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‘Tu nombre al alba, mujer’, por Quintín García
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poesía

‘Tu nombre al alba, mujer’, por Quintín García

Actualizado 18/12/2018
Redacción

García recupera el poema a raíz del fallecimiento de Laura Luelmo

Quintín García ha querido recuperar el poema con el que ganó primer premio en el I Certamen Literario 'Antonia García Abad' del Ayuntamiento de Canjáyar, municipio de Almería. Lo hace tras las últimas informaciones sobre el fallecimiento de Laura Luelmo. La Guardia civil se encuentra investigando las causas de la muerte, que al parecer ha sido violenta.

El certamen en el que venció Quintín García con este poema buscaba "sensibilizar sobre la violencia de género, sus raíces y sus consecuencias, así como sus posibles soluciones".

Tu nombre al alba, mujer

Noticiario de las 6 en la RADIO:

Nuevo crimen machista

en la localidad de?

1

No sé decir apenas

el color de tu nombre, Idoia, Gladys, Rosa.

Apenas encendido tu nombre entre los vahos

ácidos del alba y ya roto, herido, tu nombre,

cuando alguien lo pronuncia en la radio

del alba.

No sé decir apenas

el dolor de tu nombre cuando ha iniciado

el sol esta andadura sin luz, sin melodías, y se agrietan

mis labios al querer pronunciarlo y se ahogan

mis ojos en las nieblas aún tan negras del alba.

2

La noche se niega a marcharse: alguien

ha descuartizado tu aliento y clausurado

el tiempo de tu tiempo y amputada

la longitud de tu senda. Alguien

ha borrado del libro de la vida tu vigor, el verdor

de tus manos, la armonía

del Edén, tu manantial,

eternamente.

Y sin tu aliento, mujer,

amiga, hermana, hija, ha quedado

esculpida la noche en las lacias paredes de tu estancia,

de mi estancia. Instalada la noche y sus crespones

por unas manos en sangre, por unos ojos

sin luz. (Que le borren del aire

y regrese a su ser natural: como si

víbora)

3

No, no amanece la noche

porque la luz no quiere oír tu nombre roto, Dora,

Paula, Elena. Y en mi estancia entonces, ya huérfana,

el alba enmudece y regresa a la noche donde danzan

murciélagos horrísonos que se chupan

la sangre que aún se cuela por los bajos

del lecho; se descuelga escaleras abajo, la sangre,

hasta la calle de siempre donde fuisteis

felices, quizás, apenas, nunca. Donde

un coro de hijos ensaya con trombones, fagot

y timbales los gritos metálicos, dolidos,

del Requiem de Mozart.

4

Noche sin gallos de amanecida, solo perros

que aúllan un mantra repetido y repetido:

¡basta, basta, basta!

Noche

de zarzamoras verdes en tu boca, agrias, mujer,

amiga, esposa, compañera del alma, en tu boca

oclusa ya de limos y mordazas, de vacíos, boca

sin hálito ni canto, herida, yerta,

eternamente.

5

Epílogo:

Yo también, como los geranios

escarlata, tristes, que pueblan mi estancia, me quedo

a habitar esta noche huérfano de ti, mientras

digo entre dientes tu nombre, Gina, Belén,

mujer, esposa, amante, Mar, Dora, madre,

hermana, hija, amiga, Elena?

Mientras digo tu nombre escuchado apenas

en la radio del alba y ya roto, herido, yerto,

eternamente

LEMA: Homo mulieri lupus

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