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Alencart y su ‘Barro del Paraíso’, un libro de redención
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RESEÑA DE ALBERTO HERNÁNDEZ

Alencart y su ‘Barro del Paraíso’, un libro de redención

Actualizado 14/05/2019
Alberto Hernández

Todos los libros de Dios están en este libro del poeta hispano-peruano que tiene en Salamanca el lugar para fundar la cumbre desde el poema, desde la mirada de las palabras que recrean el Génesis y también el Apocalipsis

Del antiguo barro bíblico nace este libro. Barro genésico, barro del primer día. Tierra amasada para hacer el cuerpo de la humanidad. Tierra amasada por la mano invisible de quien instó con voz tonante la Creación del Universo. Barro del primer minuto en la pupila de Dios. Barro del primer poema. El único, el que inicia la carne y el espíritu. El que activa la sangre e irriga los órganos y los astros. Barro para la palabra. Barro desde el principio. Polvo y agua para todos los idiomas. Masa para Alencart y su ‘Barro del Paraíso’, un libro de redención | Imagen 1la sangre, para los músculos, para la savia de la cual emerge la poesía.

Con "Barro del paraíso" (Ars Poética Editores/ Colección Carpe Diem, Oviedo, España, 2019), Alfredo Pérez Alencart rinde tributo a esa primera imagen que luego se multiplica en distintos personajes, paisajes y la sacralidad de una historia transitada desde el Antiguo hasta el Nuevo Testamento.

Libro bíblico, verbal y espiritual. Verbo que devela al hombre que ha sido con barro y se ha trazado carne, pecado, abuso y santidad. Libro de repaso por todos los estadios de quien se dice heredero de aquel primer barro.

2.-

Es un libro de poemas en prosa. Libro prosaico como las primeras voces de aquel barro que salió del hombre, húmedo, sediento e ignorante del lugar donde fue hecho, construido, inventado, amado y luego despojado de su flora y de su fauna y lanzado al mundo abierto para que supiese que se convertiría en polvo, el del mismo barro con que fue amasado.

Carne de barro, barro de paraíso. Barro divino. También barro de carne que se pudre: "Todo se corrompe como una pesadilla", porque ese primer barro/ hombre soñó el futuro en su presente nuevo. Y desde el poco tiempo que cultivó en su primera casa, hizo el pecado, la falta grave y luego el exilio, el conocimiento de otras tierras, de otro barro ya concebido en el misterio de la imaginación. Y el sueño inicial se oscureció: aparecieron el miedo, los vicios, los caminos, las ciudades, los ornamentos: el hombre se olvidó del barro y del paraíso.

Y supo ese barro ya sumado a otros climas del dolor, la desesperanza, y acumuló "miserias en el corazón de las fieras". Y fiera fue el hombre, "cercado por la traición".

Prosa el poema. Poema para la prosa, para la oración, para el salmo pronunciado en parábolas, en las llagas de Lázaro y en las llagas de todos los que no consagraron el vino y el pan del otro barro, el nacido para morir como barro reciente.

El primer libro, el que imagina éste de Pérez Alencart habla de los tropiezos, fracasos y hundimientos de quien un día fue barro y ahora es podredumbre, y "Es otra vez lo mismo, la caída".

Todos los libros de Dios están en este libro del poeta hispano-peruano que tiene en Salamanca el lugar para fundar la cumbre desde el poema, desde la mirada de las palabras que recrean el Génesis y también el Apocalipsis.

Libro de redención, de recordar a quien viene de ese barro iniciático, que su vida es temporal, que su paso por la tierra es la misma tierra porque fue hecho de ella y de ella se lleva todos los vicios y bondades. Y de ella, "Así justo habitarán la tierra, puliendo el ángulo de la piedra".

3.-

Este extenso poema que compone este libro, como si se tratara de versículos desarrollados para comprensión estética, hurga en el hombre que lo escribe. El poeta se busca entre tantas palabras, se cuestiona, porque al reflejar lo que es el Otro, se fija él en ese que viene de ese lejos primerizo. Y señala, traza las verrugas interiores, los tropiezos y faltas del humano ser que se congrega en el olvido, en lo que ya no es y no será luego de dejar de apacentar la voz que lo inventó, porque fue el verbo encajado luego en el barro.

"La avaricia quedó hecha ruina, ladrada por los perros".

¿En qué camino el Hombre, ese que se levantó del barro siendo barro, comenzó a no ser el que Dios soñó? ¿En qué instante comenzó a atesorar lo que lo imposible hizo posible? ¿Cuándo perdió el rumbo de su polvo interior?

"A mí no me quemarán en sus hogueras", advierte una voz que no acompaña las desviaciones. La poesía va más allá de resquemores, de solicitudes que quebrantan el alma.

Aquel cuerpo edénico, el que la mano de Dios esculpió como artista solitario, se corrompió luego. Se hizo maleable. Débil, enfermizo, tempranamente mortal.

No obstante: "Dios bendiga sus muñones", reza el poeta desde el olor de los leprosos.

Y espera que aquel barro, el que aún se recuerda en las páginas del gran libro y que ahora es otro libro, sea de nuevo el sueño de un paraíso, que perdido como ajustaba Milton, reacomode los huesos de quien destruyó el cuerpo.

"Fuera de los milagros uno siempre está a oscuras".

Con este verso las manos antiguas e invisibles intentan de nuevo amasar el barro de un paraíso que perdura en la imaginación de la poesía.

Alberto Hernández (Maracay, mayo de 2019)

Sobre el autor

Alberto Hernández, poeta, narrador, periodista y pedagogo venezolano (Calabozo, 1952). Reside en Maracay, Aragua. Tiene un posgrado en literatura latinoamericana en la Universidad Simón Bolívar (USB) y fue fundador de la revista Umbra. Ha publicado, entre otros títulos, los poemarios La mofa del musgo (1980), Amazonia (1981), Última instancia (1989), Párpado de insolación (1989), Ojos de afuera (1989), Nortes (1991), Intentos y el exilio (1996), Bestias de superficie (1998), Poética del desatino (2001), En boca ajena: antología poética 1980-2001 (2001), Tierra de la que soy (2002), El poema de la ciudad (2003), El cielo cotidiano: poesía en tránsito (2008), Puertas de Galina (2010), Los ejercicios de la ofensa (2010), Stravaganza (2012), 70 poemas burgueses (2014) o Ropaje (2012). Además ha publicado los libros de ensayo Nueva crítica de teatro venezolano (1981) y Notas a la liebre (1999); los libros de cuentos Fragmentos de la misma memoria (1994), Cortoletraje (1999), Virginidades y otros desafíos (2000) y Relatos fascistas (2012), la novela La única hora (2016) y los libros de crónicas Valles de Aragua, la comarca visible (1999) y Cambio de sombras (2001). Sus ensayos y escritos literarios han sido publicados en los diarios El Nacional, El Universal, Últimas Noticias y El Carabobeño, entre otros. Parte de su obra ha sido traducida al inglés, al italiano, al portugués y al árabe. Con la novela El nervio poético ganó el XVII Premio Transgenérico de la Fundación para la Cultura Urbana (2018).

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