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Bernardo Montoya confiesa ser el asesino de Laura Luelmo
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joven profesora zamorana cuyo cuerpo apareció el lunes

Bernardo Montoya confiesa ser el asesino de Laura Luelmo

Actualizado 19/12/2018
El Norte de Castilla

Tras un interrogatorio de varias horas, el expreso ha reconocido los hechos

Ha confesado. Bernardo Montoya ha reconocido en las últimas horas ante los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) que es el asesino de la joven Laura Luelmo, desaparecida el miércoles de la pasada semana en la localidad Onubense de El Campillo y cuyo cuerpo apareció el pasado lunes en un barranco.

Montoya, arrestado ayer, se ha derrumbado en la sede de la Comandancia de Huelva donde fue trasladado ayer, según han explicado fuentes de la investigación, que han recalcado que ha admitido los hechos ante el gran número de evidencias en poder de la Guardia Civil. De su confesión, según estas mismas fuentes, no se infiere que llegara a mantener retenida a la chica, cuya autopsia ha revelado que murió entre 48 y 72 horas después de su desaparición. No obstante, este extremo tiene que ser confirmado por los investigadores, que resaltan que Montoya, con un pasado penitenciario muy extenso, ha mostrado «muchas incongruencias e intentos de mentiras» en su declaración.

El detenido, al comienzo del interrogatorio, que ha durado tres horas, comenzó negando los hechos. Conforme avanzó la pasada noche y ya en presencia de su abogado, comenzó a admitir el asesinato, aunque parcialmente. Ya de madrugada -explican los investigadores- ha aclarado casi todos los extremos del crimen, incluido el lugar y la forma en que mató a la profesora zamorana.

Su primera versión sobre el asesinato, que en absoluto se creen los investigadores, ha intentado ser exculpatoria. Ha dicho que se la encontró accidentalmente en las inmediaciones de El Campillo, que mantuvieron discusión que llegó a las manos y que, en el curso del forcejeó, la golpeó. Luego, ha afirmado que llevó el cuerpo en el maletero de su Alfa Romeo negro directamente al barranco de Las Mimbreras, donde el cadáver fue encontrado el lunes por un voluntario de la Cruz Roja. De ser cierto este extremo que la Guardia Civil todavía no ha podido confirmar, la chica habría agonizado durante al menos dos días en el campo.

Tras las confesión, los investigadores tienen previsto realizar en las próximas horas, con el detenido presente, una reconstrucción de los hechos, tanto en el barranco de La Mimbrera, como en El Campillo, donde supuestamente Montoya agredió a la maestra de 26 años.

Obsesionado con Laura

«Montoya se obsesionó con Laura desde que la chica llegó al pueblo», revelaron ayer responsables de la Unidad Central Operativa (UCO). La propia Laura se había dado cuenta de ello al poco de instalarse en el número 13 de la calle Córdoba de El Campillo, una muy humilde casa que había alquilado a una compañera del IES Vázquez Díaz del municipio de Nerva, donde la profesora comenzó a trabajar el pasado 4 de diciembre. En las conversaciones con su novio ya le había avisado de que le incomodaba la forma en que la observaba el «vecino de enfrente». La alerta del novio puso desde el primer momento a la Guardia Civil sobre la pista de Montoya.

En el pueblo conocían su historial

Montoya, que se pasaba el día en la puerta, se había instalado en la vivienda familiar del número 1 de la calle Córdoba el pasado octubre, poco después de salir de la cárcel. La joven profesora de plástica, según explican los agentes, no sabía de los antecedentes penales del vecino cuyas miradas tanto la incomodaban, aunque en El Campillo eran 'vox populi'.

Bernardo Montoya había sido condenado en 1997 por la Audiencia Provincial de Huelva a 17 años y 7 meses de cárcel por asesinar a una anciana de 82 años de edad en diciembre de 1995 en la localidad onubense de Cortegana, a solo 46 kilómetro de El Campillo.

El ahora detenido mató a machetazos a la octogenaria para evitar que declarara contra él tras haber asaltado su casa un año antes para robarle y herirla, en esa primera ocasión, de gravedad. Cuando cumplía la condena, Montoya aprovechó un permiso penitenciario en 2008 para tratar de agredir a una joven de 27 años que paseaba por un parque de El Campillo, hiriendo al perro de la muchacha de una puñalada. Fue condenado entonces por amenazas a un año y seis meses.

Aunque salió en 2015 de la cárcel, solo tardó tres meses en reincidir. Volvió a ser encarcelado por un robo con violencia, y fue condenado a dos años y diez meses que acabó de cumplir solo unas semanas antes de que Laura se mudara a la casa de enfrente suya. Mucha gente del pueblo sabía que Bernardo Montoya se había instalado en El Campillo porque tenía una pena de destierro en Cortegana, donde todavía vive la familia de su primera víctima.

Golpe en la frente

Los especialistas de la UCO que ahora le han arrancado una confesión ahora esperan que el ADN haga su trabajo. El cadáver de Laura presentaba heridas defensivas, con lo que es probable que puedan extraer pruebas genéticas que incriminen a su asesino. El cuerpo encontrado en el barranco de La Mimbrera, según la autopsia, presentaba un golpe en la cabeza que provocó la muerte, aunque quizás de forma no instantánea. La chica, además, tenía hematomas en el cuello, compatibles con el estrangulamiento. Si Laura sufrió abusos sexuales solo la determinará el informe forense definitivo. El cadáver se halló boca abajo, semidesnudo, maniatado y oculto bajo una jaras.

En La Mimbrera, los agentes del ECIO (Equipo inspecciones oculares de Criminalística) no han encontrado, por ahora, ni el móvil ni la cartera ni las llaves con las que Laura salió a correr, lo que hace pensar a los investigadores que la joven fue asesinada en otro lugar y, después, trasladada hasta el abrupto paraje donde se encontró su cadáver. La Guardia Civil ha buscado en las últimas horas entre las basuras del centro penitenciario de Huelva, donde Montoya arrojó unas bolsas el viernes, cuando fue a la cárcel para mantener un vis a vis con una presa.

Los funcionarios ya tienen en su poder el Alfa Romero de color negro que conducía Bernardo Montoya para comparar sus neumáticos con las huellas encontradas en el camino de tierra que conduce al barranco. El hecho de que la última señal del móvil de la chica fuera captada a las 20.00 horas del miércoles de la pasada semana por una antena a 9 kilómetros al norte de El Campillo, muy alejada de La Mimbrera, abona la tesis de que Laura fue asesinada en otro lugar y luego llevada en un vehículo hasta el barranco.

Los agentes de la Guardia Civil, tras la detención del sospechoso, registraron el martes la vivienda de Montoya para intentar recabar pruebas. Los funcionarios también allanaron la casa de Laura.

El detenido fue llevado al puesto de la Guardia Civil de Valverde del Camino, donde los especialistas de la UCO -que también trabajaron en el caso de Diana Quer o el niño Gabriel Cruz y que están convencidos de que el móvil fue sexual- interrogarán a Montoya antes de que sea puesto a disposición de la titular del Juzgado de Instrucción 1 de Valverde, quien ha decretado el secreto del sumario.

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