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Clemencia
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ALDEANUEVA DE FIGUEROA

Clemencia

Actualizado 24/11/2018
Redacción

Ayer viernes 23 de noviembre, el grupo de Teatro 'Lazarillo de Tormes' representaba en la iglesia parroquial su montaje 'Teresa, la jardinera de la luz' en el marco del conjunto de actuaciones patrocinadas por la Diputación de Salamanca, rep

En los duros tiempos de la Guerra de la Independencia, en la que los españoles lucharon denodadamente para librarse de lo que se consideraba "el yugo francés", se produjeron episodios catalogados como heroicos, pues se trataba de defender la identidad patria a toda costa. Situaciones que justas o no, siempre se contemplan desde distintos prismas, según la orilla desde la que se mire, dando lugar a crueles enfrentamientos. Aldeanueva de Figueroa, pueblo de la fértil comarca armuñesa de nuestra provincia salmantina, cuenta con su historia de valentía y libertad en aquellas feroces luchas contra el francés.

No deja de ser curioso, cómo el hombre, cuando se ve abandonado a su suerte, levanta sus ojos al cielo sabedor a ciencia cierta, que en esos momentos de peligro, la ayuda tiene que llegar de lo alto. Incluso en situaciones que se podrían considerar "políticamente incorrectas". Porque emborrachar a un pelotón de enemigos, degollarlos después y esconder sus cadáveres antes de ser descubiertos, no parece muy encomiable si no se mira con los ojos de la supervivencia. Y cuenta la leyenda que con tan sólo un toro bravo para arrastrar una carreta llena de cuerpos muertos, los vecinos de Aldeanueva de Figueroa consiguieron su objetivo a tiempo, y dado que san Clemente era el santo del día, a él le adjudicaron su buena Fortuna. Realmente creer firmemente en algo, fortalece, y más aún si ese algo favorece a muchos.

Tan orgullosos se sienten en esta localidad salmantina de su proeza guerrillera, que declararon desde aquel día de hace dos siglos, a san Clemente como su patrón y Benefactor. Y hasta allí se desplazó en una otoñal tarde del 23 de noviembre, el grupo teatral 'Lazarillo de Tormes', para ofrecer a un público entusiasmado su puesta en escena "Teresa, la jardinera de la luz", en la que después de tantas representaciones por toda nuestra provincia y fuera de ella, se deja patente cómo el espíritu luchador de una mujer rompió moldes, saltó barreras y derribó las fronteras que separan a los hombres para ponerse al servicio de todos en nombre de la fuerza suprema en la que creía. Tan sólo una sencilla mujer, monja, en un siglo, el XVI, cerrado, de hombres prepotentes y ninguna misericordia para con los débiles.

Una magnífica construcción del siglo XIV en el que se data la fundación de este pueblo armuñés, es la iglesia en el que sus vecinos se volcaron con un montaje con el que la Diputación ha acertado plenamente en su deseo de darlo a conocer a lo largo y ancho de nuestra provincia. Los escudos nobiliarios de sus muros, nos hablan del dominio de grandes señores en este lugar que lleva en su topónimo uno de los apellidos de aquéllos, Figueroa. Pero el moderno reloj que marca las horas en su impresionante torre, da buena cuenta de la adaptación que estas gentes han sabido hacer a los tiempos modernos. En la representación de "Teresa, la jardinera de la luz", también aparece la figura de una Teresa, que vista desde su humanidad, su feminidad e inteligencia, llega hasta nuestra época fresca, distinta a como se la ha presentado hasta ahora. Su imagen brota de la que sus hermanas carmelitas presentan de ella con una actitud incluso en algunas ocasiones "políticamente peligrosa". El padre dominico subido al púlpito y que tanto busca la herejía de la carmelita, se muestra como el defensor de lo establecido, del poder dominador. Sólo el magnífico y auténtico vestuario que portan los actores y la música renacentista que parece realmente interpretada por Salinas, consiguen la magia del viaje a través de los siglos, pues el guión desborda rabiosa actualidad en sus planteamientos que en nada difieren de lo auténticamente vivido y sentido por Teresa de Jesús.

Confluencia de calzadas, caminos y carreteras, Aldeanueva de Figueroa no podía haber elegido mejor titular para su iglesia que a Santiago apóstol, cuya figura naciera de las manos de un escultor, admirado vecino de la localidad. Y de la mano de 'Lazarillo de Tormes' descubrió los caminos que por el mundo llevaron a una monja a crear nuevos conventos que acogieron a muchas mujeres que como las que la defienden en escena y piden para ella la compasión que tanto la adornara, dieron buena cuenta al mundo de las palabras, escritos y sendas interiores que han conseguido darle más luz. Un mundo por el que Aldeanueva de Figueroa sigue apostando, y al que muestra siempre en comunidad la belleza de sus paseables parajes y las tan numerables fiestas que a lo largo del año dan patente muestra de su alegría de vivir.

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