Como en los anuncios de dentífricos
La antepenúltima jornada de campaña se presentaba bajo los efectos del segundo y último debate televisivo, del que, dejando a un lado a los comentaristas hooligans, contra todo pronóstico, el mejor librado fue Pablo Iglesias, que bordó su papel de candidato templado y responsable frente a sus excitados compañeros de atril. Como quiera que Casado recuperó algo de fuelle -tampoco gran cosa- en el cuartel general de Génova se desató poco menos con la euforia, con el segundo de a bordo Teodoro García Egea, más ufano que el día que se alzó en Murcia con el campeonato nacional de lanzamiento bucal de cuescos de aceitunas.
García Egea tenía doble cita ayer en Castilla y León. Por la mañana visitaba plácidamente el Valle del Tiétar, apelando a la concentración del voto en el PP para evitar "que los problemas de Ávila los decidan Otegui y Torra", vamos lo que se dice tirando de brocha gorda. La segunda parte de la jornada, que incluía su participación en un acto organizado por Nuevas Generaciones en una discoteca de Valladolid, a Egea se le torció cuando a primera hora de la tarde el hasta hace nada presidente de la Comunidad de Madrid, Ángel Garrido, detonó la bomba de su fuga a Ciudadanos, renunciando al cuarto puesto de la lista europea del PP para mudarse el decimotercero de la candidatura naranja a la Asambleamadrileña.
Bajo el "sock" de dicho revés apareció Egea por Valladolid, donde tenía que verse las caras con lcasi todos principales actores del vodevil de las listas al ayuntamiento de la capital y a las Cortes. Y ahí estaban Jesús Julio Carnero, Pilar del Olmo y demás ?obviamente también la candidata al Congreso, Isabel García Tejerina- intercambiado con el secretario general del PP las consabidas y fraternales sonrisas, más forzadas y falsas que las de un anuncio de un dentífrico. Pelillos a la mar y somos una piña?
También hubo mucha sonrisa dentífrica a la misma hora en otro lugar de Valladolid, la Cúpula del Milenio, donde se producía otro acontecimiento sideral: El debut de la ex socialista Soraya Rodríguez -20 años ocupando cargos públicos al abrigo del PSOE jalonan su trayectoria política- en su primer acto público en Valladolid bajo las siglas de Ciudadanos, el partido que ha pasado a cobijarla, premiando su desafecto con Pedro Sánchez con uno de los primeros puestos de la candidatura naranja al Parlamento Europeo.
El estreno público del nuevo terno político de Rodríguez que, como no podía ser menos, contó con el padrinazgo de Albert Rivera, constituyó a su vez el acto central de campaña de C.s Castilla y León en estas elecciones generales. Además de los aspirantes a escaño el próximo domingo, se dieron cita casi todos los cabezas de lista a las elecciones autonómicas y un buen número de alcaldables, entre ellos y en primer lugar Martín Fernández Antolín, el ex rector de la UEMC que opta a la alcaldía de Valladolid.
El penúltimo día de campaña tiene como principal protagonista en Castilla y León a José María Aznar -ojo a la sonrisa de éste, que suele ser de hiena- que acude a Burgos en un intento de contener en dicha provincia el trasvase del PP hacia Vox, corriente en el que puede estar en juego un escaño del Congreso.
Y el último día quien acapara el protagonismo de la campaña en esta comunidad es Pablo Iglesias, quien a última hora ha abierto un hueco en su agenda para apoyar a los candidatos de Unidas Podemos por Valladolid y León (días atrás ya celebró un acto en Miranda de Ebro). A media mañana estará precisamente también en la Cúpula del Milenio y luego compartirá una comida con afiliados y simpatizantes en el Conservatorio de León. Espoleado por su buen papel en los debates, Iglesias trata a última hora de salvar los muebles de su partido en Castilla y León, donde los sondeos han dado por perdidos los tres escaños del Congreso (Valladolid, León y Burgos) obtenidos por la coalición en 2016.
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