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Suicidio, un tema olvidado
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por félix lópez, catedrático de psicología

Suicidio, un tema olvidado

Actualizado 10/09/2019
Félix López

Las estadísticas son alarmantes, aunque inciertas, porque siempre ha sido un asunto que se ha querido ocultar

Es seguro que el tema del suicidio no será un asunto electoral (no votan los que se suicidan) y tampoco interesa a la prensa, porque quienes deciden abandonar la vida, no tienen ningún grupo de presión que se ocupe de ellos.

Pero debiera ser un tema social y sanitario importante. Las estadísticas son alarmantes, aunque inciertas, porque siempre ha sido un asunto que se ha querido ocultar. Algunos casos también pueden camuflarse como accidentes.

En España hablan de unos 8.000 intentos y 3.500 suicidios consumados al año. ¿Por qué no nos escandalizan estos datos y nos conmocionan tanto otros, que llenan nuestros telediarios? Los datos nos dicen también que los suicidios son particularmente frecuentes en las personas mayores y en adolescentes. Dos periodos de la vida con grandes cambios y soledades, aunque los problemas que acucian a estos dos grupos de edad son muy diferentes.

El sufrimiento de las personas de edad, su soledad, la pérdida de figuras de apego, sus posibles problemas mentales (depresión, entre otras), las penurias (problemas económicos, conflictos), enfermedades limitantes o muy dolorosas y cansancio de la vida están entre las muchas causas de esta decisión.

En los adolescentes las causas también son muy diversas: el rechazo social por diferentes motivos, el acoso psicológico, el aislamiento, la soledad, la falta de sentido de la vida, las conductas autodestructivas, los problemas familiares o escolares y tantos factores más.

Detrás de cada suicidio hay sufrimientos y dramas vitales que tantas veces generan depresiones o dificultades, que se viven como insalvables.

La decisión de suicidarse suele ir precedida de factores de riesgo, fantasías suicidas y más específicamente intentos de suicidio; pero es una conducta que no siempre es fácil de predecir. Bien lo saben los psiquiatras.

Pero podríamos y deberíamos plantearnos cómo podemos conocer y prevenir las causas, detectar el riesgo y llevar a cabo intervenciones más eficaces.

La familia tiene un rol fundamental, dando seguridad, apoyo, cuidados materiales y afectivos, y aceptación incondicional. También en la vigilancia y control de los riesgos.

Los pediatras, médicos de familia y todos los que hacen entrevistas clínicas, por algún motivo, pueden y deben evaluar el estado de salud física, emocional y mental, las situaciones de aislamiento o soledad y los posibles maltratos; así como ofrecer consejos y ayudas sociales, terapéuticas o farmacológicas.

En la escuela los adolescentes pasan mucho tiempo y, por tanto, los profesores pueden detectar factores de riesgo como el rechazo o maltrato de los compañeros, los conflictos familiares, el aislamiento, los estados emocionales depresivos, el fracaso escolar etc. Detectar los posibles problemas, ofrecer ayudas tutoriales, hablar con la familia de ello y buscar ayudas psicopedagógicas o de especialistas externos puede ser muy eficaz.

Una sociedad más segura, con menos prejuicios, más amable y pendiente de los demás, puede prevenir y detectar a tiempo situaciones y factores de riesgo. Publicitar y apoyar los teléfonos y servicios de ayuda para todo el que la busque es también fundamental.

La vida es corta y muy vulnerable, pero conseguir que todas las personas encuentren razones para vivir y compartir el bienestar con los demás es el camino. Todos debemos intentar conseguir que cada cría que traemos a la vida encuentre un mundo familiar y social acogedor y acabe siendo "biofilo", amante de la vida.

Félix López, catedrático de Psicología de la Sexualidad

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