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Un respeto para Paco Pallarés
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OPINIÓN

Un respeto para Paco Pallarés

Actualizado 04/10/2019
Paco Cañamero

"La escultura de Pallarés fue el símbolo lo más fotografiado de La Fuente, donde también llegaron muchos aficionados para reencontrarse con la leyenda de ese gran artista que hizo gala de la bonhomía y también infinidad de profesionales que auparon a Paqu

Paco Pallarés fue un grandioso torero y dueño de una irrupción artística que, desde becerrista, lo convirtió en un fenómeno. Ese estatus lo mantuvo más tarde de novillero con caballos hasta su gloriosa alternativa celebrada en la inolvidable feria de 1965 y que ha sido el acontecimiento más sobresaliente vivido en La Glorieta de Salamanca en sus 125 años de historia. Aquel ciclo ferial que lo vio hacerse matador de toros y saldó con ocho orejas en dos tardes, jamás se olvidará y permanece entre los mejores recuerdos taurinos de esta tierra.

Pallarés fue, además, un símbolo de La Fuente de San Esteban, su pueblo natal y el primer gran torero surgido en esa localidad, el que abrió el camino a la brillantísima etapa que vendría años después. Él fue otro fruto de aquella Salamanca ganadera que tenía su cogollo en el pueblo de La Fuente y, cada invierno, atraía a las figuras a las ganaderías del Campo Charro para prepararse y, junto a ellos, imantados, una legión de torerillos deseosos de una oportunidad. En medio de aquel ambiente crece Paquito Pallarés admirando el mundo del toreo y queriendo formar parte de él desde muy niño.

La impactante llegada al torero de Paco Pallares, junto a su carisma y señorío, quedó grabada a fuego lento en el corazón de los aficionados y profesionales, pero muy especialmente de sus paisanos, quienes sentían adoración por él, por Paquito Pallarés, quien siempre tuvo en ellos los mejores embajadores de su arte. Antes y después de aquel gravísimo accidente que ya frenó definitivamente cualquier posibilidad de volver a recuperar su nombre en los carteles.

Fruto de ese cariño, de lo que significó y gracias a un detalle altruista del torero Andrés Sánchez ?muy unido a él- que organizó un festival en La Glorieta con la finalidad de obtener fondos para que quedase perpetuado en el recuerdo el gran torero, se pudo fundir una preciosa escultura, que es una obra de arte y fue esculpida al alimón por Ignacio Villar y por Juan Díez, este último reconocido escultor de La Fuente, además de estar muy vinculado a Pallarés. Gracias a ellos ha sido posible que esa localidad tan taurina del Campo Charro contase con una preciosa estatua que fue colocada en la Plaza del Mercado de su pueblo, en el lugar ideal, porque las grandes personalidades debe admirarse en los sitios más visibles. A partir de entonces, la escultura de Pallarés fue el símbolo lo más fotografiado de La Fuente, donde también llegaron muchos aficionados para reencontrarse con la leyenda de ese gran artista que hizo gala de la bonhomía y también infinidad de profesionales que auparon a Paquito Pallarés en un pedestal.

En esa plaza del Mercado permaneció hasta hace casi un año cuando fue levantada para poder llevar a cabo unas obras de mejora y embellecimiento del lugar. Durante la obra fue llevada a un solar particular y allí permanece aún, ya muchos meses después de finalizar las obras (concluyeron en primavera). Desde entonces el bronce de Paco Pallarés no ha vuelto a su antigua ubicación, o a algún lugar cercano, que es donde debe estar quien ha sido un símbolo de La Fuente; un personaje tan querido y quien además representa simbólicamente el gran peso taurino histórico de esa localidad. Ese o la anexa Plaza Mayor son sus sitios, no una rotonda de las afueras, donde no pinta nada. Y es que, más allá de lo que representa Paco Pallarés, no se puede olvidar que ese pueblo está unido a la Tauromaquia, arte que tanto ha dado a la localidad y por la que es conocida en medio mundo. Por esas razones, el monumento que rinde perpetuo homenaje a Pallarés debe estar en un céntrico lugar, jamás alejado, ni escondido, como si fuera un jarrón chino o un zaleo que nadie sabe dónde ubicar.

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