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La nobleza y belleza de los astados permiten el lucimiento de los toreros en la Corrida de la Virgen
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BÉJAR

La nobleza y belleza de los astados permiten el lucimiento de los toreros en la Corrida de la Virgen

Actualizado 09/09/2019
Javier Calvarro / Ana Vicente

Damián Castaño y El Capea salen a hombros por la Puerta Grande en la corrida celebrada en la Plaza de Toros de Béjar el Día de la Virgen del Castañar

Tarde de toros en la plaza más antigua del mundo. Béjar celebra la corrida del día grande de las fiestas patronales en El Castañar, con una nueva presidencia debido al cambio de Gobierno que han traído a la ciudad las pasadas elecciones, la concejala de festejos, Ana Vicente Peralejo, ha sido la representante municipal encargada de entregar los trofeos a las mejores faenas.

Tras la vuelta al ruedo de la Virgen de los Toreros a hombros de la Asociación de Amigos de la Plaza de Toros de Béjar, hasta ser colocada en la Pedrera de La Virgen, restos rectangulares del antiguo coso de 1711 retratado en el cuadro del pintor de corte Ventura Lirios; da comienzo el paseíllo pasadas las seis de la tarde, con Uceda Leal sin montera en el albero. La comitiva encabezada por los tres matadores se dirige frente a la imagen mariana para rezarle y pedirle protección, mientras de fondo suena el himno nacional.

Uceda Leal comienza la lidia con el primer toro de la tarde, de nombre Cotillotino, de 460 kg, ante la expectación general por la ganadería de Francisco Galache, el toro sale despacio mirando a ambos lados de la plaza, el torero lo recibe con el capote y después buen primer par de banderillas. Entra al caballo una sola vez, a instancias del torero que pide el cambio de tercio por encontrarlo justito de fuerzas, continúa la faena lenta y muy quieta, mano derecha y mano izquierda. Una lástima que a la hora de entrar a matar Uceda Leal pincha y el toro muera al segundo toque de descabello. Faena aseada.

Pedro Gutiérrez, El Capea, recibe al segundo de la tarde, de nombre Cotilloto y 450 kg., con muchas ganas, estirándose y con varios lances largos. El toro es conducido al caballo que le castiga una sola vez por ir también justito de fuerzas. Con el cambio de tercio comienza una faena suave y elegante con pases bajando la mano, de derecha e izquierda, lentos, templados, espaciados y con un pase en redondo muy bueno. Un toro bueno y noble, respondiendo al torero y permitiéndole disfrutarlo. Entrada a matar con estocada hasta la bola, levemente tendida pero que hace daño al astado y cae. La presidencia, rápida en la concesión de los trofeos, le otorga las dos orejas.

El tercero de la tarde, de nombre Vocea, con 450 kg, corresponde a Damián Castaño que lo recibe en las tablas con dos largas cambiadas seguidas muy buenas, un torero con muchas ganas que pide el cambio de tercio tras una sola entrada del toro al picador. Comienza la faena toreando fundamentalmente con la mano izquierda con varias tandas lentas, seguidas y templadas, haciendo un toreo con muchas ganas y valiente. En una ocasión tira la muleta y el estoque al suelo y se expone frente al toro. Remata con una estocada certera hasta la bola provocando la muerte del toro y recibe como premio las dos orejas.

El segundo de Uceda Leal y cuarto de la tarde, de nombre Golfito, con 470 kg, comienza muy justo de fuerzas, incluso más que sus hermanos, pero muy noble, es recibido con lances iniciales de capote, sencillos y sin importancia. El toro entra una vez al picador y comienza la faena de muleta, con un astado que pierde las manos en algunas ocasiones pero del que Uceda Leal intenta sacar lo mejor, esforzándose y levantando la mano le saca unas cuantas tandas buenas y lentas hasta el final. Muerte con estocada hasta la bola en buen sitio y una oreja de trofeo para el matador.

El quinto de la tarde, de nombre Lunero y de 480 kg, bonito de estampa y noble, pero justo también de fuerzas, es para El Capea, que le recibe con lances de capote. El toro es picado sólo una vez y el torero pide el cambio de tercio comenzando la faena con la muleta estirándose, con varios derechazos buenos, bajando la mano, despacio y suave, valiente ante el estado, pero una lástima que entre a matar cuatro veces, con pinchazos que al final se resuelven con la muerte del toro por descabello.

La corrida concluye con Damián Castaño que lidia a Triguero de 450 kg, un toro en la línea de sus hermanos en cuanto a fuerza, estampa y nobleza. Lo recibe con lances de capote, dando distancia al astado y templados. Con solo una entrada al caballo el matador pide el cambio de tercio comenzando la faena de muleta seguida, cuajada, despacio y suave, bajando la mano por la derecha y la izquierda, gustándose y muy valiente. Castaño entra a matar y pinchazo, sin soltar el estoque da un segundo empuje que lo introduce hasta la bola produciendo la muerte rápida del toro. Consigue como trofeo una oreja.

Al finalizar la corrida, miembros de la Asociación de Amigos de la Plaza de Toros de Béjar entregan como recuerdo a los toreros y al ganadero Francisco Galache, una fotografía enmarcada de la Plaza de Toros de Béjar y salen a hombros por la Puerta Grande, El Capea y Damián Castaño.

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