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La Política vuelve a expulsar a la Teología
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La Política vuelve a expulsar a la Teología

Actualizado 24/06/2019
Antonio Matilla

La Política vuelve a expulsar a la Teología | Imagen 1

La política ha expulsado a la Teología de la Universidad?Internacional Menéndez y Pelayo de Santander. La nueva rectora, Dra. María Luz Morán Calvo-Sotelo, nombrada recientemente por D. Pedro Sánchez y por D. Pedro Duque, cosmonauta de universidades e Investigación, ha impedido la continuidad ?llevaba veinte años funcionando con éxito- de la cátedra de Teología Karl Rahner y Hans Urs von Balthasar, que había puesto en marcha mi maestro el Dr. Olegario González de Cardedal y que en los últimos cinco años era comandada por su discípulo salmantino y mi compañero Dr. Ángel Cordovilla, profesor de Teología en la Universidad Pontificia de Comillas en Madrid.

Ya en 1868, supongo que con ocasión de La Gloriosa, la revolución progresista y anticlerical, que echó a la Reina Isabel II al exilio dorado en París y que acabó generando la experiencia fallida de la I República, expulsó a la Teología de la Universidad Pública en España hasta hoy. En aquella revolución había dos bandos, como casi siempre, uno conservador y clerical y otro progresista, liberal y anticlerical. Los historiadores se han dividido en el análisis de las causas de dicha revolución, unos insistieron en los años setenta del siglo pasado en la línea marxista de identificar las causas económicas como origen y otros se centraron más bien en causas políticas y en la necesidad de una democratización de nuestro corrupto sistema político decimonónico. En lo que parece que coincidían todos era en buscar que el Estado sacara las castañas del fuego de las compañías que estaban construyendo y explotando los ferrocarriles en España, que estaban prácticamente en quiebra financiera. Sea como fuere ?historiadores tiene la santa madre Universidad-, uno de los efectos colaterales de aquella revolución fue la expulsión de la Teología de la Universidad Pública española. Ni la Dictadura de Primo de Rivera, ni mucho menos la II República, que se supone era democrática, se preocuparon de restaurar la Teología en la Universidad, como hubiera correspondido a una Sociedad que se pretendía plural y abierta. Es probable que la causa última fuera el deseo de construir un Estado democrático fuerte y ya se sabe que un Estado fuerte no admite competencias externas. O sea, el Estado quería el monopolio ideológico sin interferencias externas, como hubieran sido las venidas del Vaticano. Un Estado fuerte para ganar la guerra es lo que querían los dos bandos en liza en nuestra Guerra Incivil, de modo que ni los socialistas, ni los comunistas, ni los anarquistas, ni los nacionalistas, ni los falangistas ni los franquistas estaban ni están interesados en restaurar la Teología en la Universidad.

Siendo bienintencionados, podríamos imaginar que todos estaban de acuerdo en algo positivo y necesario: desterrar el clericalismo. Pero el anticlericalismo podría tener sentido cuando el clericalismo era una fuerza política influyente, cosa que no ocurre ahora, por razones históricas obvias, aunque algunos se empeñen en seguir combatiendo enemigos que no existen. Más claro: no tiene sentido ser anticlerical cuando el clero es, somos, cada vez menos numeroso y también menos clerical y en modo alguno poderoso. Cierto es que aún quedan clérigos clericales, pero cualquier sociólogo de medio pelo podrá constatar que el poder político de los clérigos es estadísticamente irrelevante. Y mucho más si el sociólogo, en este caso la socióloga, es una intelectual de alto nivel. Me refiero a la Doctora María Luz Morán Calvo-Sotelo, nueva rectora de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, hija de un ministro socialista de Asuntos Exteriores ?D. Fernando Morán- y sobrina de un Presidente del Gobierno de la UCD, D. Leopoldo Calvo Sotelo. Llegados a este punto se me acaban los argumentos racionales, porque tropiezo con un argumento nuevo, el del Poder: la rectora de la UIMP une en su biografía las dos fuentes del poder, la conservadora y la progresista. Y es el Poder quien impide la Razón, porque ¿qué peligro político, qué riesgo para la democracia hay en mantener un debate abierto entre la expresión racional de la Fe ?la Teología- y otras expresiones racionales, como son las Ciencias Humanas , las Ciencias de la Naturaleza y las Ciencias de la Salud? Esta segunda expulsión de la Teología del ámbito universitario es un error fruto del sectarismo. Lo siento por nuestro paisano el teólogo Ángel Cordovilla, pero creo que esto le vendrá bien, porque le permitirá centrarse más de lleno en la investigación teológica, de la que pronto veremos frutos, si Dios le da salud y sigue practicando el entrenamiento para la maratón. O a lo mejor es que a la rectora no le mola tener en plantilla un teólogo, sacerdote católico y maratoniano, demasiado complejo para encasillarlo en una tabla sociológica.

(en la foto, palacio de La Magdalena, magnífica sede veraniega de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, Santander, donde participé en la Cátedra de Teología Karl Rahner ? Urs von Balthasar y ya no podré volver a hacerlo?de momento)

Antonio Matilla, clérigo poco clerical, a mi parecer.

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