia de la Policía Armada.

Ese día la ciudad charra se puso de gala. Y la organización, anunciando la presencia de las jugadoras internacionales, decidió cobrar la entrada al estadio. El precio de los billetes fue de 25 pesetas para los hombres, y de 15 para las mujeres y los niños. Pero la grada, a pesar del empuje, no pudo llevar a su equipo hasta la victoria en los sesenta minutos de juego ?en ese momento las mujeres jugaban tiempos de treinta?.

A pesar de la experiencia que tenía el conjunto salmantino, el Palafox perdió por cuatro goles a uno después de empatar gracias a un gol de penalti. En este segundo encuentro, además de aportar un gol, volvió a destacar Elena Hernando Jiménez, la rápida interior izquierda del cuadro cafetero. Y fruto de ese buen partido, El Adelanto y La Gacetala entrevistaron para conocerla a fondo. A sus dieciséis años, contaba que el fútbol femenino ya tenía el interés del público. Y lo tenía, a pesar de loslógicos defectos por la falta de experiencia.

Elena gracias a su técnica y a su potente disparo, debido a su participación en otros deportes ?destacando en atletismo y balonmano, donde fue varias veces galardonada como deportista de la provincia?, fue observada por los principales técnicos nacionales. Y eso le llevó a ser convocada por la selección de Castilla y por el combinado español. Una gesta que, sin duda, materializó todo el esfuerzo del fútbol salmantino.

En el verano de 1972, cuando fue llamada a la selección nacional para enfrentarse a Italia, Elena ya llevaba jugando más de un año de forma sería, aunque lo venía haciendo desde pequeña, en la calle, con los chicos de su pandilla. En su entrevista, a pesar de la insistencia del periodista Lázaro, aseguraba que no había ninguna dificultad de género que impidiera entrenarse a diario en ese deporte.

Un comentario que ya habían corroborado los seguidores charros, pues ya no se acercaban al estadio para ver las cachas de las jóvenes sino para seguir las evoluciones de las deportistas. Por aquellos días, los aficionados ya se atrevían a valorar los detalles técnicos y tácticos de las futbolistas; quejándose cuando el técnico salmantino cambiaba de puesto a Elena Hernando o cuando Fina, la gran defensa central, no era de la partida inicial.

Meses después de la formación del equipo, a los seguidores del Palafox y el Cafetal les gustaba acudir al campo para sentir las emociones del auténtico fútbol y para ver como la propia Fina, de carácter aguerrido, se encaraba a los árbitros para demostrar su liderazgo en la zaga. Quien hubiera pensado que cincuenta años después, seguiría compartiendo su vida ?y sus hijos? con uno de aquellos colegiados.

El Palafox, en sus tres años en activo, contó con una veintena de jugadoras, destacando a Manuela Castaño Prieto ?portera?, Pepita Redondo ?que alternó el campo con la portería?, Fina García Gómez ?la gran muralla defensiva?, Inés Sánchez ?distribuidora de juego?, Lucía, las hermanas Elena y Teresa Hernando Jiménez, Carmen Pérez Martínez, Maribel Esteban Cifuentes, Paquita, las hermanas Madruga Curto ?Juani, Blasi y María José? así como la más joven del grupo, Conchi Chico Martín, portentosa delantera que jugó desde los diecisiete años antes de dar el salto al novedoso futbito ?creado a mediados de los setenta?.

Cincuenta años más tarde, para realizar este reportaje, hemos reunimos a todas las jugadoras del Palafox. Y las hermanas Madruga Curto, que durante años regentearonTedy ?la tienda de modas de la calle Zamora? recuerdan con orgullo su amistad y sus conversaciones juveniles. Una sensación que, medio siglo después, sigue igual de latente. No lo dicen, pero sus caras y sus gestoslas delatan. Añoran esos tiempos deportivos, y a pesar del tiempo sin verse ?algunas más de cuatro décadas?, el vínculo que las unió todavía persiste; sobre todo cuando comienzan a sacar uniformes, recortes de prensa y recuerdos.

A partir de la osadía de las deportistas, el despegue del fútbol femenino fue imparable. Sobre todo cuando la UEFA y la FIFA legalizaron la incorporación de las féminas al mundo del balompié. Eso hecho, a mediados de los setenta, permitió que siguieran creciendo los equipos y se elevara el nivel de las jugadoras, disputándose desde entonces diversos partidos internacionales entre clubes. El primero de ellos, como siempre, a cargo del Olímpico de Villaverde, que se enfrentó al todo poderoso Stade de Reims, pionero del futbol femenino francés.

Un par de meses después, en el estadio La Salceda, de Sigüenza, y ante miles de personas, las jugadoras francesas disputaron un nuevo encuentro internacional, esta vez ante una selección castellana compuesta por jugadoras del Olímpico, de la Cultural Femenina de Madrid y del Palafox. En esa ocasión ganaron las campeonas de Francia, con diez jugadoras internacionales y una media de dieciocho años. Lo hicieron por tres goles a cero, y las españolas se alinearon de inicio con la salmantina Elena Hernando para preparar su encuentro internacional frente a Italia, que venía de obtener la tercera plaza en el mundial.

Con el paso de los meses, los partidos internacionales se tornaron en rutinarios. Y eso permitió que Conchi Sánchez Freire ?delantera de dieciséis años y más de trescientos goles? firmara un contrato profesional de 60.000 pesetas para abandonar el Olímpico y fichar por el conjunto italiano del Gamma 3. Aquello, que parecía una locura pocos meses atrás, se convirtió en la más bonita de las realidades. En un momento en el que la Federación Española ninguneaba a las mujeres, ella abrió el camino para las siguientes jugadoras, logrando no solo el profesionalismo y la repercusión mediática sino un palmarés casi insuperable. Eso sucedió en 1973, cuando en los cines Bretón y Victoria se estrenaban El Padrino y El Exorcista, y cuando las mujeres salmantinas, además de escuchar a ABBA y a Camilo Sesto, ya llevaban más de tres años jugando al fútbol por todo el país. En aquel momento, nada iba a impedir que dieran un nuevo paso en su carrera por la conquista de la igualdad. Después de muchos partidos, de numerosos trofeos, y de alguna convocatoria internacional, las futbolistas charras estaban lista para plantarle cara al resto de clubes. Y eso a pesar de las críticas que aún se leían en algunos periódicos.

Con ese bagaje, y después de nuevos partidos en el campo de El Rollo, nada podía parar ya a las osadas jugadoras salmantinas. Por eso, al calor del Palafox y el Cafetal, surgieron nuevos conjuntos por todos los pueblos de la provincia. Además de Las Tinajas de Pinzones, Canalejas, Chamberí y el Dos Barras, otro colectivo que se fundó en aquellos años fue el equipo femenino de Candelario, que disputaba sus encuentros frente a las jugadoras que venían a veranear por la zona cercana a Béjar. Lo hacían así porque, además de querer demostrar su valía, no tenían equipos cerca para medir sus fuerzas.

Entre las Candelarias Fútbol Club, que vestían con rayas azules y blancas, destacaban Carmen, Pepa, Lumi, Henar, Encarna, Pilar Hernández, Milagros, Rosa, Belén Bermejo, Toñi y Marisa Macías; quienes fueron entrenadas durante varias temporadas estivales por José Carlos Aliseda.

Casi cincuenta años después, recuerdan que en aquellos tiempos compartieron partidos con los chicos en el recreo del colegio. También que, a pesar de no disponer de botas de tacos ?algunas jugaban con calzado para la nieve?, intentaron federarse para competir de manera legal. Algo que, como hemos visto,no estaba permitido en aquel momento.

La actual concejala de Cultura, María Luisa Macías Martín, era la jugadora más hábil y veloz del equipo. A pesar de sus catorce años, llevaba muchas horas de regates y entrenamientos gracias a la afición de su padre, integrante de la junta directiva del equipo masculino.

De ese modo, el conjunto de Candelario se convirtió en el último equipo clandestino del fútbol femenino salmantino. Poco después, tras un partido entre el Standard de Liejayel Olímpico ?representando a las cinco mil jugadoras españolas?, la Federación reconoció a las futbolistas de nuestro país y organizó los primeros campeonatos oficiales, creando la Copa de la Reina y la Liga Nacional Femenina.

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