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Tres poemas salmantinos (y lusitanos) de António Salvado
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Tres poemas salmantinos (y lusitanos) de António Salvado

Actualizado 16/11/2019
José Alfredo Pérez Alencar

Tres poemas salmantinos (y lusitanos) de António Salvado | Imagen 1Pepe Ledesma y António Salvado en el Ayuntamiento de Salamanca (Octubre de 2005. Foto de Jacqueline Alencar)

Aquí traduzco tres piezas del notable poeta de Castelo Branco, António Salvado, estrechamente vinculado con Salamanca. La primera de ellas está escrita al enterarse de la muerte de su buen amigo Pepe Ledesma. La segunda trata sobre la presencia en Salamanca del que luego fuera un eminente médico y humanista, Amato Lusitano, perseguido por media Europa por la Inquisición debido a sus orígenes judíos. Amato había nacido en Castelo Branco en 1511 y murió en Salónica en 1568. Sus estudios de Medicina los hizo en la Universidad de Salamanca. El tercero está dedicado a la Catedral.

ENTRE ELEGIA E HINO

À memoria de José Ledesma Criado

As horas deixam de correr. O dia,

feito penumbra, terminou o curso.

e a noite cobre com seu manto frio

réstias de luz intemporal e pura.

A música dos astros a brilhar

derrama-se nos gestos que pararam,

como murmúrio dentro de palavras

que apenas o porvir há-de eternar.

Dos jardims o olor emudeceu

porque as flores murcharam de tristeza:

e jamais o orvalho a vir dos céus

os poderá salvar de fome e sede.

Mas a manhã teima em surgir na fé

de que os raios do sol, iluminados

pelo calor de uma sentida prece,

farão de novo a terra florejar.

Tres poemas salmantinos (y lusitanos) de António Salvado | Imagen 2

Pepe Ledesma, por Miguel Elías

ENTRE ELEGÍA E HIMNO

A la memoria de José Ledesma Criado

Las horas dejan de correr. El día,

hecho penumbra, terminó su curso.

Y la noche cubre con su manto frío

haces de luz intemporal y pura.

La música de los astros brillando

se derrama en los gestos detenidos,

como murmullo dentro de palabras

que sólo el porvenir ha de eternizar.

De los jardines el olor se extinguió

porque las flores marchitaron de tristeza:

y jamás la llovizna que vendrá de los cielos

los podrá salvar de hambre y sed.

Pero la mañana insiste en salir con la fe

de que los rayos del sol, iluminados

por el calor de una sentida oración,

harán florecer de nuevo la tierra.

COM AMATO LUSITANO NAS VELHAS RUAS DE SALAMANCA

Revisitamos o saber havido

por essas velhas ruas frígidas, geladas,

e os memos olhos descortino em ti,

o mesmo anseio, a mesma lealtade

ao desejo de mais avassalares

à vontade de tudo conseguires.

Aquí traçaste as vias, os caminhos

que percorreste livremente audaz

sem julgares receios: peregrino

de um mundo novo à espera que o cruzasses

e que outra fé brilhante lhe doasses,

desconhecidas rotas descobrindo.

D'aquí levaste em tua alma o facho

que norteu a Vida que traçaste

a quem da vida pouco abraçaria ?

negando raias, abolindo marcas,

e as fronteiras do ódio e do perigo

riscando: a ilusão que figuraste.

Tres poemas salmantinos (y lusitanos) de António Salvado | Imagen 3

Amato Lusitano, de Miguel Elías

CON AMATO LUSITANO EN LAS VIEJAS CALLES

DE SALAMANCA

Revisamos el saber obtenido

por estas viejas calles frías, heladas,

y los mismos ojos descubro en ti,

la misma angustia, la misma lealtad

a la aspiración de someter aún más

la voluntad con la que todo consigues.

Aquí trazaste las vías, los caminos

que recorriste libremente audaz

sin recelosos juzgamientos: peregrino

de un mundo nuevo esperando que lo cruzaras

y que otra fe brillante le donases,

desconocidas rutas descubriendo.

De aquí llevaste en tu alma la antorcha

que norteó la Vida que trazaste

a quien de la vida poco abrazaría ?

negando rayas, aboliendo límites,

y las fronteras del odio y del peligro

expulsando: la ilusión que imaginaste.

CATEDRAL DE SALAMANCA, A LUZ

Mais que a beleza são as mãos erguidas

que incendiam o peito, que sussurram

todo o mistério singular contrito

que aponta ardentemente para a Luz.

dentro de ti se bebe a casta água

da vida e pelas naves corre o fogo

que agita o coração ? inesgotáveis

fluxos de calidez e de conforto.

A grandeza de tua solidão!

Quantas mágoas sofridas se arrastram

pelos acordes do mais fundo cântico

que à fé conduzem postos no altar.

Em ti volto a entrar. Os joelhos doloridos

pisan a dor, a emoção da pedra.

Sob o teu peso reconstruo a vida,

e um suspiro de amor rehaz o universo.

Tres poemas salmantinos (y lusitanos) de António Salvado | Imagen 4

Perfil de Salamanca. de Miguel Elías

CATEDRAL DE SALAMANCA, LA LUZ

Más que la belleza, son las manos en alto

que incendian el pecho que susurran

todo el misterio único, contrito,

que apunta ardientemente hacia la Luz.

Dentro de ti se bebe el agua pura

de la vida y por las naves corre el fuego

que agita el corazón ? inagotables

fuentes de calidez y de bienestar.

¡La grandeza de tu soledad!

Cuántas heridas sufridas se arrastraron

por los acordes del más profundo cántico

que la fe trasmite colocados en el altar.

En ti vuelvo a entrar. Las rodillas doloridas

pisan el dolor, la emoción de la piedra.

Sobre tu influencia reconstruyo la vida,

y un suspiro de amor restaura el universo.

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