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La otra cara de la Vuelta Ciclista a Salamanca
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de la carrera al hospital

La otra cara de la Vuelta Ciclista a Salamanca

Actualizado 10/06/2019
César García Hernández

En la última etapa, el corredor salmantino, Pablo Ruano, caía a 12 kilómetros de la meta, se fracturaba la clavícula y quedaba inconsciente

Normalmente las crónicas deportivas las protagonizan los ganadores. Son los que acaparan las fotos y los titulares. Sin embargo, en el deporte, también hay historias humanas admirables que suelen pasar desapercibidas para gran parte del público.La otra cara de la Vuelta Ciclista a Salamanca | Imagen 1

Este es el caso del joven ciclista salmantino, Pablo Ruano García, que tiene 19 años y compite con el equipo madrileño Bicicletas Esteve. Tras media vida subido a la bicicleta, su ilusión era disputar la Vuelta a Salamanca, la ronda de su tierra. Sin embargo, su preparación se truncaba cuando fue atropellado por un coche, en abril, en la rotonda de Leclerc, cuando regresaba a casa tras uno de sus intensos entrenamientos.

Ese percance frenó su preparación y le hizo perder la forma, que tan importante es para los corredores. A pesar de ello, no se quedó sin ganas de competir, se recuperó y volvió a entrenar para poder estar en la Vuelta a Salamanca. Las dificultades se incrementaban, puesto que la ronda charra coincidía con los últimos exámenes del curso (estudia 2º del grado de Fisioterapia en la Universidad de Salamanca), por lo que tuvo que combinar esas duras sesiones de preparación en la carretera con las horas y horas ante los libros. Presión por partida doble.

Tras todo esto, el pasado viernes, pudo debutar en la Vuelta e incluso aguantar el fuerte ritmo de los mejores. En la segunda etapa también sufrió pero logró completarla. La noche anterior a la tercera y última jornada conocía los resultados de los exámenes de la Universidad y el superarlos le dio más ánimos para afrontar la recta final de la ronda charra. Y así llegó a Golpejas, a 12 kilómetos de la meta, cuando sufría una caída por culpa de la gravilla en la calzada, tras la que quedaba inconsciente.

Evuacuado en ambulancia hasta el hospital Virgen de la Vega, Pablo pasó todo el domingo en Urgencias donde los médicos comprobaron que tenía rota la clavícula, un traumatismo en la cabeza (en la caída rompió el casco) y numerosas heridas por todo el cuerpo. Afortunadamente, las pruebas confirmaron que no había daños internos y por la noche pudo volver a casa.

Los facultativos le han dicho que la recuperación rondará las ocho semanas, aunque él se mostraba optimista por acortar los plazos: "yo creo que en dos semanas estoy bien y puedo volver a entrenar". A su familia no le queda más remedio que aceptar su pasión por el ciclismo, a pesar de la intranquildad permanente por el peligro al que están expuestos los corredores, tanto en sus entrenamientos diarios, como en sus carreras.

Seguro que el próximo año lo volveremos a ver en la Vuelta a Salamanca

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